Ojinaga Chih.- La familia es nuestro tesoro más grande, nuestro patrimonio más preciado. Todas las glorias del mundo pierden su resplandor, si para recibirlas, tuviéramos que perder nuestra familia. La gloria humana no puede compensar el fracaso en la familia.
La riqueza es inútil sin la felicidad de la familia. Sin embargo, ¿Cómo construir una familia feliz? ¿Cuál es el secreto para construir una casa sobre la roca? Fueron algunos de los aspectos que toco ayer el Pastor Heber González, desde el pulpito de la 1ra. Iglesia Apostólica de Ojinaga.
Josué́, el gran líder que introdujo al pueblo de Israel a la tierra prometida, nos da la receta: “Yo y mi casa serviremos a Jehová́”. Josué́ nos ensena algunas cosas aquí́.
En primer lugar, la familia necesita el liderazgo espiritual. Josué́ no dejó a cada miembro de su familia hacer su propia elección. Como timonel de la casa, como cabeza de la familia, eligió́ lo mejor y decidió́ dirigir a su familia por ese camino.
En segundo lugar, la familia necesita unidad. Josué́ no estaba contento en servir a Dios el solo. Josué́ quiso ver a su familia en sus mismos pasos. No podía avanzar y dejar atrás a su familia. El mundo a su alrededor era de un politeísmo pagano. La idolatría y la inmoralidad eran práctica común en esos días. Josué́ hizo la elección correcta y llamó a su familia para acoger esa elección.
En tercer lugar, la familia tiene que establecer sus prioridades. Josué́ sabía que lo más importante para su familia era servir al Señor. Su proyecto más grande de vida no era ser rico o que sus hijos se volvieran ricos y famosos en Israel. Su gloria más grande no era disfrutar de las bondades del liderazgo, sino motivar e inspirar a su familia para servir a Dios.