Este fin de semana cientos de personas instalaron casas de campaña en el río Bravo con la creencia de que EU tenía abierta su frontera
Hérika Martínez Prado}/ El Diario de Juárez
Ciudad Juárez.- Con la creencia de que Estados Unidos tenía abierta la frontera entre El Paso y Ciudad Juárez, pero que la cerraría hoy 18 de septiembre, durante el sábado y el domingo cientos de personas migrantes arribaron hasta el río Bravo/Grande con la intención de entregarse con los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Algunos de los migrantes, principalmente de nacionalidad venezolana, dijeron haber salido de los albergues en los que estaban, ante el rumor de que las autoridades de El Paso estaban recibiendo a la migración irregular, mientras que cientos más llegaron a bordo del tren de carga que recorre el país desde el Estado de México hasta Ciudad Juárez.
“Aquí ya estamos llenos, ésta ya se llenó, ya tenemos aquí a 500, sigan caminando a la 42, está lejitos, agarren un taxi”, pidió la mañana de ayer un agente federal estadounidense a un grupo de personas que permanecían frente a la puerta ubicada a la altura del marcador fronterizo número 28, en donde procesaron a cientos la noche del sábado.
Pese a la advertencia del agente, algunos grupos decidieron instalar casas de campaña improvisadas con sábanas y cobijas atadas del muro de alambre de púas colocado por la Guardia Nacional de Texas, para cubrirse del sol.
Otros grupos continuaron caminando hacia la puerta 42, tratando de cruzar los rollos de alambres, como una familia con un niño en brazos, cuya mujer se quedó atorada mientras un militar texano le gritaba “No, no, no… back, back, you back”, y después la obligó a regresar a México.
“Pateaba los alambres para que ella se regresara”, narró su esposo, quien ya había logrado cruzar las púas con su hijo, mientras que su esposa las estaba cruzando cuando llegó el oficial de la Guardia Nacional de Texas para hacerlos regresar a gritos.
Un fotoperiodista local y un grupo de venezolanos, quienes no quisieron proporcionar sus nombres por temor a represalias, narraron que la noche del sábado otro agente de la Guardia Nacional golpeó a un migrante que cruzó el alambre de púas.
Pese a que los militares continuaban reforzando el bordo estadounidense para impedir que los migrantes llegaran hasta los agentes de la Patrulla Fronteriza, durante sábado y domingo cientos lograron pasar los rollos de alambre y ser procesados por la Patrulla Fronteriza, la cual advirtió que se trata de un cruce irregular y podrán tener consecuencias al ser procesados bajo el Título 8.
Otros aseguraron que ayer sumaban dos días en espera de poder cruzar el río internacional, que en Estados Unidos es llamado río Grande, por lo que peguntaban en dónde podían comprar agua o comida para ellos y sus hijos.
Steven narró que viajó desde Venezuela con su mamá, sus tres hermanos de entre 5 y 12 años de edad y su abuela de 56 años. Dijo que la tarde del sábado él, su mamá y sus hermanos ya habían logrado cruzar el cerco de púas, pero llegó un agente militar y le impidió el paso a su abuela, por lo que él decidió regresarse a México para no dejarla sola.
“Nunca pierdas la fe”, se leía en un tatuaje en su pie izquierdo, el cual tenía todavía la sangre que le salió al cortarse con las navajas de la cerca colocada en los límites de El Paso, por órdenes del gobernador de Texas, Greg Abbott.
Los dos sudamericanos caminaban de un lado a otro del bordo fronterizo, ella descalza y él ensangrentado, en busca de poder reunirse con sus seres queridos.
“Es que nos dijeron que el 18 cierran la frontera, pero está cerrada, mírala na’más, está cerrada”, dijo un padre de familia, quien se salió del albergue en donde les cobraban 100 pesos por persona cada noche.
Ayer, algunos migrantes también preguntaban si era “bueno o malo” entregarse, ante lo cual los grupos se dividieron cuando parte de ellos decidieron cruzar el río y otros se quedaron a esperar en Juárez su cita de CBP One, y unos más que acababan de llegar a la ciudad con niñas y niños pequeños preguntaban cómo poder ingresar a un albergue.