En el análisis del proyecto de inversión 2022 para Chihuahua por parte del gobierno federal nada hay que destacar y se repite por cuarto año el desinterés del presidente López Obrador.
Presenté un punto de acuerdo para que la legislatura de Chihuahua exhorte al Congreso de la Unión a que otorgue un presupuesto federal acorde a las necesidades de Chihuahua y no a lo que proyectan los funcionarios desde sus escritorios en la Ciudad de México.
Demando la solidaridad de los diputados federales de Chihuahua, de todos los partidos políticos, para lograr que tanto el gobierno federal como la Cámara de Diputados, vean la realidad del Estado.
Enfrentamos los chihuahuenses las secuelas de una prolongada sequía, la crisis de salud por el Covid-19, la pésima administración del hoy ex gobernador Javier Corral y un raquítico proyecto de presupuesto federal por cuarto año consecutivo.
El Gobierno federal contempla para el próximo año 101 millones de pesos en el rubro de gasto programable; 338 millones de pesos para concluir la carretera Badiraguato-Parral; 2 mil 203 millones de pesos para organismos descentralizados estatales y 109 millones de pesos para sistemas de agua potable y subsidios hidroagrícolas.
No encontramos más apoyo que beneficie a Chihuahua y, si hay más recursos, el presidente dispondrá de ellos para continuar su esquema electorero.
No estamos en contra del apoyo a los más vulnerables, sino del manejo discrecional y clientelar de los recursos que por justicia le corresponde al Estado.
Hay una marcada discriminación para Chihuahua, no hay voluntad política del presidente López Obrador para contribuir a la solución de la grave problemática que atraviesa el Estado en materia agropecuaria, de salud, infraestructura y de seguridad, por citar unos ejemplos.
La nueva administración estatal enfrenta una deuda pública total que supera los 70 mil millones de pesos y no vemos hasta ahora la solidaridad de la federación, Las obras de infraestructura son factor indispensable para el crecimiento de la economía en su conjunto, para superar la pobreza y la marginación e incrementar la competitividad. Facilitan el traslado de las personas, los bienes, las mercancías y permiten que los servicios de educación, salud, seguridad pública fundamentalmente, lleguen a la población con calidad y oportunidad. La infraestructura es, sin lugar a dudas, factor determinante para elevar la calidad de vida y promover el crecimiento económico.
Con relación al presupuesto de Egresos de la Federación para los Ejercicios Fiscales 2019, 2020 y 2021 rescatamos que en el rubro de Proyectos de Infraestructura hay nula designación.
Vemos preocupante esta falta de atención debido a que en el ámbito económico contar con obras de infraestructura es fundamental para el desarrollo económico de un país, ya que así se promueve la competitividad, y a la par se impulsa este crecimiento de impacto.
En general, los países buscan ser competitivos y convertirse en referentes mundiales en uno o varios rubros, pero para ello deben propiciar el desarrollo de diferentes áreas o campos. La construcción de infraestructura es uno, ya que las vías de comunicación son trascendentales para alcanzar la interconectividad e intermodalidad que las grandes naciones requieren.
No importa si el movimiento de mercancías, productos e insumos se lleva a cabo por vía terrestre, aérea, marítima o férrea, lo relevante es que dichas obras permitan comunicar las diferentes zonas del país, y así crear sinergia entre las industrias, y con la sociedad, de esa manera es como se detonan las cadenas de valor.
La infraestructura tiene tal importancia para la economía que año con año en el Foro Económico Mundial se analiza el Índice de Competitividad por Calidad de Infraestructura, en el cual más de 140 países de todo el mundo son evaluados. Según los resultados de la edición 2019, México cayó dos posiciones en comparación con el año 2018, ya que pasó del lugar 46 al 48.
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