¿Se ha preguntado alguna vez por qué no logra lo que se propone?, De seguro se lo ha preguntado y lo más seguro es que no vuelva a intentarlo por algún temor: Temor a terminar con alguna dependencia, hacia algo o hacia alguien. La palabra éxito está asociada a salir, lograr, terminar y acabar con la dependencia de cualquier cosa. Por ejemplo muchos tienen miedo a terminar una relación donde es abusada o maltratada por temor a quedarse solo (a). Muchos tienen miedo al futuro no llegando a dar los pasos que tienen que dar esperando que las condiciones estén perfectas, es allí lo que se definiría como miedo al fracaso. ¿Quién quiere fracasar? De seguro ninguno, todos queremos tener éxito. A veces en la vida para tener éxito debemos darnos el permiso de” fracasar”. Del “fracaso” podemos sacar varias enseñanzas pero, la primordial es esta: aprendemos como no hacerlo de esa forma.
Ahora, ¿Puede ver claramente qué es lo que impide que usted no logre lo que se propone? ¿Qué lograría si no tuviera miedo? Una de las razones por las cuales no alcanzamos nuestros sueños es el temor a fracaso. Algunas personas dicen querer triunfar en la vida y tener éxito, pero al mismo tiempo sabotean sus propios proyectos de muchas maneras por medio de la postergación, no tener tiempo o no tener los recursos, en fin se crean límites, límites que están en su mente. Otras personas comienzan a dar los pasos y cuando las cosas no salen como ellos quieren, escuchamos la famosa frase “lo importante es que lo intenté” y se quedan allí. El intentarlo es bueno, pero no basta, necesita cambiar su actitud.
Tienes todo lo que puedas necesitar: tiene la vida, talentos, experiencias, ganas de salir adelante, pero sobre todo, puedes contar con Dios. El hecho de “fracasar”, no significas necesariamente que es un “fracasado”. El fracaso no es su identidad, su verdadera identidad es que tú eres quien Dios dice que eres, eres creado por Dios a su imagen y semejanza, por lo tanto, eres creado para cosas grandes.
Le animo a soltar tus miedos: el miedo a crecer, el miedo a cambiar, el miedo a la inseguridad, el miedo a la soledad, el miedo a la envidia, el miedo al qué dirán, el miedo a lograr, el miedo a perder, tantos miedos le han dejado paralizado. Haga suya la Palabra de Dios que dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7)
Nada gana con lamentarte, nada gana con quejarte, nada gana con decir no soy capaz, no puedo, no tengo, pobrecito de mí, la vida ha sido cruel conmigo, nadie me ama. Nada, absolutamente nada gana con ese tipo de pensamiento derrotista. Cambie sus pensamientos, conviértalos en victoria. Empiece por ver sus fortalezas y habilidades. Cada Día, Dios nos da una nueva oportunidad de Comenzar de Nuevo, porque nuevas son sus misericordias cada mañana (Lam. 3:23)
Dejemos atrás el pasado, y aunque ese pasado dolido, agradecemos a Dios aquellas experiencias que nos hicieron crecer y madurar de una u otra forma. Dejemos de tratar de ser nosotros quienes conduzcan o manejen el destino, lo mejor de la vida será cuando podamos dar el lugar de conductor a Dios y nosotros simplemente dejarnos guiar por El. Dice su Palabra en el salmo 37:5 “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en Él; y Él hará”.
Nunca es tarde para Volver a empezar. El camino y la vida inician nuevamente con Dios, por su gracia y misericordia. Dígale adiós al pasado comience de nuevo, deje temores y malas experiencias de otros tiempos en el olvido. “Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado” (Is. 43:18) Ahora mismo puede ser el mejor tiempo de su vida sin importar las circunstancias que le rodean. 2Corintios 5:17 dice: “Por tanto si alguno está en Cristo, es una nueva criatura: las cosas viejas pasaron ya, he aquí que todo se ha hecho nuevo”.
Pídale a Dios: “Señor, enséñame a soltar los miedos y a ver todo lo que tú puedes hacer en mi vida. Quiero pedirte que tú seas el que tome el control de mi vida. Ayúdame a comenzar de nuevo”. Y crea que su vida dará un giro muy especial, simplemente, su vida no volverá a ser igual.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo
Pastor J. Andrés Pimentel M.