-Otra causa de dolor más para los paisanos
-Expulsados en México por la falta de oportunidades
-Ahora por una política racista
«No estamos a favor de estas deportaciones pero si se llegan a dar… vamos a recibir a los mexicanos y mexicanas que lleguen a nuestro país y vamos a solicitar a Estados Unidos que, en la medida de lo posible, los migrantes que no son de México puedan llevarlos a sus países de origen y, si no, nosotros podemos colaborar a través de distintos mecanismos»: Presidenta Claudia Sheinbaum.
El anuncio de las medidas antimigrantes, que seguramente aplicará Donald Trump al tomar posesión por segunda ocasión de la presidencia de los EU, ha sembrado, no solo inquietud e incertidumbre en millones de compatriotas allá, sino también en México.
No solo son las medidas que deban tomarse para recibir a quien sabe cuántos repatriados, cuyas vidas adquirieron normalidad allá, sino que centenares de miles de familias se verán expuestas a una segunda o tercera generación de separaciones.
Ya desde hace más de una década esta era la tendencia de los gobiernos norteamericanos:
«Los mexicanos repatriados por el gobierno de Estados Unidos tienen un nuevo perfil: la mayoría residían en estados alejados de la frontera, muchos de ellos tenían una larga estancia en ese país y eran los jefes de familia. Tan sólo el año pasado, casi la mitad –el 48.8%– de los deportados por el gobierno estadunidense al país tenían una larga estancia en el vecino país». (Nota de Rocío Gallegos, El Diario/Juárez, 14/7/14).
Además, ha obligado al gobierno mexicano a tomar medidas por la inminente llegada de decenas de miles de compatriotas, situación para la que no estamos preparados, y si no hay la estructura necesaria para recibirlos a ellos, menos si se le suman las otras decenas de miles de otras nacionalidades que serán expulsados y que lo serán, seguramente, bajo los mismos mecanismos aplicados por Trump en su anterior gobierno, en el que la administración de López Obrador fue obligada a actuar como el “tercer país”.
Esto es, que los migrantes de otras nacionalidades, expulsados por EU, fueron enviados a México -sin tener éste ninguna obligación- bajo el programa “Quédate en México” a esperar la resolución de las autoridades norteamericanas sobre su estatus migratorio.
López Obrador se opuso inicialmente, como Claudia ahora, y después aceptó situación tan irregular, lo que el actual gobierno ha decidido hacer.
«Ya habrá tiempo de hablar con el gobierno de Estados Unidos, si realmente ocurren estas deportaciones pero aquí los vamos a recibir, los vamos a recibir bien y tenemos un plan», afirmó la presidenta.
Por añadidura, la migración procedente del sur agravará lo que será de por sí una muy inquietante situación pues la primera caravana migrante de 2025 partió de Tapachula, Chiapas, en las primeras horas del nuevo año, con cerca de 2 mil personas que pretenden cruzar a Estados Unidos antes del 20 de enero, fecha en que Donald Trump asumirá la presidencia de ese país. (Nota de Iris Velázquez, Reforma, 2/1/25).
Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), calcula que serán «cuatro millones de mexicanos los que van a ser deportados o son presuntamente deportables a partir del 20 de enero». (Ibídem).
Fue más allá, pues asentó que (algo que muchos comparten en Centro y Sudamérica) la política migratoria mexicana, con las acciones implementadas a través del Instituto Nacional de Migración (INM), la frontera sur se ha convertido en una «cárcel migratoria, en la que el Estado mexicano quiere convertir a Tapachula». (Ibídem).
Pero lo hecho por Trump en 2017, ilustra que el futuro inmediato podría rebasar a las autoridades mexicanas si continúa criminalizando la entrada irregular a Estados Unidos, lo que resultó en la separación de miles de familias migrantes; asimismo, es probable que insista en la terminación de la construcción del muro a lo largo de la frontera con México y, es seguro, porque ya amenazó en ese sentido, en la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas, no solo por el tema fentanilo, sino por el migratorio.
El muro no se terminó porque, en la práctica, AMLO construyó uno humano con los contingentes de la Guardia Nacional para contener los flujos migratorios, particularmente de Centroamérica.
Así que, además de los mexicanos repatriados, nos llegarán de muchas otras nacionalidades, a la espera, ahora, no de la ‘normalización’ de su estado migratorio, sino de que el gobierno de Trump le envíe al mexicano los recursos necesarios para que los regresen a sus países.
Así, a matacaballo, los gobiernos, el de México y los de las entidades fronterizos muy en primer lugar, y luego, las que probablemente recibirán un flujo mayor de paisanos repatriados (Michoacán, Oaxaca, Guanajuato, Veracruz, etc.) se preparan para recibirlos.
El problema y ese es sólo uno de los muchos que se presentarán es la falta de recursos para hacerlo, aspecto en el que el gobierno de Claudia Sheinbaum deberá actuar radicalmente distinto al de su predecesor.
Que elogie hasta la saciedad al tabasqueño, pero deberá enviar los millonarios recursos para que los gobiernos municipales y estatales puedan hacerle frente a tal situación y hacer algo más que la puesta en funcionamiento del botón de alerta, que remitirá el mensaje urgente a los consulados y sus familiares, de aquellos mexicanos que se enfrenten a una detención inminente.
No serán pocos.
De acuerdo con el Consejo Estatal de Población, es posible que para finales de enero lleguen a Juárez 2 mil 500 mexicanos deportados de Estados Unidos, cifra que seguramente tomó en cuenta que entre enero y noviembre de 2024, las autoridades migratorias estadunidenses repatriaron a 190 mil 491 mexicanos, según la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación y que, según el Washington Post, de los 11 millones de migrantes indocumentados que viven en Estados Unidos, al menos cinco millones son originarios de México.
Además, que a pesar de que los “encuentros” de mexicanos con autoridades migratorias en la frontera entre México y Estados Unidos se han reducido desde 2022, siguen siendo la principal nacionalidad de los detenidos y en lo que va del año fiscal de EU (que va de octubre de 2024 a septiembre de 2025), el 33% de los 200 mil 525 “encuentros” de la dependencia migratoria de ese país fueron de migrantes de nacionalidad mexicana.
Las cifras de la ‘diáspora’ mexicana ilustran claramente la dimensión de la tragedia nacional, ni siquiera atenuada por los gobiernos de la 4T: Los mexicanos representan, hasta octubre del año pasado, el 56% de la inmigración indocumentada en EU (6,1 millones) y en 2023 eran aproximadamente 38.8 millones de residentes en EE. UU, lo que representa alrededor del 10.8 % de la población estadounidense.
Muchos de ellos serán deportados, sus familias se desintegrarán y millones de sus familiares, acá en México, verán desaparecida una muy importante fuente de ingresos, la que creció a niveles no conocidos en los últimos años.
Se verán mermadas las esperanzadoras caravanas de los modernos «santacloses» que, año con año, especialmente en las fechas navideñas, transitaban de norte a sur del país, procedentes de los EU, cargados de infinidad de regalos, enseres, mercancías y juguetes para sus familias.
Además de que se verán mermadas, de manera significativa, las remesas de dólares que han hecho y que los han convertido en los ocupantes del segundo lugar mundial por ello, solo abajo de la India.
De acuerdo con el Anuario de migración y remesas que elabora BBVA con el Consejo Nacional de Población, México ocupa el segundo lugar después de la India, que tiene una población de mil 441 millones de habitantes, poco más de diez veces más que la mexicana!
Proporcionalmente ningún otro grupo humano envía tantas remesas a su país de origen.
Entre enero y septiembre del 2024, México recibió 48 mil 386 millones de dólares por concepto de remesas, lo que representó un aumento interanual del 2.8%.
Proyectada esta cifra al final del año, habrán llegado 64 mil 488 millones de dólares, lo que al cambio actual representaron 1 billón 328 mil 452 millones de pesos, algo así como el 15% del presupuesto del gobierno federal de este año.
«Si bien este envío de divisas ayuda a las familias en el país, es el reflejo de una economía poco dinámica que no genera empleos suficientes para su población, ni ingresos suficientes para suplir las necesidades y servicios básicos». (Nota de José Avila Muñoz, Expansión, 16/12/24).
Los chihuahuenses no estaremos ajenos a la inminente disminución pues entre enero y septiembre del 24, Chihuahua recibió mil 107 millones de dólares. (Información de Claudia Valenzuela, El Diario, 4/1/25).
Sin embargo, esa cifra es menor en el 9% a la llegada en el mismo lapso del año 2023, lo que obedece, según el presidente de Chihuahua Futura, Sergio Mendoza, «al menor ritmo de crecimiento que experimentó la economía de Estados Unidos en el primer semestre de 2024». (Ibídem).
Tristes serán los primeros meses del nuevo año.
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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