Reflexiones en torno al Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información
Desde 1969, cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de las Telecomunicaciones; sin embargo, fue hasta 1973 cuando dicha celebración quedó instituida de manera oficial. Luego, a petición de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, la Asamblea General de la ONU estipuló que el 17 de mayo también se celebrara el Día Mundial de la Sociedad de la Información.
Fue así como, a partir del año 2006, comenzó a celebrarse el Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información. Un día que, de acuerdo con la ONU, debe servir para sensibilizar sobre los beneficios que ofrece el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
En ese contexto, y con la paradójica ayuda de la emergencia sanitaria causada por la actual pandemia, es que la idea e intención implícita en la celebración del día mundial que en esta ocasión nos ocupa adquiere mayor relevancia y pertinencia en todos los ámbitos, esferas, sectores y aspectos de la vida pública y privada de la sociedad.
Y es que considerando que -para este año- el tema central de atención es el de hacer énfasis en la función que han desempeñado las TIC en materia de desarrollo inteligente y sostenible en los campos económico, medioambiental y social, no queda ninguna duda de que hoy, más que nunca, es necesario reflexionar sobre la imperante necesidad de reducir la brecha digital, cuya magnitud real ha quedado en evidencia a raíz de la emergencia sanitaria mundial.
Por ejemplo, de acuerdo con el estudio “El estado de la digitalización de América Latina frente a la pandemia del COVID-19” desarrollado por el Banco de Desarrollo de América Latina, la brecha digital es el primer obstáculo para enfrentar las Covid-19 en la región; particularmente, porque esa brecha se ha agravado a consecuencia del aislamiento social, la marginalización de la población en el uso de Internet e, implícitamente, por el incremento exponencial del denominado home office.
Con los datos mostrados en dicho estudio, también se deduce que la carencia de estrategias de resiliencia digital en los distintos sectores de la sociedad- ha sido un factor determinante de la lentitud y dificultad para contener la propagación de la COVID-19. De ahí que la emergencia sanitaria en América Latina se haya extendido; revelando, en algunos casos, una crisis sistémica y multidimensional.
El caso es que, tomando la pandemia por el lado amable, estamos ante una situación que -de una u otra manera- brinda la valiosa e irrepetible oportunidad de contribuir en el mejoramiento o estabilización de los ecosistemas digitales y en el fortalecimiento de sociedad de la información y del conocimiento.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho recientemente por secretario general de la ONU, Antonio Guterres: “La tecnología de la información puede ofrecer un rayo de esperanza, pues con ella miles de millones de personas de todo el mundo pueden estar conectadas. Durante la pandemia de COVID-19, estar conectado es más importante que nunca”.
Aída María Holguín Baeza
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