Estamos estrenado el primer domingo del año. Primera semana del año. Primer mes del año. Y aún seguimos escuchando ¡feliz año! Seguramente nuestras expectativas son muchas. Y en verdad deseamos que sea un ¡feliz año! Pero qué tal si en lugar de feliz, sea un ¡año bueno! Pareciera casi lo mismo, pero hay una gran diferencia. Pareciera que ser feliz lo es todo en la vida, e inclusive lo hacemos nuestra meta. Pero en verdad, ser feliz no lo es todo.
Tener una vida feliz está asociado con recibir. Tener una vida significativa está asociado con dar. La felicidad sin significado en cierta manera puede parecer superficial e incluso egoísta, en la que todo está bien, las necesidades y los deseos son satisfechos sin dificultad y las complicaciones son evitadas. La gente feliz obtiene su alegría de recibir, mientras que la gente que tiene una vida significativa obtiene su alegría de dar a otros. Dice en hechos 20:35 “…Más bienaventurado es dar que recibir”
Tener un “feliz año” es bueno, pero un “buen año” es mejor. La palabra bueno tiene un significado especial en la biblia. La primera vez que encontramos esta palabra es génesis. Después de cada día de creación, Dios ve su obra y la proclama buena. Y no sólo eso, sino que cuando Dios completó su obra vio todo lo que había hecho y “he aquí que era muy bueno” (Gen. 1)
¿De qué forma era bueno? Porque cada parte de la creación cumplía con el propósito con el que fueron creadas por Dios; cada parte era buena porque era lo que debía ser.
Este es el profundo significado de la palabra bueno cuando es aplicada a nosotros y a nuestras vidas. Somos buenos cuando logramos nuestro propósito de vida con el que fuimos creados. Nuestra vida es buena cuando en ella se cumple lo que tenemos que hacer. Cuando cumplimos con nuestro propósito, tenemos una vida feliz.
Muchos invierten tiempo, fuerzas y recursos por ser felices, pero generalmente no lo son, siempre sentirán que algo más les hace falta, y es simple, no conocen su propósito de vida. Año tras año hacen listas de “buenos propósitos” para ahora sí ser felices este año. Y en verdad lo único que hacen es postergar la felicidad.
Cuando la palabra de Dios nos dice que es “Más bienaventurado es dar que recibir.” Nos dice que es de mayor bendición cuando damos, aunque cuando recibimos es de bendición para nosotros. Pero cuando damos sin esperar nada a cambio, cuando damos en forma de agradecimiento por algo que nos hayan hecho, o simplemente por gusto, somos “bienaventurados” Bienaventurado, bíblicamente hablando, quiere decir “doblemente feliz”
Si nuestras metas de año son terrenales, entonces sin duda mejor es recibir, pero si nuestras metas tienen que ver con nuestro propósito divino, entonces nos dará gozo dar. Esto, sin duda, implica un cambio profundo de pensamiento y actitud.
Dar significa que es una entrega a otro. Entonces demos al necesitado, demos a los que en algún momento dado de nuestra vida nos dieron a nosotros. Y más que todo, demos amor, paz, comprensión y palabra de bendición a todo el que nos rodea.
Creo que nuestro anhelo mayor debería ser una vida buena, y en nuestra búsqueda de una buena vida descubriremos la recompensa de la felicidad verdadera
Entonces mi estimado lector, deseo es que este año este sea un “BUEN AÑO”
Pastor J. Andrés Pimentel M.