La semana pasada en un programa en vivo, Los Analistas, el tocayo Luis Froylán Castañeda le preguntó al Senador Gustavo Madero Muñoz su opinión sobre la fractura interna del PAN con motivo de la ofensiva de Javier Corral contra la Alcaldesa Maru Campos. La respuesta del legislador tomó por sorpresa a muchos y no sólo al propio entrevistador: “esos panistas son ratoncitos miedosos”.[1]
Ése fue el primer aviso; a renglón seguido, en los días posteriores se sumó jubiloso, sin pudor ni rubor, a las giras de trabajo de su padrino el Gobernador: primero fue la cabalgata villista, en una gira por Parral (haga de cuenta Chelelo y el Ratón Vaquero), y después los municipios de Chínipas y Zaragoza;[2] días antes había afirmado con todas sus letras, en un programa de radio, que sí aspiraba a convertirse en “el candidato del Gobernador”.[3]
Días más tarde, “los ratoncitos miedosos” —como los fantasmas, que se “materializan” merced al ectoplasma— cobraron cuerpo y forma: Carlos Reyes López, Enrique Terrazas Torres, Guillermo Luján Peña, Martín Vargas Téllez, Humberto Olivas Caraveo, Carlos Angulo Parra, Jeffrey Jones Jones y Leopoldo Lozano Calderón, fueron algunos de los pseudoroedores que hicieron acto de presencia para decir que en esta coyuntura, era necesario para los actores políticos panistas “tomar consciencia de la responsabilidad que llevan sobre sus hombros”.[4]
Ésa es, como luego se dice, una llamada de obispo; la locura fratricida que campea libre por los corredores de Palacio no la para nadie; para ello, sería necesario que el orate fuera capaz de pensar como el común de los mortales y no es así.
Ungido por la predestinación (en su locura infame, muy similar a la de AMLO, es posible que crea que el “dedo de Dios” se distrae a ratos y, en vez de escribir el eterno destino de la Patria, se ocupa de redactar la biografía propia), como un nuevo Cayo Petronio (“Arbiter elegantiae”, en la época de Nerón ¡Ay, miren, otra casualidad!), el loquito pontifica y, a dedo, distingue entre buenos y malos.
Si quieren salvarse del escoraje —y, de paso, salvar a Chihuahua de la tragedia monumental de que MORENA se haga con la gubernatura en el 2021—, los panistas sólo tienen una salida (muy fácil además): mandar al alienado, literalmente, al carajo; acordar entre ellos y ponerse a trabajar. Sí, sí, sí, sí, déjense de cartitas que todos leen y nadie entiende ni, muchos menos, van a atender. Siéntense todos, Municipio por Municipio, Distrito por Distrito, y resuelvan sus diferencias de cara al proceso electoral del año que entra.
Aíslenlo, dejen solo al desequilibrado en su intento huero de quemar adversarios, hundir flotas, devastar ciudades y aniquilar mundos; en tanto, pónganse de acuerdo en quiénes, cómo, dónde y cuándo; sólo así podrán demostrarle a Maderito y a su amo que ratona… ratona su tiznada madre.
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Luis Villegas Montes.
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