«Nos toca consolidar la transformación y seguir avanzando, dijo ayer la candidata presidencial por Morena en Ciudad Juárez… Vamos a ganar el 2 de junio y vamos a guardar el legado del presidente López Obrador». (Nota de Pavel Juárez / El Diario, 3/3/24).
¿Quién asesorará a la aspirante? Justamente en la ciudad a la que peor trató uno de los preferidos -Javier Corral- de la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, en uno de los problemas centrales de ésta, la abanderada morenista vino a rascarle a la herida de los juarenses:
“Ya me puse de acuerdo con el próximo alcalde de Juárez (¿y por qué no mencionó por su nombre al actual alcalde, quien busca la reelección, Cruz Pérez, ¿Por no herir a Corral?), quiera o no quiera la gobernadora, va a haber transporte público en Juárez…”. (Ibídem).
¡Cómo!
Pero si quien lo echó a perder -más ‘pior’ de como estaba- fue precisamente su chihuahuense preferido. Sí, aunque no lo quiera creer la mayoría de los morenistas, ese es Javier Corral.
Po’s si el transporte urbano de Juárez es el que en más malas condiciones dejó el exgobernador, al grado de que las principales vías de esta ciudad fueron las que más resintieron su «benéfica» obra gubernamental.
¡Dejó un tiradero y ahora Claudia, como si Maru fuera la opositora a mejorar el transporte urbano, le lanza el «quiera o no quiera» ella le pondrá mano, de llegar a la Presidencia de la República.
Si el que no quiso dotar de un transporte urbano decente a Juárez es a quien trae como asesor de cabecera en ¡Materia de anticorrupción!
¿Po’s qué le ve la cúpula morenista a Corral, que la mayoría de los chihuahuenses no?
¿Será que somos, como lo dijo en alguna ocasión, engolando la voz, que ‘aldeanos’?
¿No estarán pecando de soberbia los integrantes del equipo de la morenista?
¿De veras se creen eso de que lleva una ventaja de, por lo menos, 20 puntos en las encuestas? ¿Y por eso se darían el lujo de despreciar los votos que alcance la oposición en Chihuahua?
Al fin y al cabo dirán que como el padrón electoral de Chihuahua es bien chiquito por lo que en los resultados finales poco pesarán las decenas de miles de votos que los opositores obtengan, por encima de los de la coalición gubernamental.
Pueden fallarles las cuentas de la lechera.
Pero ese es otro tema. A él iremos adelante.
¿A quién se le ocurre nombrar como coordinador en el tema de corrupción al exgobernador?
¿Acaso desconocen que en la cárcel está el exvocero corralista -Antonio Pinedo-, acusado del desvío de 9.3 millones de pesos por otorgar contratos a su pareja sentimental, sin duda uno de los hombres más cercanos al paseño, y uno de los de más añeja amistad?
¿Que anda prófugo el execretario de Finanzas y que el exsecretario de Salud está en las negociaciones para convertirse en “testigo protegido”, y ha sido acusado ante un juez por uso ilegal de facultades y atribuciones, por disfrazar un crédito, sin pedir permiso al Congreso, por 400 millones de pesos?
Todo lo anterior, como le encantaba a Corral expresar, bajo el manto de la impunidad, en este caso la generada por el probable “Zar anticorrupción” del hipotético gobierno sheinbaumista.
¿Bajo qué argumento de la civilidad democrática podría hacerse acompañar la que se considera -por lo menos públicamente- como próxima presidenta, por alguien que está bajo proceso penal por el delito de tortura, como lo es Francisco Rodríguez, el fiscal en Derechos Humanos de la administración corralista y que aparece, ahora, en Morena, como parte del equipo de Corral en el combate a la corrupción, si se logra el 2o Piso?
¿Es que acaso el manto de la impunidad crecería, de la Chihuahua corralista al ámbito federal, bajo ese gobierno?
Y es que contra el exfiscal derechohumanista, Francisco González, detenido por la FGE, se presentaron 12 denuncias por tortura cometida contra exfuncionarios, durante la Operación Justicia del exgobernador Javier Corral, se investigan actualmente en la Fiscalía General de la República, pues la dependencia federal atrajo el caso.
Más.
«Un estimado de 958 millones de pesos habrían costado al erario del estado de Chihuahua los presuntos actos de corrupción de cuatro exfuncionarios corralistas, cuyos casos están judicializados. Sin embargo, actualmente son 18 los exfuncionarios de la anterior administración que se encuentran procesados, prófugos o bajo investigación…». (Nota de Francisco Córdova / El Diario, 3/3/24).
Como muchos otros gobernantes, Corral tiene una extrema debilidad por sus amigos pues, todos los que hoy enfrentan procesos judiciales, fueron de los más cercanos.
En ese caso está Juan Pedro S. R., exdirector del Instituto del Deporte, a quien se acusa de distraer cerca de un millón de pesos que desvió para favorecer a la empresa propietaria de una Liga de Basquetbol, de la cual era socio.
Entre los señalamientos, aún no judicializados (es decir, colocados bajo la jurisdicción de un juez) hay algunos en contra del prófugo exsecretario de Finanzas por no haberle transferido, “entre los años 2020 y 2021, recursos a la Fundación del Empresariado Chihuahuense (Fechac) y a la Cruz Roja, por más de 450 millones de pesos”, por un total de 548 millones de pesos. (Ibídem).
Hay un caso todavía más grave y lesivo, no sólo para Pensiones Civiles del Estado, sino para la salud de sus casi 100 mil derechohabientes, pues el gobierno de Corral recaudaba las cuotas de los trabajadores del Gobierno del Estado y/o de la UACh y no los transfería, ni oportunamente, ni en las cantidades recaudadas a Pensiones, lo que agravó la crisis preexistente de la institución.
En esas operaciones tienen igual responsabilidad el exgobernador y su secretario de finanzas.
No sólo esos recursos ‘jinetearon’, también los de los salarios de los trabajadores del Colegio de Bachilleres, en varias ocasiones, además de, en distintos momentos, algunas prestaciones y bonos, tomando, para las finanzas estatales los recursos que la Federación aporta a los trabajadores de esa institución, de ahí los constantes conflictos vividos entre los trabajadores y los directivos.
Podrá alegarse, en defensa de los acusados y del hipotético zar anticorrupción, que esos recursos no los tomaron para sí, pero de que fueron corruptelas, merecedoras de sanciones penales y administrativas, lo fueron.
Bueno, pues quien mejor lo expresó fue la candidata al senado de Fuerza y Corazón, Daniela Álvarez:
«Votar por Morena (en Chihuahua) es votar por Corral».
Y vaya que los votos de las entidades con menos electores serán de los más valorados en la noche del 2 de junio.
Pueden, o no, creerse las encuestas del momento pues ya se están convirtiendo en un artículo de fe; lo cierto, para el escribiente, es que la oposición tiene la ventaja verdadera en la CDMX; que la elección en el EdoMex se aprecia empatada; que en Veracruz la candidata morenista, Rocío Nahle, se despeña; que Puebla está inmersa en una muy apretada contienda y que solamente en dos de las entidades con los mayores padrones electorales -Chiapas y Oaxaca- Morena se ve claramente con ventaja.
Jalisco se cuece aparte.
Ahí se empieza a apreciar la evidente decisión del grupo dirigente de Movimiento Ciudadano (MC) en la entidad por separarse de la candidatura del candidato impuesto por la dirigencia nacional, Jorge Álvarez Máynez, y empiezan a cundir anuncios espectaculares en los que, de plano, se llama a votar por Pablo Lemus, candidato a gobernador de MC, y por Xóchitl Gálvez.
Si a lo anterior se le suma que la oposición aparece con ventaja en Yucatán, Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes, Morelos y Chihuahua, las votaciones ventajosas que obtengan en estos estados podrían significar la diferencia en la elección presidencial.
A lo anterior súmenle los errores que cometan los gobernadores morenistas como Rubén Rocha (y sus dichos «son cosas que pasan»), de Sinaloa, Layda Sansores (y su crisis policíaca), o el de Zacatecas, más lo que falta.
Por eso se antoja demasiada soberbia haber postulado a Javier Corral, aunque, para desventura morenista, no es el único caso, Morena está plagado en el país de estos casos, uno de ellos, el de la asesinada candidata a la alcaldía de Celaya, Gisela Gaytán, quien unas horas antes de su fallecimiento tuvo que arrostrar críticas de las bases morenistas por su muy reciente pasado priista.
Otros casos: En la alcaldía Magdalena Contreras (de la CDMX) la militancia morenista va a tener que apoyar a un candidato que ya fue alcalde por el PRI, o como en Coyoacán, que la candidata morenista ya lo había sido dos veces antes, ¡pero por el PRI!
¿En dónde, en dónde está el viejo PRIAN?
De caravanas a caravanas.- Pues vaya que los ex mandatarios chihuahuenses tienen afición por las caravanas.
Mientras Fernando Baeza efectuó la suya al término de su mandato para defenderse de la pretensión del gobernador Barrio de encarcelarlo. No pasó nada, la caravana llegó a las puertas de Palacio y la denuncia murió.
Años después, el gobernador Corral efectuó la suya, pero para meter a la cárcel a César Duarte. Ahora, seguidores de éste efectuaron la suya para pedir su liberación, a causa de sus múltiples padecimientos.
Las paradojas: Quien la lideró es quien se desempeñara como Síndico de Parral ¡Bajo las siglas de Morena!, -José Ildefonso Caro-, las mismas de quien ahora es su candidato a senador, el perseguidor de Duarte, o de quien es el candidato morenista a diputado federal por el distrito 8, de la capital, Marco Adán Quezada, quien estuviera a minutos de ser encarcelado por Duarte, si no fuera por la eficaz gestión del dirigente priista, Manlio Fabio Beltrones, quien intercedió ante el entonces gobernador para que lo liberara.
¡Ah cuántos enredos! ¿No pudieran regresar al pasado, de cuando eran excepcionales los cambios de militancia partidaria de sus más ínclitos dirigentes y funcionarios?
Así, Corral hubiese estado obligado a militar en el mismo partido que Maru, y la gobernadora con Miguel La Torre y Cruz Pérez Cuéllar y, a su vez, éste con otro de sus compadres, Rogelio Loya.
Y Marco Adán Quezada con César Duarte.