En medio de una candente polémica entre el gobernador Corral y el presidente López Obrador, “el gobernador de Texas, Greg Abbott, gobernador de Texas, anunció hoy que México cumplirá con sus obligaciones con el estado bajo la Utilización de las Aguas de los Ríos Colorado, Tijuana y del Río Grande (Tratado de Aguas), el cual fue firmado el 3 de febrero de 1944”. (Nota de Staff, El Diario de El Paso, 22 de octubre 2020).
El pago de los compromisos de México se hará con lo precisado en el Tratado Internacional de Límites y Aguas (TILA) de 1944, argumento presentado por los dirigentes de los usuarios de los distritos de riego desde las primeras semanas del año, justamente antes de que se iniciara el presente conflicto, el que ha arrojado cuantiosas pérdidas económicas en la región centro-sur del estado, además de la muerte de Jessica Silva y las graves heridas a su esposo, Jaime Torres.
Además, el nivel del agua contenida en las presas Vírgenes, Boquilla y Granero sólo garantiza, quizá, el 45% de la necesaria para el ciclo 2021.
“Este jueves, los funcionarios firmaron un acuerdo, denominado Acta según el Tratado de 1944, para que México cumpla con sus obligaciones del Tratado antes del final del ciclo mediante la transferencia de agua mexicana a los Estados Unidos en los embalses internacionales Amistad y Falcón”. (Ibídem).
Habrá que decirlo claramente, lo que hoy ocurre es el resultado de un totalmente equivocado manejo del agua por la directora de la Conagua, Blanca Jiménez, la que proyectó una entrega de agua sin sustento, ni en lo jurídico (de acuerdo con el TILA), ni en las posibilidades reales de contar con los volúmenes de agua que proyectó.
Tales proyecciones fueron avaladas por el gobernador de Chihuahua, Javier Corral, entre otros, cuya actitud cambió, obligado por las movilizaciones de los productores agrícolas y a quien, equivocadamente, el presidente ubica como el hacedor de las protestas de los usuarios del agua de las presas y a quien, todavía en la conferencia mañanera del jueves 22 culpó de la no entrega del agua, por “politiquerías” y tratar de ubicar a su candidato a la gubernatura.
Bueno, pues todavía en esa conferencia, el presidente se basó en dos afirmaciones totalmente falsas, tanto de la Directora de Conagua, como del Subsecretario de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco: Primero dijeron que se había logrado un “acuerdo” con EU para terminar de pagar el agua del quinquenio mediante el uso de las reservas de las presas internacionales, cosa que simplemente tenían que proponer los funcionarios mexicanos acreditados en la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) y; dos, que las proyecciones de los pagos de agua, exhibidas por el subsecretario Velasco y avaladas por la directora Jiménez, se basaban en que hubiese una precipitación pluvial promedio.
Como sabemos, no fue así, por lo tanto, la Conagua estaba obligada a plantear soluciones alternas y no la terca insistencia de sacarle agua a las presas hasta dejarlas en niveles mínimos.
Una mentira más: El presidente López Obrador reiteró que se había perdido, por evaporación, una cantidad de agua semejante a la que se debería aportar. Para sustentar su dicho, le pidió a Jiménez que lo explicara, pues, dijo, “puedo estar diciendo una cosa que no tiene base técnica, científica…”.
La directora de Conagua insistió en la postura de diciembre y enero, en la que proponía que se entregara en invierno la aportación del agua del tratado, para aprovechar las temperaturas y evitar que se evaporara.
Lo propuso sin exponer los pronósticos meteorológicos del 2020 y cuando nadie, en esas fechas, garantizaba que este año sería uno llovedor.
De haberse concretado el plan de Blanca Jiménez, las presas tendrían en estas fechas menos agua y, probablemente, ni siquiera las cantidades de agua para el ciclo 2020 (recién terminado) se habrían otorgado.
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