Cuando empezamos a escuchar las primeras noticias de lo que estaba sucediendo en China, tal vez algunos pensamos que eso era una posibilidad muy remota de que nos sucediera lo mismo, sin embargo, no fue así, el “virus” ha tocado nuestra tierra. A muchos les es robada la paz y ha producido pánico, ansiedad, stress y preocupación.
La pregunta ahora es ¿Qué hacemos ahora? La palabra de dice en Isaías 26:3-4 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”
Cuando la situación que vivimos empieza a controlan nuestra vida, nos quitan el sueño y nos roban la paz, es el momento de decir, hasta aquí. Esto no es lo que me enseña la Palabra de Dios. Entonces hoy más que nunca debemos buscar a Dios y refugiarnos en Él. Acercarnos más a Él a través de la oración y de su Palabra, porque estudiar su palabra nos dará la fortaleza y la sabiduría para resistir la prueba. Y por su maravillosa gracia experimentaremos su salvación.
Entendemos entonces que paz no es ausencia de problemas, es tener la seguridad de que si le he entregado el control de mi vida a Dios, Él tendrá cuidado de mí. Nuestra paz no depende de las circunstancias sino de nuestra fe en Dios. Jesús nos dice en Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”
Dios no nos prometió una vida sin problemas, Él sabía que pasaríamos por pruebas, por eso nos exhorta a que confiemos en Él plenamente, porque todas esas angustias serán pasajeras. Cuando depositamos nuestra fe en Él, podemos tener paz aún en medio de los problemas de la vida.
Debemos cambiar nuestra ansiedad por la fe en Dios y no desesperarnos. Debemos entregarle nuestras cargas y ansiedades a Él y descansar en que Él hará lo que es mejor para nosotros. No permitamos que las pruebas que enfrentamos apaguen nuestra fe, nos roben la paz y ahoguen la palabra de Dios en nuestra vida, no se lo permitamos. En medio de la prueba descansemos en Dios. Digamos a voz en cuello que ¡Dios tiene el control! ¡Y que Él guardará en completa paz a aquel cuyo pensamiento persevera en Él!
Esa paz perfecta, no es un pensamiento, no es un sentimiento, no es una doctrina, la perfecta paz en Dios mismo en nuestros corazones. Es maravillosos que, en medio de una de las más duras batallas, y en una de las peores tormentas que vivimos como seres humanos, el alma confiada en Dios, puede tener paz.
Le animo que le diga a Dios como dice en el salmo 91:2 “Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío” Y en
Quiero terminar la reflexión de hoy dejando las mismas palabra de Jesús en su corazón “La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27)
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.