La semana pasada, tuve el honor de presentar un ensayo que escribió un querido amigo, el Lic. Manuel Escobedo; sin mayores preámbulos, he aquí un extracto; es así, por razones de espacio.
Agradezco a Manuel la oportunidad de escribir estos, por fuerza, breves párrafos. Es un honor y un placer hacerlo; y lo es por varias razones.
La primera, porque no todos los días se tiene la oportunidad de colaborar, así sea mínimamente, en un esfuerzo de esta naturaleza. Si en México se lee poco, se escribe menos, lo que es una pena. Escribir es siempre un acto de valentía. No es fácil afianzarse en una convicción y menos hacerla pública. Y hacerlo a edad tan joven, además, es todo un reto pues si hay quien batalla para tener una idea propia, contar con una opinión, producto de la reflexión, es todo un acontecimiento. Que no pase desapercibido para el lector que Manuel escribió poco antes de cumplir los 30 años, es decir, ese umbral mítico de los 29, desde los que escribió su primera obra para explicar su sentir, don Manuel Gómez Morin.
La segunda razón, porque Manuel se ocupa de un tema que me es caro por muchas razones, el PAN. El PAN es y ha sido a lo largo de la mayor parte de mi vida, un referente; una parte clave, y vital, de mi existencia toda.
Al PAN le debo algunas tristezas, sí, pero más, muchas más, satisfacciones y alegrías. Manuel, me consta, milita desde la entraña de la convicción, sin ser hijo ni nieto de panistas, sin rondar en la periferia o bajo la sombra de prohombres para crecer en su desarrollo como político, con amistades que ha forjado aquí ciertamente, pero en esa trinchera, la del trabajo arduo, constante, Manuel escribe, pues, desde su propia experiencia política bien ganada, desde sus lecturas atentas, desde su reflexión honda y desde su indeclinable compromiso.
En este ensayo, dicho por él, Manuel vierte ideas que ha “construido a lo largo de trece años de participación dentro de Acción Nacional”; por él, Manuel intenta transmitirnos una visión, su visión, de lo que concibe como política desde el PAN y para el PAN. Esta visión, nos dice, “exige el más grande compromiso, seriedad y respeto”.
La ve como “instrumento para encausar el esfuerzo colectivo hacia la prosperidad y el desarrollo de la humanidad”. La política es, desde los tiempos de Santo Tomás, una actividad que se nutre de una visión colectiva; y aunque podamos intentar prescindir de la noción aristotélica del zoon politikón (con lo que podemos estar o no de acuerdo), no podemos prescindir de la idea del bien común, Manuel nos lo recuerda y, no solo eso, sino que lo hace acompañado de una estructura ideológica plena, viva, vigente a más no poder, la que sustenta al PAN, empeñado, ¡cómo no!, en construir una patria más justa, libre, ordenada y generosa.
La tercera razón para prologar entusiasmado, estos apuntes, es que es necesario ahondar, excavar, profundizar en suma, sobre el sentido del quehacer político; la política sin reflexión es mero activismo, palabras más palabras menos, así lo sostuvo en su tiempo don Efraín González Luna. Manuel en este esfuerzo nos recuerda la necesidad de hacer, de actuar, de ser, sí, pero no a ciegas ni de manera irreflexiva; el PAN está en una situación óptima para hacer realidad aquello que era anhelo de sus fundadores, que fuera un partido de cuadros, no de masas; uno empeñado en crear ciudadanos libres y no carne de cañón mitineros, ciegos y sordos a lo que no fuera el llamado del caudillo.
El PAN es, o aspira permanentemente a serlo, un Partido que ilumine la vida pública en México, que alumbre el camino de la libertad ciudadana y la responsabilidad política como instrumentos imprescindibles para crear esa Patria ordenada y generosa que fue el faro que guio los primeros pasos de los padres fundadores.
Por eso enhorabuena a esta iniciativa que, dirigida también a ellos, aspira a que los ciudadanos, en estos tiempos donde “las palabras suenan huecas, los políticos y la política contemporánea, se conciben como artículos desechables, costosos e inútiles, y en gran medida se justifica su apatía”, empiecen su propio camino de reflexión y análisis.
En fin, su tuviera que resumir este texto en una pocas líneas, diría que se trata, solo (y no es poca cosa), de una invitación; una invitación a pensar, a creer, a imaginar, y, ¿por qué no?, a soñar, con nuevas formas de hacer política; una invitación a concebir la política como un instrumento real de cambio y al PAN como una palanca, como un motor, como un detonante, de lo que la sociedad mexicana del siglo XXI demanda para vencer las inercias del pasado inmediato y triunfar ahí donde las políticas públicas del gobierno federal parece que nos quieren llevar, a una regresión inadmisible e inaceptable, si de reinventar la política se trata […].
Enhorabuena y que continúe esta saga que recién empieza. A ti, Manuel, no cejes, no te interrumpas, no claudiques, esa es la historia, de Acción Nacional.
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