Una reflexión personal.
Luis Villegas Montes.-No, no fue un misil lanzado por el ejército estadounidense al corazón, o a la periferia de México, para combatir a los cárteles del narcotráfico; fue una auténtica ráfaga; una andanada tras otra, de epítetos, de calificativos, de acusaciones implícitas, de sentencias lapidarias que, de un modo u otro, sellan nuestro futuro.
El presidente Donald Trump no afirmó en su toma de posesión, más bien escupió una serie de descargas: “declararé una emergencia en nuestra frontera sur”, “toda entrada ilegal se detendrá de inmediato”, “comenzaremos el proceso de devolución de millones y millones de extranjeros ilegales a su lugar de origen”, “restableceremos mi política de ‘quédate en México’”, “pondré fin a la práctica de atrapar y liberar”, “enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión a nuestro país”, “designaremos a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras”; y además, eliminó la nacionalidad automática para quienes nacen en Estados Unidos, así como la aplicación para los solicitantes de asilo; y, expresamente, no descartó la posibilidad de mandar a sus militares a México para combatir a los narcos.[1]
¿La respuesta de nuestro país?
El “Plan México” —anunciado por la presidencia días atrás— promete que México pasará de ser la economía número 15 a la 10 del mundo; que atraerá 277 mil millones de dólares en inversiones nacionales y extranjeras; empero, esta visión ignoran los vicios e impedimentos de carácter estructural que continúan, tales como como la incertidumbre jurídica, la inexistencia de contrapesos frente al Poder Ejecutivo, la corrupción, la insuficiente capacidad de generación y transmisión eléctrica, la infraestructura deficiente, la falta de mano de obra calificada y lo extendida que está la economía informal; “sin resolver estos problemas fundamentales, las metas del plan se ven más como aspiraciones vagas que como objetivos alcanzables”.[2]
Un claro ejemplo de que no lo tenemos claro del todo, es que se está promoviendo el llamado “nearshoring” como estrategia específica para atraer inversión extranjera y reducir la dependencia de insumos chinos; empero, la llamada “sustitución de importaciones” no es un concepto ni nuevo ni exento de riesgos; de hecho, en el pasado, en México, ya fracasó.
Frente a este debate candente —qué vamos a hacer frente a los Estados Unidos dirigidos por Donald Trump y la equívoca respuesta del gobierno federal— resulta necesario plantearnos, en serio, qué sigue.
Mientras tanto, el Congreso del Estado de Sinaloa está discutiendo una propuesta que podría cambiar el nombre del Municipio de Eldorado (que obtuvo dicho estatus apenas en 2021). La iniciativa la presentó la diputada del Partido Verde, Briseida Valenzuela; quien propuso renombrar el citado Municipio como “Andrés Manuel López Obrador” en honor al expresidente de México; de acuerdo a la iniciadora, el trámite podría concluir antes que termine el mes con el apoyo de la bancada verde, Rodolfo Valenzuela.[3]
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