El Gobierno de Texas puso en el último año cercos de alambre, boyas y barriles con el fin de evitar el ingreso de migrantes al territorio estadounidense
El Pías
El Gobierno de México ha enviado este viernes una carta diplomática a Estados Unidos para manifestar su preocupación ante las instalaciones de un muro flotante y cercos de alambre que Texas puso en el último año en el río Bravo y sus alrededores. Las autoridades tejanas instalaron las barreras flotantes y las obstrucciones en el tramo del gran río que divide a las ciudades de Eagle Pass (Texas) y de Piedras Negras (Coahuila), para evitar el cruce de migrantes en la frontera. El Ejecutivo liderado por Andrés Manuel López Obrador ha expresado por su parte una preocupación por “los efectos de obstrucción y desviación” que puede cometer la cerca y los barriles instalados.
“[Estas instalaciones] pueden provocar [efectos] sobre los escurrimientos normales y de avenidas del río Bravo, mismos que se agravan con los arrastres que queden atrapados en la cerca, especialmente si esta llega a ser arrastrada hacia aguas abajo por alguna avenida”, expone el Gobierno mexicano en el comunicado. La Administración texana, liderada por el republicano Greg Abbott, comenzó a trasladar boyas naranjas de grandes dimensiones al lugar durante la semana pasada, y terminó de desplegarlas en las aguas del río el miércoles. “[La extensión de las boyas] contraviene al artículo 17 del Tratado de Aguas Internacionales de 1944, el cual establece que ‘El uso del cauce de los ríos internacionales para las descargas de aguas de avenida o de otros excedentes será libre’”, ha recogido el Gobierno de López Obrador en su escrito.