Ahora, lo peor de la malilla
es amanecer sin
saldo en el teléfono…
Los hoteles y lugares turísticos ofrecen sus servicios con el plus de Wifi gratis para asegurar la satisfacción de los clientes. Los padres de familia a
ntes sufrían cuando sus hijos buscaban red como condición para estar en un lugar y las vacaciones, en lugar de descansar y desconectarse del mundo laboral y de responsabilidades, se convertían en extensiones de la galaxia digital. Ahora, las vacaciones no se disfrutan si no están actualizados al día de sus redes.
Esto, por supuesto, ha modificado las interrelaciones personales y afectivas. Y la novedad, es que ahora los padres y adultos están a la par que los jóvenes a los que acusaban de estar embobados con el celular. Lejos de manejar y encauzar esa adicción, se convirtieron en adictos más potenciales por la capacidad económica y de adquisición para comprar celulares con más funciones y por lo tanto más adictivos. Si no hay Wifi se sacrifica el lugar de recreo por encima.
No estamos lejanos a que empiecen a crearse grupos de Adictos Digitales Anónimos, similares a AA, Neuróticos Anónimos o Adictos al Sexo, que se someten a una rehabilitación, cansados de depender de una adicción que descarrila su vida y les genera conflictos en las relaciones con la sociedad.
Las dolencias de una adicción es la enfermedad del alma, que modifica conductas y esclaviza a las personas por la dependencia incontrolable, donde se pierde el gobierno del cuerpo y la mente. ¿Llegaremos al grado de terminar en una pequeña sala en un círculo de sillas donde se van presentando, hermanados por la misma afección, presentándose “me llamo José y soy un enfermo digital”, o ”mi nombre es María y soy adicta a internet”.
En algunos estudios ya le llaman la adicción 3.0 o “enganche 3.0” a la dependencia a las tecnologías digitales que ciertamente despiertan muchos estímulos, abaten el aburrimiento, pero terminan cooptando la atención y la vida de usuarios si no se usa de manera moderada e inteligente. Otros le llaman “enfermedades del siglo XXI” o “enfermedades 3.0”[1].
Lo de 3.0 es la equivalencia del internet 3.0 que es la actualización en este momento. En el inicio de internet se le conoció como internet 1.0 cuando solo se utilizaban computadoras, desde la casa u oficina. La web 2.0 se iniciaron con redes sociales para compartir e interactuar entre personas y por medio de teléfonos, que fue la telefonía móvil. E internet 3.0 es el llamado internet de las cosas o inteligencia artificial, donde las máquinas ya se comunican entre ellas.
¿Qué le duele más? ¿La cabeza, los riñones, el estómago, una pierna o un brazo? ¿Sufre de alguna enfermedad con síntomas depresivos, ansiedad o soledad? ¿o padece algunas molestias que no sabe de dónde o cómo aparecieron de un tiempo para acá, pero las siente y no sabe cómo explicarlas ni hay médico especialista que le pueda diagnosticar esas dolencias?
Con internet han surgido nuevas enfermedades que se conocen como tecnopatologías o tecnopatías como resultado del contacto diario con dispositivos electrónicos. Los síntomas se manifiestan especialmente en el mal uso y abuso de redes sociales al ser actualmente los principales medios de comunicación entre las personas. Esa es una de varias razones para entender cómo hemos desarrollado una generación de ansiedad y depresión.
Hay 6 enfermedades detectadas y como buen hipocondriaco digital, de inmediato las va a reconocer y aceptar que esa es su dolencia y no en el pecho o en la cabeza[2].
La primera es el llamado “Síndrome Google” del que se quejan permanentemente los médicos y se generan consecuencias serias por no atenderse a tiempo o por automedicarse. Este síndrome consiste en que los usuarios de internet consultan por teléfono o computadora sus síntomas en el buscador Google e incluso se auto diagnostican y se traten sin supervisión profesional de un médico.
Este síndrome ha detonado la hipocondría y se empiezan a sentir dolores y molestias conforme van leyendo. Son los hipocondriacos digitales, que antes alimentaban su psicopatología con pláticas de vecinas o amigas y como si se tratara de un torneo a ver quién se quejaba de más dolores o enfermedades. Se ha depurado y sofisticado esa hipocondria con términos más científicos conforme lo van revisando en el buscador de Google. Y, además, se automedican y en otros casos recetan a familiares como si fueran especialistas.
Otro síndrome es el mensaje o llamada imaginaria, que hace imaginar al cerebro que se reciben llamadas telefónicas o mensajes cuando en realidad no sucedió. Otras veces, sin traer el celular en la bolsa, se siente una vibración falsa.
La nomofobia es el trastorno que consiste en sufrir un miedo irracional ante la posibilidad de extraviar u olvidar el teléfono en la casa o quedarse sin batería o fuera del área de cobertura. Algunos identifican como un síndrome de abstinencia similar a la famosa malilla que sufren los adictos a drogas por la falta de la sustancia química que le exige el cuerpo al amanecer. Es como la cruda de alcohol, pero esta es la cruda de la droga como heroína, cocaína o fentanilo, por la cual son capaces de robar o cualquier cosa para obtener dinero y comprar más droga.
Luego el Síndrome del Doble Check, que consiste en la revisión o chequeo constante de WhatsApp en busca de nuevos mensajes para comprobar de manera compulsiva si se ha leído el mensaje enviado. Se sufre por ver que la doble palomita sigue en blanco y no se ha puesto en azul.
Y otro síndrome es el llamado Fomo que suele originar un complejo de inferioridad al tener la falsa percepción en redes sociales de que otras personas están teniendo mejores vidas. El ver en redes sociales a personas en viajes o lugares exóticos por las fotos que suben genera sentimientos de fracaso.
Y, por último, el llamado narcisismo digital que consiste en la necesidad imperiosa de subir fotos en las redes sociales para mostrar a los demás lo felices que son. Es muy común que las personas al llegar un lugar de lujo empiezan a tomarse fotos para colgar en sus redes o que en cada lugar donde llegan de manera compulsiva se toman selfies, que representan la epidemia del yo-yo. La vanidad en su máxima expresión.
El síndrome del Doble Check es parecido a la Apnea de WhatsApp como la necesidad compulsiva de revisar constantemente el celular para ver si alguien nos ha escrito o contactado e incluso la angustia de comprobar que pasa el tiempo y no hemos recibido ningún mensaje. Es un nuevo tipo de ansiedad que antes no existía en el ser humano. Tenemos una obsesión por consultar mensajes y a cada rato revisamos la pantalla del celular, aunque no registre el clásico sonido de un ingreso de mensaje.
La compulsión es por estar comprobando el teléfono para ver si alguien se puso en contacto con nosotros. ¿Quién no ha sentido pánico, si, verdadero pánico al no encontrar su teléfono, imaginando de inmediato que su vida se terminará porque ahí traemos contactos, fotos, cuentas, archivos y conversaciones?
Más aún, hay otro síndrome de la falsa llamada que es muy común en varias personas que se les agotó el saldo para poder hablar, pero en lugares públicos o en la calle fingen estar hablando con alguien, aunque no exista nadie al otro lado de la línea. Es una forma de lograr un supuesto “estatus”, de aparentar importancia o esconder su incapacidad económica de traer saldo. A esos niveles hemos llegado.
Si usted sentido algún síntoma de las enfermedades del siglo XXI, bienvenido a la galaxia digital, a un nuevo mundo que ha desarrollado una cultura diferente y por lo tanto una nueva civilización.
Y si la falta de saldo lo tumba, que la vanidad lo levante…
[1] TORO Nader, Mariana (2023) Tecnopatías, las enfermedades 3.0, Ethic, España, https://ethic.es/2023/11/tecnopatias-las-enfermedades-3-0/,
[1] ROJAS, Rodrigo (2022) Apnea de WhatsApp, la nueva enfermedad tecnológica en ascenso, 24 de junio de 2022, https://www.saludiario.com/apnea-de-whatsapp-enfermedad-tecnologica/