Cada día que pasa es más evidente la devastación de la que MORENA es capaz y las tropelías que dicho partido está dispuesto a cometer con tal de mantenerse en el poder.
Las reformas legales impulsadas por AMLO (a las leyes de las AFORES, de Amparo y de amnistía), respectivamente ponen de manifiesto la voracidad del régimen, su desprecio por el Estado de Derecho y su complicidad con el crimen organizado; los apagones masivos en decenas de ciudades en más de 20 estados; los miles de muertos a lo largo y ancho del país, con la complicidad absoluta del gobierno de la República; y las mentiras de Claudia Sheinbaum, las más evidentes, las que se atrevió a contar en los debates frente a millones de mexicanos: que la información relativa a la construcción de los segundos pisos del Periférico nunca había sido reservada por ella (también mandó reservar el expediente sobre el Colegio Rébsamen, donde murieron 19 niñas y niños), que los índices de feminicidio a nivel nacional han bajado más de 40%, que el gobierno de AMLO no había creado nuevos impuestos (ella incrementó impuestos durante la pandemia), que el gobierno de AMLO ha generado crecimiento económico, que no se ha incrementado la deuda pública y que el mismo gobierno ha adoptado medidas favorables para la protección ambiental, tienen en jaque al sistema político actual.
Como se ha dicho por ahí: se puede mentir a pocos por mucho tiempo, se puede mentir a muchos por poco tiempo, pero no se puede mentir a todos todo el tiempo. Este régimen de embustes y promesas incumplidas sólo se explica por esa horda de retardados que, movidos por la envidia, la ignorancia o la codicia (no hay otro tipo de chairos), siguen a líderes sedientos de poder. Ya nos lo recordó Claudia Sheinbaum, clarito y con todas sus letras: “nosotros no vamos a llegar a la presidencia como lo hizo el presidente Andrés Manuel por una ambición personal”.[1]
¿Cómo podemos los ciudadanos de bien (no los chairos, obvio, que no piensan) encarar los excesos del poder? De una sola manera. De un solo modo y no hay otro: ir a votar y sacar a votar a todos los demás ciudadanos de bien: ciudadanos íntegros, honestos, preparados, trabajadores, que desean un México mejor para ellos y sus familias. Los tontos, los cínicos, los hipócritas, los hambreados, los perezosos, son los menos, necesitamos vencerles.
¿Cómo?
Con nuestro empeño y compromiso permanentes (por lo menos de aquí al 2 de junio y tres o cuatro días después).
Es necesario que usted, apreciable lector, querida lectora, se dé a la tarea de identificar ciudadanos como usted, de honra y dignidad, que deseen defender a México de los desmanes que el narcopresidente y su narcocandidata representan; luego convénzalos de dos cosas: primera, de salir a votar el próximo dos de junio por todos los candidatos de la alianza: el PAN, el PRI o el PRD (votar por MC es como tirar el voto a la basura); es decir, nada de voto “cruzado”, PAN, PRI o PRD, nada más; y segunda, que hagan precisamente lo que va a hacer usted: salir a convencer a otros.
Hay que ir, primero, por los familiares cercanos (pareja, hijos, abuelos, padres, hermanos); luego por las amistades y familiares más o menos lejanos (compadres, tíos, primos, sobrinos, etc.), todos esas personas que sean como usted y compartan sus mismos valores y principios; luego por el círculo de amigos (alguno habrá que todavía está “papando moscas” y no se ha dado cuenta de lo que se le viene encima); en cuarto lugar, vaya por los colegas y compañeros de trabajo, subalternos, clientes, vecinos, conocidos y, en general, todas aquellas personas con las que tenga trato personal, profesional o de negocios. Si es empresario, haga promociones en favor de quienes voten, dé un día de descanso a sus empleados, pague un sobresueldo, etc.; lo que deba hacer en favor de la democracia y el desaliento que el INE y MORENA promueven.
Por último, el 2 de junio, salga a votar; pero no sólo eso, organícese y asegúrese de que los demás de su círculo también salgan a votar. Cuando esté reclutándolos, al que le diga que sí, anote su nombre, dirección y teléfono; y el dos de junio, llámele para cerciorarse de que efectivamente salga a votar, si no contesta, vaya y búsquelo; si no puede moverse, trasládelo; y así.
Esa fecha, 2 de junio de 2024, no hay evento más importante en su agenda, no hay vacaciones, jornada laboral, compromiso personal o social más significativo; usted no tiene excusa, debe salir a votar porque se juega el futuro de México y el suyo propio.
Si alguno de sus interlocutores no le cree dígale que lea, que se informe. Algunos datos “duros” que el propio gobierno confirma (todos están en Internet): MORENA y el presidente mienten, la deuda pública sí ha crecido durante el sexenio. De hecho, este año se incrementó casi dos billones de pesos (récord histórico);[2] la inflación en este sexenio NO mejoró[3] y de eso hasta los demás países dan cuenta;[4] aunque estable, el precio de la gasolina sí ha subido ligeramente desde 2018 a la fecha.[5] En todo caso, el precio de la gasolina nunca bajó, como AMLO lo prometió en campaña;[6] la canasta básica se incrementó un 80%;[7] respecto del número de homicidios dolosos, es el sexenio más sangriento de la historia;[8] ¡y hasta AMLO lo reconoce!;[9] tratándose del combate al huachicol, AMLO volvió a mentir pues durante el sexenio aumentó un 117%,[10] y en materia de corrupción, la percepción ciudadana empeoró en forma significativa.[11]
Por último, esté listo para salir a la calle a defender su voto. AMLO nunca ha reconocido una derrota, este año no va a ser una excepción, él espera triunfar, para eso tiene al ejército y al narco de su lado (vea Brozo[12]), sólo su voto y el mío, van a poder mandarlo a La Chingada, su rancho en Chiapas.[13]
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