El que esté libre de pecado, que lance el primer meme… y se lo devolverán doble
“Pateamos el bote” y nuestra mísera cuota de atención la conformamos con un dibujo, frases cortas, demasiado cortas. Los textos con ideas y conceptos los pasamos más rápido
¿Quién no ha enviado o recibido un meme en su celular que le provocó risa, tristeza o indignación?, ¿cuántos de los problemas serios y cruciales de un país se desahogan por medio de un meme?, o ¿cuántas veces festejamos la ocurrencia, ingenio o sorna y le restamos importancia a temas coyunturales y con la misma facilidad con que avanzamos de meme en meme, asumimos una actitud banal y superficial ante lo sustancial?
Hemos adquirido la nueva habilidad de desplazar con un dedo la pantalla del celular, pero lamentablemente con esa misma facilidad y destreza vamos también desplazando temas muy serios y delicados. En otras palabras, “pateamos el bote” y nuestra mísera cuota de atención la conformamos con un dibujo, frases cortas, demasiado cortas. Los textos con ideas y conceptos los pasamos más rápido.
Es parte del meme, fenómeno que se ha convertido en el producto más popular de los teléfonos en la era de la cultura digital: es la versión novedosa de las comedias, donde reímos y externamos lo vulgar y sublime, lo prosaico y santo. Brota la bajeza y el ingenio, gozamos a costa de los demás y nos burlamos de todo, frivolizamos la vida y la muerte, la desgracia y la fortuna.
Esa es la nueva comedia digital del siglo XXI. Y el submundo de los memes, también ha reemplazado a lo que etiquetamos como la prensa amarillista. Los memes son ahora el amarillismo digital.
Estamos en el regreso de la burla fina o despiadada, grosera u original. Fue famosa una serie en la revista Selecciones titulada La risa, remedio infalible donde aparecían breves chistes o algunos periódicos tenían apartados para la diversión ligera.
Hoy, hay una expansión del humor negro en torno al desempeño de las personas que desempeñan un papel político o de los famosos que su vida privada se convierte en pública. Se pueden calificar como desahogos o venganza de los bufones y saltimbanquis de la red, que por catarsis, humor o resentimiento hacen malabarismos de la risa.
Si bien, es sano y liberador reírse de uno mismo como reírse de los demás, los memes son acciones de ridiculizar a personajes públicos, en las campañas políticas, con el tema del día, con el desliz o imprudencia cotidianas.
Las redes sociales son el espacio de un nuevo género que va más allá de la sonrisa, carcajada o indignación y que las han incorporado a estrategias políticas, herramientas de golpeteo, análisis psicológico y mediático a través de la sátira, ironía e ingenio.
+ + + + + + + +
Nadie duda que la vida es una comedia o un gran teatro donde se interpretan papeles diferentes, entre dramas y tragedias, donde unos están en el escenario actuando y otros como espectadores. Muchas veces, se cambian de lugar los actores. Esas comedias han tenido diversas exhibiciones según la época, desde las antiguas máscaras griegas que representaban alegría o tristeza en rostros con risas o con lágrimas.
Si recurriéramos al término en un diccionario, la comedia es una obra dramática, que en especial pasea lo ridículo, crea ambientes o situaciones chuscas que provocan risa y tiene un desenlace feliz, en una combinación de personajes, entre serios y cómicos. Por lo general se montaban en teatros o películas, en obras literarias en poesía o prosa, y por supuesto en las telenovelas.
En los periódicos se conoció como la prensa amarillista a la sobreexposición o exageración de características físicas o de expresiones como recursos de descalificación. También se consideraban amarillistas las noticias escandalosas que explotaban el morbo, con el ingrediente mercantil de la exigencia del mercado de la demanda y por lo tanto se compra.
Existe la paradoja daltónica de identificar la nota amarillista con la nota roja, que plantea el dilema de si la prensa es amarilla o roja o si es lo mismo calificar un contenido igual con cualquiera de esos colores. Nos queda claro, que la nota roja proviene del color de la sangre y los derivados de violencia como agresión o muerte. Pero lo de amarillo, ¿de dónde viene?
En la historia del periodismo está registrada la confrontación de dos magnates de la prensa de dio nacimiento al amarillismo en la prensa, cuando a finales del silgo XIX los dueños de los periódicos New York World y New York Journal, Joseph Pulitzer y William Hearst respectivamente, se enfrascaron en una lucha descarnada por la venta de ejemplares y uno de los ilustradores, a falta de fotografías, tenía una sección de dibujos con un niño con una vestimenta amarilla, que era el único color, aparte del negro, que podían incorporar en las rotativas. El personaje de las tiras cómicas era conocido como yellow kid, pero la característica eran sus comentarios ácidos, corrosivos y de abierta burla a los actores públicos de ese entonces que era del agrado de los lectores.
El yellow kid era el que, hacía escarnio de los políticos sobre dimensionando y exagerando para alarmar a la audiencia. Fue el bufón impreso y autor del escarnio que, al paso del tiempo, desarrolló el término de amarillismo como tendencia en la prensa explotar el morbo y, por lo tanto, con la exageración, se dio paso a la desinformación y falsas noticias.
Y del amarillismo, -yellow news- se engendraron las noticias falsas -fake news- que hoy se pasean a todo lo ancho y largo de las redes sociales como por su casa. Y el tono amarillento se transformó en rojo porque las noticias policiacas, lamentablemente con la vida humana de por medio, proporcionaban más elementos para alborotar la curiosidad y el morbo.
De la prensa, el amarillismo se enquistó en las redes sociales por la condición de que tienen mayor cobertura, están al acceso de cualquier persona, son gratis y anónimas, nadie se hace responsable del contenido y la mejor forma de justificar la exageración o burla es a través de los memes que, por lo general, libran la difamación o daño moral, con la justificación que es una broma y eso a nadie le hace daño.
El otro ingrediente del amarillismo digital es la viralidad porque los memes vuelan por las redes, contagian, pegan y provocan sonrisas, risas y carcajadas. Lo amarillo o rojo es lo mismo porque recurren a los sentidos, sin molestar a la inteligencia. Sus contenidos están dirigidos, principalmente, a la vista, un conductor del escándalo mediático con imágenes, frases o situaciones diseñadas a propósito para crear el efecto cómico y superficial, aunque en el fondo traiga un dulce envenenado.
La crónica roja es el relato de hechos de sangre y el amarillismo vendría a ser la sobrexposición de esos hechos, pero en las redes ya todo circula, sin tomar en cuenta clasificaciones, segmentos o divisiones. Y por supuesto, tampoco los colores importan, si es amarillo o rojo. Las redes sociales han demostrado que el relativismo digital es la nueva cultura y espacio y un ejemplo son los memes daltónicos que confirman que el amarillismo puede ser equivalente al rojo o al humor negro.
Los memes ya pueden ser considerados como un nuevo género que mezcla humor y política, burla y crítica con amplia difusión en las redes.
¿A quién no le han llegado, cuando se acerca el mes de julio o está por terminar, los memes armados con la figura del cantante Julio Iglesias, que nos da una muestra de la versatilidad, adaptación, escarnio por edad, efectos del tiempo, condición física o declive de la actividad pública, entre la crueldad, mezcla de humor e información?
¡Ya viene julio! Y se ve el artista arribando. O julio viene con frio, y se ve el artista con un abrigo. O en los últimos días del séptimo mes del año: “se nos va julio y nos deja un vacío”.
“Julio pasa volando” y el artista aparece con una capa como superhéroe surcando los cielos. “Julio pasó más rápido” y se ve corriendo al artista o cuando Julio Iglesias se ve asomándose a la esquina: “Julio está a la vuelta de la esquina”.
La burla ha regresado con el meme y ahora, el humor está en las redes.