*Jirones de nuestra historia
Sin ella no hubiese existido el movimiento insurgente; la Historia la puso en un segundo plano
Esta extraordinaria mujer, para quien la Historia ha sido un tanto injusta al pasarla a un segundo término en cuanto a ser reconocida entre los principales héroes de nuestra independencia; ella debería de estar por encima de muchos otros nombres, pues de no haber sido por ella, tal vez no se hubiese consumado la Independencia de México, o tal vez hubiese tardado mucho más tiempo.
La historia oficial mexicana resalta los nombres de Hidalgo, Josefa Ortiz, Morelos, Allende, Bravo, Rayón, Matamoros, etc; sin embargo, el nombre de Leona Vicario siempre aparece en un segundo plano, detrás de éstos próceres, cuando esta valiosa y valiente mujer fue la que les dio forma a los grupos conspiradores, mantuvo su cohesión y financió al movimiento insurgente. Además, Leona Vicario fue la primera mujer periodista en México y es la única mujer en la historia de nuestro país a la que se le han rendido funerales de Jefe de Estado, sin haberlo sido.
De familia acomodada y de nobleza azteca
Nacida como María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, hija única de Don Gaspar Martín Vicario, español de Castilla llegado a México y quien amasó una enorme fortuna como comerciante y empresario; su madre, Camila Fernández de San Salvador y Montiel, originaria de Toluca y descendiente directa de Ixtlixóchitl II (Flor Oscura), último Gran Tlatoani de Texcoco, por este motivo, Leona era criolla, mitad española, pero también enraizada a la nobleza azteca.
Al principio, Leona tuvo una educación católica convencional para las niñas de su posición social, enfocada en la lectura, escritura, música, bordado, costura y otras labores, pero su padre quiso que se adentrara en el estudio de la filosofía, la literatura, las artes y los adelantos científicos, algo muy raro en las mujeres, pero a ella le agradaba. Por ser hija única, su padre deseaba que Leona tuviera la educación más amplia posible, para que al faltar ellos, Leona tuviera las herramientas y conocimientos para administrar los negocios y la fortuna de la familia. En esa etapa de su vida conoce a otras dos niñas, aunque mayores que ella, también hijas de familias notables y cuyas vidas e intereses, años más tarde se cruzarían: Josefa Ortiz Téllez-Girón y Mariana del Toro y Lazarín.
Cuando tenía diecisiete años, Leona perdió a su padre Don Gaspar Vicario y para su mala fortuna, unos meses después perdió a su madre Doña Camila Fernández de San Salvador y Montiel; perder a sus padres en tan corto tiempo, representó un duro golpe, pero Leona no quedó sola ni desprotegida, su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador y Montiel, hermano de su madre se hizo cargo de ella, de cuidar de su fortuna y de completar su educación.
Su tío Pomposo, también era todo un personaje, aunque no le consentía tanto como su padre; Pomposo era Oídor de la Real Audiencia de México, el equivalente actual a ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; además Pomposo era también el Rector de la Real y Pontificia Universidad de México (actual UNAM). Pomposo, además de su tío, era su padrino y gracias a él, Leona recibió una sólida educación, su amor por las letras y las artes y el orgullo de descender de la más alta nobleza azteca; Pomposo también cuidó siempre de la fortuna de Leona, al grado de espantarle algunos galanes que él consideraba eran solo cazafortunas.
A sus dieciocho años, Leona termina su educación en Bellas Artes y Ciencias, gracias a ello, Leona tenía una mente muy abierta para discutir y discernir la identidad de ser americano y depender de España, se tornó muy crítica, estaba convencida de los ideales de autonomía y libertad, por lo que decidió llevar una vida más pública y participativa. Antes de morir su madre y de acuerdo a como se estilaba en la época colonial, su matrimonio estaba arreglado y la habían comprometido con el abogado, militar y muy adinerado empresario minero Octaviano Obregón y Gómez, cuya familia enfrentó problemas con el Virrey Félix Berenguer de Marquina, teniendo que huir toda la familia hacia Cádiz, España.
En 1808, Leona contaba con diecinueve años, cuando aparece de nuevo en su vida Octaviano Obregón y Gómez, recién desempacado de España, pero ya sin fortuna, el Virreinato les había quitado todo al huir del país; pues bien, Octaviano llegó queriendo hacer efectivo el compromiso matrimonial, pero no contaba con el tío Pomposo, quien se encargó de dejarle muy claro que no se acercara a su querida sobrina si no quería tener que volver a huir de México. Leona siempre agradeció a su tío Pomposo el haber intervenido, pues nunca deseó casarse con ese hombre.
Leona la independiente
Con diecinueve años, Leona comienza a manejar los negocios que heredó de su padre y comienza a disponer de la enorme fortuna heredada, al mismo tiempo, su tío Pomposo le permitió vivir sola para que estuviera más cómoda, pero compró una casa contigua a ella para seguir estando al pendiente de su sobrina
En ese mismo año de 1808, llega a trabajar al despacho legal de su tío Pomposo, un brillante y joven abogado yucateco recién graduado, quien también compartía los mismos anhelos de libertad que Leona; ahí, en el despacho de su tío Pomposo, se conocieron y poco a poco establecieron una buena relación que terminó en noviazgo (siempre bajo la vigilante mirada de Pomposo); hasta que el joven y brillante abogado Andrés Quintana Roo le pidió al tío Pomposo la mano de Leona para casarse con ella; Pomposo se dio cuenta de que había llegado el momento, Leona, su querida sobrina y ahijada había abierto las alas y quería volar sola, pero él debía velar por el porvenir de su sobrina.
Por lo que el tío Pomposo se vió obligado a negar la mano de su sobrina, ante la apretada situación económica del joven Quintana Roo, a quien sin embargo veía con buenos ojos.
Grupos y conspiraciones
Ya desde el año 1802 Fray Melchor de Talamantes, de forma clandestina venía impartiendo pláticas y adoctrinamiento independentista entre un grupo de sacerdotes encabezado por Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos, algunos militares como Ignacio Allende, Ignacio Aldama e Ignacio Elizondo (después traicionaría al movimiento), así como comerciantes, empresarios y hacendados; todo ello con el propósito de ir creando una conciencia libertadora e independiente de España.
Leona Vicario y su esposo Andrés Quintana Roo ingresaron a ese círculo clandestino, pero ella no vio que la información se propagara como debiera ser, decidió hacer algo al respecto y fundó el “Grupo Águila” y con esto se dió inicio a la Conspiración de Independencia; Leona decidió prender la mecha e inició la Conspiración con cuatro ciudades: Querétaro, Valladolid (actual Morelia), Guanajuato y Mérida; así, de esa manera se comenzó a difundir la Conspiración Insurgente, aunque en Mérida el encargado era su esposo Andrés.
El Jefe del Ejército Virreinal, el sanguinario e implacable pero muy efectivo y eficaz General Félix María Calleja del Rey, había sido informado de las pláticas clandestinas de Fray Melchor de Talamantes, lo que provocó la persecución y huide del país por parte del clérigo; sin embargo, Calleja no tenía ningún otro dato y ningún nombre, pero sabía que algo se estaba moviendo bajo el tejido social.
Al huir Fray Melchor de Talamantes, Leona Vicario desaparece el Grupo Águila y funda el llamado “Grupo de los Guadalupes”, que con el pretexto de reuniones de oración y tertulias literarias, se reunían a conspirar y diseñar esquemas de insurrección para independizarse de la Corona Española; en esta etapa de la Conspiración, Leona jugó un papel muy importante de cohesión y comunicación entre las juntas conspiradoras de cada ciudad, para mantenerse todos en la misma frecuencia; Leona coordinaba y dirigía a toda la conspiración y giraba instrucciones y lineamientos a Mérida, donde el encargado era su esposo Andrés Quintana Roo; en Querétaro donde estaban a cargo el Corregidor Miguel Domínguez Alemán y su esposa Josefa Ortíz de Domínguez; en Guanajuato estaba a cargo el Cura Miguel Hidalgo y en Morelia el cura José María Morelos.
Leona fue todavía más lejos y creó una junta conspiradora en Guadalajara, en donde puso al frente a Ignacio López Rayón; todas las juntas conspiradoras estaban trabajando muy bien coordinadas, conforme a lo planeado, ganando cada vez más adeptos a la causa y en completa clandestinidad; aunque Leona Vicario sabía que con que alguien tuviera una ligera indiscreción, todo se podía venir abajo; justo en ese momento surge el rumor de la supuesta relación amorosa entre el Cura Hidalgo y la Corregidora Josefa Ortiz, en ese momento Leona Vicario suspende temporalmente las juntas conspirativas y pone orden.
Lo peor que podía pasar, pasó; Leona Vicario cae en las garras del General Calleja
Durante cinco años, Leona Vicario financió completamente el movimiento insurgente de México, desde su conspiración hasta que estalló la guerra en 1810; todo el financiamiento estaba saliendo de su fortuna, hasta que, en 1813, un joven de nombre Mario Salazar, quien era un emisario de confianza, fue interceptado llevando una carta de Leona a Andrés Quintana Roo, quien se encontraba en Oaxaca peleando en la Guerra de Independencia. El contenido del mensaje dejó atónito al General Calleja, ahí se enteró de tres cosas: que una mujer de nombre Leona Vicario era la que había
Estado financiando a todo el movimiento insurgente; que los insurgentes se referían a ella no por su nombre, sino como “La Mujer fuerte de la Independencia”; y por último, la ubicación de Leona Vicario; de todo esto se enteró Calleja por el contenido secreto del mensaje al torturar y hacer hablar al joven emisario Mario Salazar.
Con esa información, el General Calleja detiene a Leona Vicario, la encarcela y la trata como al peor delincuente; una vez encarcelada Leona Vicario, el General Félix María Calleja no se tentó el corazón para golpear y torturar a Leona Vicario, quien de manera estoica y valiente aguantó los métodos de Calleja y en ningún momento soltó ninguna información y ningún nombre de los involucrados.
Mientras, el tío Pomposo se quejaba ante el Virrey Francisco Xavier Venegas y Saavedra, quien ordenó a Calleja sacar a Leona de la cárcel y trasladarla al Colegio de San Miguel de Belén, en una especie de arresto domiciliario; tras cuarenta y dos días de arresto, la noche del 23 de abril de 1813, es rescatada por el Coronel Francisco Arroyave, el pintor José Luis Rodríguez Alconedo y un grupo de insurgentes, la sacan del Colegio de San Miguel de Belén y la llevan a un convento, en donde las monjas le dan asilo por dos semanas, hasta que disfrazada salió de ahí, para poder reunirse con Morelos y con su amado Andrés Quintana Roo, con quien por fin se casó el 6 de noviembre de 1813.
De manera irónica, Leona recibe como regalo de bodas la noticia de que el General Félix María Calleja del Rey ha sido nombrado por el Rey Fernando VII como nuevo Virrey de lo que queda de la Nueva España y decide calmarse un rato, puesto que Morelos había nombrado a su esposo como Presidente del Congreso de Chilpancingo y también para dedicarse a su matrimonio.
Leona Vicario estaba en la ruina, al ser encarcelada y torturada, Calleja y el Virreinato le habían confiscado toda su fortuna y cerrado sus negocios; por ese motivo, Morelos decidió recompensarla con una asignación económica, aprobada por el Congreso Insurgente a esta valiosa mujer que tanto había aportado a la causa insurgente, al grado de quedarse sin nada.
Termina la guerra, México es independiente
Al finalizar la guerra, Leona Vicario se dedica por completo a su esposo y sus cuatro hijas y a escribir artículos de corte político para varios periódicos, convirtiéndose de manera oficial (así está reconocida) en la primera mujer periodista de México. En 1823, el Presidente Guadalupe Victoria, en nombre del Gobierno y del Pueblo de México y como una forma de restituirle a Leona Vicario los recursos propios que utilizó para financiar durante cinco años a la insurgencia, le obsequia cuatro propiedades en la Ciudad de México y la cantidad de $112,000 pesos en efectivo para que consolidara el patrimonio de sus cuatro hijas.
Mientras que su esposo Andrés Quintana Roo se dedicó a la política, Leona Vicario se dedicó a sus cuatro hijas, al periodismo y a la beneficencia y al altruismo, utilizando una de las casas que le regaló el Gobierno, como un albergue y comedor para gente necesitada, Leona era considerada por varios sectores sociales, incluso políticos, como la Fundadora de la Patria, fue muy querida y respetada.
En enero de 1841 fallece su querido tío Pomposo, padrino y protector de Leona, en su testamento, Pomposo hereda toda su fortuna y sus bienes a su sobrina Leona y a sus cuatro hijas; Manuel, el único hijo de Pomposo había sido fusilado por Calleja en la Guerra de Independencia.
Fallecimiento y legado
Finalmente, Leona Vicario fallece el 21 de agosto de 1842 a la edad de 53 años en la Ciudad de México; el Presidente, General Antonio López de Santa Anna, ordenó que se le rindieran funerales de Jefe de Estado, indicando con eso, el estatus de Fundadora de la Patria con el que muchos la identificaban.
+ En su funeral, el Presidente Santa Anna se refirió a ella como “Madre Benemérita de la Patria”.
+ Cuatro días después de su muerte, en sesión del Congreso, Leona Vicario es declarada oficialmente con el título de “Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria”.
+ Leona Vicario es la única mujer mexicana sepultada con funerales de Jefe de Estado, sin haberlo sido.
+ Fue la primera mujer periodista de México.
+ El 28 de mayo de 1900, el Presidente Porfirio Díaz ordena que los restos de Leona Vicario y su esposo Andrés Quintana Roo sean trasladados del Panteón de Santa Paula, a la Rotonda de las Personas Ilustres.
+ En 1925, el Presidente Plutarco Elías Calles ordena que los restos de Leona Vicario y su esposo sean trasladados a la Columna de la Independencia.(donde hasta la fecha reposan)
+ El 30 de mayo de 2010, el Presidente Felipe Calderón, con motivo de los Festejos de los 200 Años de Independencia, ordena que los restos de ambos sean trasladados al Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec para su análisis, autentificación, conservación y exhibición; posteriormente, son devueltos a la Columna de la Independencia.
+ Los nombres de Leona Vicario y Andrés Quintana Roo están inscritos con letras de oro en el Palacio Legislativo de San Lázaro y en el Congreso del Estado de Quintana Roo.
+ En el Estado de Quintana Roo, una ciudad lleva su nombre.
+ El Gobierno Mexicano decretó el año 2020 como “2020 Año de Leona Vicario”.
+ A 178 años de su fallecimiento, Leona Vicario es considerada como La Madre de la Patria y Fundadora de México.
“Soy Leona y quiero vivir libre como una fiera”: Leona Vicario (con relación a la dominación de España), frase grabada en sus estatuas del Paseo de las Heroínas en CDMX y en Chetumal, Q.R.
Fuentes bibliográficas:
+ www.gob.mx/secretariadegobernación
+ www.gob.mx/serviciopostalmexicano
+ billiken.lat
+ elem.mx
+ inehrm.gob.mx
+ es.wikipedia.org