En el tiempo de la creación, cuando Dios contempló su obra y creó al ser humano, vio que todo lo que había hecho que “era bueno en gran manera” ¿Qué quiere decir que era bueno? ¿De qué manera las cosas, y el mismo ser humano eran buenos? Bueno, porque cada parte de la creación cumplía con el propósito con que Dios lo había creado. Entonces, como seres humanos, somos buenos, cuando logramos nuestro propósito de vida, no se trata de una condición moral, sino más bien, de cumplir con lo que tenemos que hacer en este mundo. Se trata de cumplir el propósito con el que fui diseñado en el cielo y hecho en la tierra.
Cuando cumplimos nuestro propósito de estar en esta tierra, la vida tiene significado. Es decir, propósito da significado a la vida. En Jeremías 29:11 dice Dios “Porque yo se los pensamientos que tengo acerca de vosotros…” Esto es, planes y propósitos de Dios para nuestra vida. “…para darles el fin que esperan” Esto es, significado. Lamentablemente, existen muchas personas que no encuentran un significado a su vida. La misma se les ha vuelto monótona, aburrida y rutinaria sin encontrar un sentido para vivir por no conocer su propósito de vida. La vida es bella cuando está llena de significado por estar cumpliendo su propósito.
Una buena pregunta es ¿Cómo conocer el propósito de Dios? Dice en 2 Timoteo 1:9 “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” Es decir, llegamos a conocer el propósito de vida cuando acudimos al llamado de Dios en Cristo y empezamos a caminar una vida íntima con Él.
Algunas veces podemos estar tan ocupados en nuestra vida que nos olvidamos del propósito que hay detrás de ella. Estamos impulsados por las exigencias de la vida y no nos damos cuenta de que Dios siempre tiene un propósito mayor. Sus efectos no sólo abarcan nuestra vida, sino también la vida de quienes nos rodean, en el hogar, la escuela, el trabajo y la comunidad misma.
El Señor y sus propósitos son perfectos, pero nosotros no. Nos asaltan las dudas y temores que muchas veces nos impiden vivir en la plenitud de sus propósitos que Él ha establecido para nuestras vidas. Sin embargo, podemos superar esto constantemente leyendo y estudiando su palabra para que nuestra fe sea más fuerte día a día. A medida que aprendemos de Dios y oramos a Él la vida tendrá significado y motivación, y entonces, la vida es buena.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.