Finalmente, el panismo y el equipo de la alcaldesa con licencia, Maru Campos, le propinaron la tercera estocada más importante al gobernador javier Corral.
Triunfaron sobre el candidato del amanecido gobernante, Gustavo Madero, en la elección de la candidatura del PAN al gobierno de Chihuahua.
A partir de ahí han sobrevenido, como en cascada, los múltiples acontecimientos negativos para Corral al interior de su partido, que lo dejaron en malas condiciones para enfrentar el futuro inmediato, al término de su gestión.
Quizá lo único positivo sería el adelanto que hiciera la jueza de EU, Lauren F. Louis, acerca de la posible extradición del ex gobernador César Duarte.
Pero cuyo fallo lo emitiría después, sin fecha concreta para hacerlo.
Sin embargo, un día después se informó que había admitido como prueba supletoria la grabación de la conversación sostenida entre el Secretario del Ayuntamiento y también acusado, César Jáuregui, y el testigo protegido, ex Secretario de Hacienda, Jaime Herrera, dada a conocer por Jáuregui, apenas días atrás.
Lo ocurrido entre martes y miércoles, además de poner los pelos de punta, nos mostró la descarnada manera en que el grupo de Corral-Madero pretendió sacar raja -y mucha- de la derrota.
Tal conocimiento derivó de la denuncia de Madero, acerca de que la parte ganadora había incumplido los acuerdos -que la candidatura a la alcaldía de la capital fuese adjudicada a su grupo-, lo que lo llevó a desestimar, dijo, la coordinación del grupo parlamentario del PAN en el senado.
En algunos círculos del blanquiazul se habló de que en el paquete se había incluido a la presidente del Comité Estatal, Rocío Reza, en el lugar número 1 de la lista plurinominal.
En síntesis, por la derrota, exigían la candidatura de Chihuahua, la coordinación de los senadores panistas y el primer lugar de la “pluri”.
¿Tanto vale una derrota en la que casi los doblan en votos?
Y si son ilógicas, además de increíbles, tales exigencias, dan pie a razonar que la moneda a cambio de ellas solamente podía ser el compromiso del gobernador Corral a no ejercer acción penal en contra de Campos.
De ahí la firma del acuerdo que han hecho público -que no contiene, de modo alguno, lo argüido por Madero-, pero cuya firmeza solo podía garantizar quien podía dar las órdenes, o las sugerencias, necesarias para concretarlas: El gobernador Corral.
Pero algo ocurrió y éste se negó a, siquiera, reunirse con el dirigente nacional, Marko Cortés, que, ante la negativa debió regresar a la Cd. de México y, por tanto, le imposibilitó estar presente en la reunión que se concretó el mencionado acuerdo, en el cual no aparece su firma.
Y ahora, Corral sale a defender su “honra”, arguyendo que no quiso reunirse con Cortés, para evitar que se pudiera decir que estaba participando en la negociación interna en el PAN de espacios y candidaturas y sostuvo que su postura no ha cambiado: “no se negociará la ley por ningún motivo”.
Pero lo ocurrido el martes, cuando Maru Campos se presentó al Poder Judicial, develó crudamente la increíble incapacidad, o la aún mayor capacidad de simulación del equipo gobernante, que no pudo entregar un expediente legible a los abogados defensores de Campos, razón por la que la jueza responsable de la audiencia le ordenó al fiscal le entregara a la parte acusada todo el expediente, en orden y legible, además de que debería ser certificado.
Tal hecho reveló que, por lo menos en este caso, tenemos un indicio de que el personal del Poder Judicial puede actuar de acuerdo con el marco legal vigente, con plena independencia frente al titular del Poder Ejecutivo, algo de lo que adolecimos en el quinquenio corralista.
Así, a la estocada dominical se le sumaron otras en el curso de la semana.
No cabe duda, los días del gobierno del amanecer están por terminar.
Ya es pleno atardecer.
Pero Corral no parece darse cuenta. El lunes, junto con su gabinete, disfrutó de la rica comida china del más afamado restaurante juarense de esa cocina.
Para eso sí hay presupuesto, en tanto, el caos vial a causa de las múltiples obras iniciadas en varias de las rúas, persiste ¿Hasta cuándo?
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