La imaginación nos hace libre,nos da alas paravivir y despegar de la tierra….
Hace años, se publicó un libro sobre la tendencia a cometer pecados o defectos de carácter, identificados como debilidad de la voluntad o simplemente el deseo de darle vuelo a la hilacha de la concupiscencia o lujuria. Y en ese tratado destacaba dos elementos que dan origen a tal actitud: el recuerdo y la imaginación.El recordar es recrear, volver el pasado al presente e imaginar es crear, convertir lo inexistente en realidad con la mente. Se recuerda lo bueno y lo malo; se imagina también lo que puede ser más malo o quizás, más bueno.
Esa es la fuerza de la imaginación. Libera, sube y baja, sale y entra por las ventanas, vuela como potente águila por sobre las montañas y playas, diseña, crea y recrea lugares, circunstancias, personas. Tiene la capacidad de crear su propio mundo, de “hacer” realidad lo irreal, de convertir aldeas en castillos, de hacer mágico lo inverosímil, de hacer santo lo profano y pecaminoso lo divino. La imaginación, es como la loca de la casa por trocar lo monstruoso en bello, por convertir un tapete en alfombra voladora, un sapo en príncipe o una doncella en princesa. Y anda por las calles con sus ocurrencias o locuras, porque su mente vuela, imagina cosas. La “loca” imaginación que desata los libros la estamos abandonando.
Y la principal vía de la imaginación es la lectura. Si, el simple ejercicio de recorrer con la vista un texto compuesto de códigos de nuestro abecedario aprendidos desde la infancia que toman significado al interpretarlos. Lo interesante es que para leer conectamos los ojos con el cerebro para poder decodificar. La lectura tiene sentido y lógica, congruencia y orden porque la escritura está estructurada mentalmente y para leer, su usa el cerebro.
Sin embargo, hemos entrado a una terrible y peligrosa crisis por la decadencia y ausencia de lectura. Leer menos, nos pone en riesgo de perder la racionalidad, al dejar de usar el cerebro. Para leer usamos una parte del cerebro para comprender y entender. Para leer se utilizan varias áreas del cerebro, principalmente en el hemisferio izquierdo. Al leer se activan áreas visuales primarias y asociativas en el lóbulo occipital, que ayudan a identificar los grafemas y sus secuencias. También se activan áreas auditivas y de reconocimiento facial.
La lectura es un proceso complejo que requiere de diversas habilidades previas y del desarrollo de procesos neuropsicológicos.Dice Joel Hernández que en México se lee, pero no se lee porque los programas educativos de México no han sido capaces de generar multitudes de lectores y que éstos comprendan lo que leen.Al dejar de leer, se van perdiendo nociones de conceptos, no se aprenden palabras nuevas con su respectivo significado, no se adquieren nuevos conocimientos, se propicia la ignorancia que da como resultado la incultura, pero sobre todo nos perdemos la gran oportunidad de volar con las alas de la imaginación.Y ese riesgo cada vez se agrava más porque el tsunami digital nos ha inundado la mente, las casas, oficinas, calles y hasta las camas.
El 59.8 por ciento de los mexicanos revisan sus celulares en la cama antes de dormir; 43.3% viendo la televisión; 41.2% sentados en el inodoro; 38.6 en el transporte público: 35.7% durante la cena; 34.8% en el trabajo; 23.7% al despertar a la mitad de la noche. Además, un tercio de los mexicanos se preocupan por pasar demasiado tiempo en sus teléfonos, como una adicción y el 54 por ciento de los mexicanos responden mensajes y revisa correos antes de dormir, mientras que 38% escucha música o podcasts.¿Podemos imaginarnos cuántos libros hemos dejado de leer en tantas horas dedicadas y desperdiciadas en los teléfonos celulares, en las redes sociales, en el tonteo de entretenimientos o plataformas para extraernos datos personales?O ignoramos la lectura como bibliófobos para convertirnos en adictos digitales desperdiciando horas de nuestra vida, sin posibilidad de reponer el tiempo de ese derroche vital.
El hecho de privilegiar las redes sociales sobre la lectura está cobrando una cuota muy alta. “Uno de cada seis jóvenes experimentará un trastorno de ansiedad en algún momento de su vida y nueve de cada 10 mujeres dicen no estar contentas con su cuerpo porque la imagen corporal es un problema para muchos jóvenes, especialmente para las adolescentes por la influencia de las redes sociales. El uso de redes sociales ha sido descrito como más adictivo que los cigarros y el alcohol y está relacionado con mayores tasas de ansiedad, depresión y falta de sueño.Por eso, el abandono de la lectura está atrofiando nuestro cerebro. No leemos, no tenemos imaginación, estamos agotados y rendidos ante una nueva adición pública y social, que nos esclaviza cada vez más, viendo entre nosotros cómo nos vamos aislando, abandonados para tornarnos en seres individualista, egocéntricos y narcisistas.Lo loca de la casa que es la imaginación la hemos cambiado por la esclavitud de una adicción.
La imaginación vendría a ser como una filosofía de la mente.Esa imaginación es la que nos permite visualizar lo que leemos.La palabra “imaginación” proviene del latín imaginatio, que significa “representación”, “imagen” o “ilusión”. Este, a su vez, proviene del vocablo imago, que se traduce como “retrato”, “semejanza” o “apariencia”. El origen refleja la capacidad de la mente de crear imágenes mentales y se asocia con las ideas de copiar o sustituir representaciones de la realidad. Y según un estudio realizado en 2009 por Mindlab International en la Universidad de Sussex, leer puede reducir los niveles de estrés en un 68% en tan solo 6 minutos. El estudio demostró que leer es, de hecho, más eficaz para reducir los síntomas del estrés que dar un paseo (reducción del 42%), beber una taza de té (reducción del 54%) o escuchar música (reducción del 61%).Entre los beneficios considerados de la lectura está el mejorar el vocabulario. Al reducir la lectura, se nota la pobreza en las palabras y lenguaje.
Es muy común en las actuales generaciones escuchar expresiones: “haz de cuenta…” porque no encuentran la palabra adecuada para explicar una situación. También la expresión: “asi como…” que refleja la imposibilidad de aplicar nuestro léxico para describir algo.Lógicamente, la lectura ayuda a desarrollar mejor las habilidades de comunicación y conversación y con ello, reduce el estrés y es auxiliar en superar la depresión. Asimismo, leer retrasa el deterioro cognitivo de las personas, especialmente, de edad avanzada.
Para leer un libro de ficción o novela se desarrolla la imaginación, ayuda a utilizar más la memoria, mientras que la lectura de no ficción enseña hecho concretos, fechas, nombres, lugares, lo que permite estructurar información y por supuesto, a concentrarse mejor. Según Wikipedia, la imaginación es una capacidad que se desarrolla desde el segundo año de vida, permite crear representaciones de sucesos que no han sucedido o de objetos que no existen.Gracias por leer este artículo, por haber conectado la vista con el cerebro, por permitir que la loca de la imaginación desate nuestros recuerdos, conjeturas, convicciones, ideas y sobre todo, que libere al alma de dependencias y adicciones.