Reflexión de la semana
¿Alguna vez ha salido en una noche clara y miró el cielo? Es hermoso, ¿no? Alrededor de mil años antes del nacimiento de Jesús, el Rey David se sentó bajo el cielo de la noche y escribió: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Sal. 8:3-4) David fue impactado por la belleza y la majestuosidad de la obra de Dios.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Él creó las galaxias y las puso a girar en el espacio El libro del Génesis nos dice que Dios nos ha dado las estrellas en el cielo para alumbrar sobre la tierra y servir como señales de las estaciones y los días y años. (Génesis 1:14-15)
Y así fue que los reyes magos, astrólogos de Oriente, notaron algo raro en el cielo en el tiempo del nacimiento de Cristo. Algo fuera de lo común les llamó la atención y los estimuló a hacer el largo viaje a Belén. Pero recuerde, si Dios no hubiera creado primero un universo de tal orden y precisión, esta estrella no sería destacada para ellos, ni los hubiera guiado a Jesús. El propósito de Dios para la Estrella de Belén fue simplemente para guiar a los Magos hacia Cristo. Dios usó la estrella para captar la atención de los Magos y llevarlos a Belén. Fue allí donde recibieron una revelación más plena de Cristo. Es en este punto, en Mateo 2:10 leemos: “Cuando vieron la estrella, se llenaron de alegría.” ¿Por qué estaban contentos? No tanto porque vieron la estrella, sino porque la estrella los había guiado a su destino, a Jesús.
Yo afirmaría que sigue siendo el propósito de Dios para la estrella de hoy. Ve usted, Jesús es la verdadera “estrella” de Belén. Él es la estrella. Él es el centro del escenario. Él fue la motivación del viaje de los Reyes Magos y la razón de su regocijo. Él es la razón de toda celebración de la vida hoy en día. El bebé en el pesebre es la pieza central de cada escena de la vida.
Así que cada vez que vea una estrella en cielo, piense en Jesús. Cuando hable de la estrella en el árbol esta Navidad, recuerde a Jesús. Cuando usted escuche cantos o reflexiones referencia a la estrella, piense en adorar y celebrar a Jesús. Y cuando se piense en la estrella y la forma en que llevó a los Reyes Magos a Cristo, pídale a Dios que de la misma manera guie su vida a Cristo, y cuando lo encuentre, regocíjese en gran manera.
Pienso que la vida de estos hombres llamados Reyes Magos, al regresar a su casa, su vida nunca más volvió a ser igual después de contemplar con sus propios ojos al Hijo de Dios en Belén. De la misma manera sucede el día de hoy en la vida de quienes tenemos la dicha de encontrar encontrarnos en el camino a Jesús.
También creo que hay otras “estrellas” que nos guían a Jesús: Un problema, una necesidad, una enfermedad, una alegría etc.
Estimado lector crea en Dios, sea feliz en este mundo, y un día vaya al cielo. Y los mejores deseos para usted y su amada familia esta navidad y siempre.