El PRI buscará en junio mantenerse en el poder en Coahuila, un estado que no ha experimentado alternancia en su historia democrática.
Rolando Chacón/ Agencia Reforma
Coahuila, México.- En Coahuila, un estado que no ha experimentado alternancia en la gubernatura durante su historia democrática, el PRI buscará en junio un nuevo triunfo electoral que le permita cumplir un centenario en el poder, aunque para ello tenga que ir de la mano de su histórico rival, el PAN, partido que apenas seis años atrás estuvo a punto de ganarle la gubernatura.
Los coahuilenses elegirán si mantienen a un gobierno priista, en esta ocasión en alianza con PAN y PRD, o si optan por una alternativa de izquierda, tendencia con la cual se identifican tres candidatos: el de Morena, el del Partido del Trabajo y el de la alianza del Partido Verde y el partido estatal UDC.
El PRI ha perdido fuerza electoral en los últimos años, y pasó de ser el partido dominante en el Estado, que en 1999, cuando compitió en solitario, ganó con 60 por ciento de los votos, a la última elección, en la que, con una alianza de siete partidos, obtuvo 38.9 por ciento de los votos.
En esa elección, la de 2017, el PAN, con su candidato Guillermo Anaya Llamas, arañó la victoria por la gubernatura del Estado.
La noche de la elección, el conteo rápido le daba la ventaja al PAN y, tras una pausa en el PREP, el miércoles siguiente, el conteo final le dio al PRI el triunfo por apenas 2.5 puntos porcentuales.
El resultado de la elección generó una gran desconfianza en parte del electorado.
Ciudadanos y dirigentes partidistas organizaron la mayor manifestación en la historia de la capital estatal, decenas de miles de personas protestaron por lo que creyeron fue un fraude electoral, los partidos de Oposición impugnaron y finalmente el Tribunal Electoral falló a favor del PRI.
Sin embargo, el triunfo del Presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018 modificó el panorama político en Coahuila.
El PAN, que por primera vez tenía mayoría en el Congreso con 12 diputados locales, junto a su aliado la Unidad Democrática de Coahuila (UDC), desarmó su mayoría, enfocó su oposición al Gobierno federal y estableció alianzas con el Gobernador priista Miguel Ángel Riquelme, quien cedió posiciones a panistas en altos cargos del Poder Judicial.
Sin una oposición fuerte en el Estado, Riquelme ha transitado su sexenio con relativa tranquilidad, se encuentra bien posicionado en las encuestas y, el 27 de marzo, en la visita del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, elogió la forma de gobernar del priista, su trato personal, y resaltó que el Estado se encuentra entre los tres primeros lugares en seguridad con un buen lugar también en desarrollo económico e igualdad de oportunidades.
Riquelme, actualmente de 52 años, es heredero directo del “Clan Moreira”, dinastía que inició en 2005 con Humberto Moreira, en cuyo sexenio se dio la peor crisis de seguridad en la historia de Coahuila, con el dominio de Los Zetas en todo el territorio, quienes protagonizaban enfrentamientos armados en las calles de las ciudades y perpetraron matanzas como la de Allende, en marzo de 2012, o masacres como la del Penal de Piedras Negras, cuyo esclarecimiento y justicia sigue pendiente.
Además, fue durante el sexenio de Humberto Moreira cuando se contrataron créditos por casi 35 mil millones de pesos, la mayoría de ellos con documentos falsificados, donde las cuentas públicas de varios años fueron ocultadas al Congreso.
Finalmente la megadeuda o “moreirazo” fue legalizada por el Congreso y reestructurada con varios bancos, aunque en los últimos dos sexenios el pago de más de 4 mil millones de pesos anuales en servicio de la deuda ha generado un lastre para las finanzas estatales y, al igual que las masacres, nunca se ha investigado ni castigado.
Humberto Moreira ganó su elección con el 56 por ciento de los votos, y seis años después, su hermano Rubén lo hizo con el 45 por ciento de ellos.
De acuerdo con distintas fuentes, desde Humberto Moreira, el poder político en Coahuila ha estado entonces en manos del actual diputado federal Rubén Moreira, quien sería el padrino político y principal impulsor del actual candidato a la gubernatura, Manolo Jiménez Salinas.
Jiménez, de 38 años, forma parte de una familia de empresarios de la construcción, agricultura, hotelería y medios de comunicación, ha sido dirigente municipal del PRI, diputado local y Alcalde de Saltillo en dos periodos; uno de un año en 2018, y otro de tres años, de 2019 a 2021.
Durante 2022, Jiménez se desempeñó como Secretario de Inclusión y Desarrollo Social en el Gobierno de Riquelme, cuando se lanzó la campaña de programas sociales “Mejora Coahuila”, puesto al que renunció para asumir la candidatura del PRI, PAN y PRD, en la llamada “Alianza Ciudadana por la Seguridad”.
El empresario minero Armando Guadiana, quien cumplió 77 años a principios de marzo, es, por segunda ocasión consecutiva, el candidato de Morena a la gubernatura de Coahuila.
En la elección de 2017 obtuvo poco más de 151 mil votos, con los que alcanzó el 12.21 por ciento de la votación estatal, sin embargo, un año después, en su contienda por la senaduría, multiplicó sus números: alcanzó casi 500 mil votos y ganó con el 36 por ciento de la votación emitida en Coahuila en esa elección federal.
La elección de Guadiana por parte del Comité Ejecutivo Nacional de Morena provocó una fractura en el partido.
En el proceso interno, definido mediante una encuesta, donde participó el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, y el ex diputado federal panista, luego morenista, Luis Fernando Salazar.
Mejía Berdeja, de 54 años, fue funcionario del Gobierno priista de Enrique Martínez y Martínez, pero se autoexilió en Guerrero luego de que su grupo político se enfrentó con el de los Moreira.
Después de ser diputado federal y local de Guerrero por Movimiento Ciudadano, el político se integró al equipo de la Secretaría de Seguridad del Presidente López Obrador.
Mejía Berdeja aprovechó la consulta para revocación de mandato de López Obrador en 2021 y durante los fines de semana visitaba Coahuila y organizaba reuniones con simpatizantes y liderazgos morenistas, lo que lo posicionó entre un sector de la población.
El 12 de diciembre pasado, cuando el dirigente de Morena, Mario Delgado, anunció el resultado de la encuesta, liderada por Guadiana, seguido muy de cerca por Salazar, el subsecretario rompió con el partido y poco después anunció su candidatura por el Partido del Trabajo, organización política que hace seis años obtuvo apenas el 1.15 por ciento de la votación estatal.
Mientras a nivel federal Morena tiene una alianza legislativa con el PT y el Partido Verde, en Coahuila la situación es diferente; el PT irá en solitario con Mejía y algunos liderazgos de Morena, como Miroslava Sánchez, ex diputada federal y ex dirigente estatal morenista, quien ahora es candidata a diputada local.
El Partido Verde, que en Coahuila ha acompañado al PRI en alianzas electorales y en sus votos en el Congreso, competirá en junio en la Alianza Rescatemos Coahuila junto al partido estatal Unidad Democrática de Coahuila.
El dirigente vitalicio del partido, Evaristo Lenin Pérez Rivera, de 56 años, es su candidato a la gubernatura.
UDC es un partido cuya principal fuerza política está en Ciudad Acuña, Municipio del que Pérez Rivera ha sido tres veces Alcalde, también ha sido dos veces diputado local e incluso fue diputado federal de 2018 a 2021, puesto al que llegó mediante una alianza UDC-PAN.