• López Obrador: ¿Garante… o interventor de las elecciones?
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Durante la semana que termina el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró en una de sus conferencias mañaneras que se convertirá en guardián y garante de las elecciones. Dada su investidura no es políticamente correcto que el mandatario manifieste esa postura, pues él no es un ciudadano común sino el Presidente de la República, y su función no es ser garante de los comicios ya que para ello existen el Instituto Nacional Electoral (INE), organismo autónomo con atribuciones constitucionales que le confieren la función de organizador y vigilante de los procesos eleccionarios; y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), quien resuelve las controversias e impugnaciones jurídicas.
Lo que el presidente está haciendo al externar tal expresión es intervenir en el proceso electoral del año entrante, con el evidente afán de respaldar a MORENA, lo cual no le está permitido por no ser de su competencia, pues su condición de Jefe del Estado le impone el deber gobernar con apego a la ley, de manera imparcial y equitativa, sin manifestar favoritismos a partidos o candidatos. El mensaje psicológico que el mandatario intenta proyectar al autoproclamarse guardián de las elecciones es el de tener él la autoridad moral para convertirse en una especie de fiscal absoluto de los comicios, lo cual supone una censurable falta de respeto a la autonomía y atribuciones legales del INE y el TRIFE, así como una maniobra para tratar de dar ventaja indebida a su partido respecto al resto de los institutos políticos que contenderán en las elecciones del año 2021.
El presidente ha hecho un uso abusivo de la tribuna que su investidura le confiere, ya que durante las conferencias diarias o en los mensajes televisivos que emite a la nación han sido recurrentes sus declaraciones superficiales, erráticas, o hasta absurdas, que no solo demuestran poca seriedad e inequidad -e incluso desinformación- en el ejercicio del cargo presidencial, sino que además han ofendido a la inteligencia y la dignidad de no pocos mexicanos. Ha agraviado a médicos, empresarios, enfermos de coronavirus y parientes de los fallecidos. Anunció que el coronavirus “nos cayó como anillo al dedo”; ha dicho que los profesionales de la medicina son unos mercantilistas; ha abandonado a los empresarios que para evitar la quiebra y el desempleo pidieron el apoyo gubernamental ante la crisis, insinuando que mediante corruptelas éstos pretenden la obtención de privilegios; ha dicho que sólo los deshonestos, traidores y mentirosos se contagian de coronavirus (por cierto, en su gabinete ya hay varias y varios altos funcionarios enfermos); semanas atrás, cuando la cifra de muertes por coronavirus en el país se situaba entre 6 y 8 mil defunciones aseguró que “domamos la pandemia”, y al día de hoy hemos rebasado los 25 mil fallecimientos.
Las impertinentes ocurrencias del presidente López Obrador parecen no tener límite. El hecho de que el primer mandatario ahora se autonombre guardián electoral constituye otra de sus frecuentes imprudencias. De conformidad con las disposiciones constitucionales y legales los únicos verdaderos guardianes de las elecciones en México son los ciudadanos que participan en las mesas directivas de casillas durante la jornada electoral, así como el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Con 22 votos en contra, entre los cuales 5 fueron de diputaos de su mismo partido y el resto de las bancadas legislativas del PRI, MORENA, PT, PES y PVEM, fue rechazada la iniciativa de reforma electoral planteada por el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, a quien desde meses atrás se le cuestion…