*Slim-AMLO: una relación con intereses económicos.
*“Quien es quien en las mentiras”: otra estrategia electoral.
Se ha anunciado por parte del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que el empresario Carlos Slim Helú se encargará de la restauración del tramo de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo “Metro”, de la Ciudad de México, que semanas atrás resultara colapsada causando la muerte de 27 personas. Tal revelación se debe, sin duda, a la relación económica que existe entre López Obrador y Slim, pues el magnate mexicano, quien con una fortuna calculada en 69 mil 400 millones de dólares es uno de los catorce hombres más acaudalados del mundo, tiene fuertes intereses en la construcción del Tren Maya, en virtud de que el gobierno lopezobradorista le otorgó a dos de sus empresas constructoras (Operadora CICSA y FCC Construcciones) importantes contratos por 18 mil 553 millones de pesos, para el suministro de materiales y construcción de plataformas y vías del tramo Escárcega-Calkiní, de esta controversial obra que en opinión de algunos analistas constituye un innecesario e inútil derroche de recursos realizado a voluntad y lucimiento personal del mandatario nacional.
Además, resulta pertinente mencionar que en la construcción de la Línea 12 del Metro, efectuada con un costo de 24 mil millones de pesos bajo la administración de Marcelo Ebrard como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, también intervino de manera significativa, entre otras, la citada empresa Carso Infraestructura y Construcción (CICSA), propiedad del ingeniero Slim. Así, las empresas de Carlos Slim se han visto beneficiadas mediante los contratos obtenidos durante los gobiernos de Ebrard y López Obrador. Los antecedentes hasta ahora analizados, ponen en evidencia el preponderante papel que juega el aspecto económico en el vínculo existente entre el presidente López Obrador y el multimillonario mexicano, y asimismo permiten entender por qué Carlos Slim aceptó la petición presidencial para hacerse cargo de la reparación del tramo colapsado de la Línea 12 del Metro. Así son los negocios.
Ante el gran desarrollo que en la actualidad presentan las tecnologías de la información, en la actualidad resulta prácticamente imposible para cualquier gobierno pasar desapercibido por los medios de comunicación. Hoy, todo lo que dicen o hacen los gobernantes se sabe y difunde de manera inmediata y global, gracias a la conectividad y accesibilidad de los medios informativos. Estas circunstancias de modernidad en las que ahora viven México y el resto del mundo contribuyen, sin duda, a fortalecer el ejercicio del periodismo y de los derechos que los ciudadanos tenemos para acceder a la información y a la libertad de expresión. Sin embargo, el disenso y la crítica que se hacen bajo este nuevo escenario de comunicación periodística y política parecen incomodarle al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyos errores han sido oportunamente señalados por periodistas, intelectuales y analistas políticos, a través de prensa, radio y televisión, desde el comienzo de la presente administración.
Así, el mandatario nacional ha introducido en sus conferencias “mañaneras” una nueva sección, denominada “Quién es quién en las mentiras”, cuya responsable es Ana Elizabeth García Vilchis. Con tal sección, se pretende desmentir supuestas “mentiras” publicadas en los medios de comunicación sobre el presidente López Obrador y su gobierno. En su primera aparición, dicha funcionaria enfocó sus réplicas contra los diarios El Universal, El País, Forbes, y los periodistas Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga y Raymundo Riva Palacio, entre otros. Con esta nueva modalidad, el presidente López Obrador ha abierto un nuevo frente de batalla que viene a sumarse a los que durante sus primeros dos y medio años de gobierno ha sostenido contra empresarios, intelectuales, partidos políticos y líderes opositores, clases medias, magistrados, jueces y organismos públicos autónomos (INE), a quienes una y otra vez ha denostado reiteradamente empleando diversos calificativos.
La beligerancia continúa siendo el elemento central del discurso y la actuación presidencial. La actitud del presidente no da muestras de tener un verdadero interés por enfocarse en la atención de los urgentes asuntos de interés colectivo que hoy demandan las complejas circunstancias del país, sino el evidente propósito de evitar un descenso en su nivel de popularidad, para conservar la rentabilidad electoral. A estas alturas del sexenio numerosas voces de los círculos periodísticos, intelectuales y políticos coinciden en catalogar a las conferencias mañaneras como un esquema estratégico, ideado por el mandatario con el objeto de mantener vigente su imagen y la de su partido. “Quién es quién en las mentiras” es un nuevo instrumento que viene a sumarse a esta estrategia electoral.