• AMLO: ¿Con los bonos a la baja?
Dos sondeos realizados en marzo de 2020 por conocidas encuestadoras con presencia nacional, cuyos resultados han sido difundidos en diversos medios de comunicación del país, reflejan el aumento del nivel de desaprobación de la población respecto al presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno.
La medición publicada el 26 de marzo por el Gabinete de Comunicación Estratégica indica que “el 37.4% de la población tiene una buena opinión del actual gobierno”, mientras que el sondeo realizado por GEA-ISA (Grupo de Economistas y Asociados (GEA) e Investigaciones Sociales Aplicadas (ISA)) y dado a conocer el 25 de marzo arrojó resultados similares, pues dicha consulta indica que sobre la situación general del país solo 34% de los encuestados dijo “sentir esperanza” de que habrá un cambio (en diciembre de 2019 era 41%). Asimismo, la percepción de que el rumbo del país “no es el correcto” es mayor (48%) a la de quienes opinan lo contrario (37%), por lo que la conclusión a la que llegó la segunda de las encuestadoras en mención fue que “el porcentaje de ciudadanos que respaldan incondicionalmente al presidente se ha reducido a la mitad”.
Sin duda, el abandono y desdén sufridos por la clase empresarial de manos del presidente López Obrador con motivo de la recesión económica derivada de la contingencia sanitaria en la que tiene inmerso al mundo la pandemia de coronavirus, también podría cobrarle la factura al primer mandatario, durante las elecciones federales -y locales, en algunas entidades- del año próximo, y particularmente en Chihuahua, donde igual que en el resto del territorio nacional las cámaras y organismos empresariales se han pronunciado fuerte y reiteradamente en protesta por la omisión de apoyos económicos o fiscales al sector productivo de parte del Gobierno Federal. Los líderes de la iniciativa privada organizada consideran que es insensible e irracional la decisión presidencial. Si en algún momento los empresarios chihuahuenses albergaron esperanzas en Andrés Manuel López Obrador y el llamado gobierno de la Cuarta Transformación, hoy tales expectativas podrían estar empezando a desvanecerse.
Los gobiernos de países como Estados Unidos, Francia, Italia, España, Alemania, Chile, Brasil, Uruguay, Argentina y Puerto Rico, entre otros, ante la actual recesión provocada por la pandemia han otorgado estímulos fiscales y apoyos económicos a las empresas, para evitar su quiebra y mitigar la pérdida de empleos. Desafortunada, ilógica y preocupantemente México es la excepción porque hoy nuestro país camina a contracorriente de los criterios de política económica aceptados por la mayoría de las naciones. El sentido común aconseja tal protección empresarial pues en cualquier país la supervivencia de las empresas es importante para el financiamiento del Estado, ya que una parte considerable del erario público se constituye por las contribuciones –pagos de impuestos- provenientes del sector privado.
Fue de tal magnitud la preocupación y zozobra que la extraña postura presidencial causó a la planta productiva nacional, que a través del Consejo Mexicano de Negocios la iniciativa privada organizada pactó con el Banco Interamericano de Desarrollo un paquete crediticio de 12 mil millones de dólares –sin que se requiera aval del gobierno mexicano- para brindar créditos a pequeñas y medianas empresas, a fin de salvarlas de la quiebra en la presente contingencia. Tal medida fue aprobada previamente por Arturo Herrera, Secretario de Hacienda, y después recibida con beneplácito así como respaldada a través de las redes sociales, tanto por Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, como por Graciela Márquez, Secretaria de Economía, todos ellos importantes funcionarios del gabinete de López Obrador, quien no tardó en criticar y descalificar el citado programa de créditos, expresando: “No me gustó mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes, si ya no es como antes”. El mensaje es claro: el Presidente no solo no ayuda a salir de la crisis a los empresarios del país, sino que además obstaculiza las iniciativas que ante la negligencia presidencial éstos se ven obligados a realizar por su cuenta para mantener a flote sus empresas.
Los conocidos analistas políticos y economistas, Jesús Reyes Heroles y Sergio Sarmiento, el 30 de abril y el 1 de mayo del presente año, respectivamente escribieron en sendos artículos editoriales de circulación nacional su descripción de la situación actual del país. Reyes Heroles afirma: “…lo que México padece es una crisis sin precedente en su proceso de toma de decisiones… si bien hay un amplio grado de coincidencia acerca de la situación y de las prescripciones de política, destaca una notable excepción: AMLO… No es que los mexicanos no sepan qué hacer, sino que, una persona crítica y esencial para el proceso de articulación de las estrategias, el presidente López Obrador, no coincide ni está de acuerdo, y que, dadas las condiciones políticas actuales, eso es suficiente para descalificar propuestas y, por tanto, bloquear múltiples iniciativas a pesar de que cuentan con consensos.”
Por su parte, Sarmiento expresa: “La situación en México será peor que en otros países. En primer lugar, los errores de política económica provocaron que la recesión empezara antes. En segundo, las medidas contra-cíclicas para reanimar la economía son virtualmente inexistentes. El presidente no se preocupa: “Tenemos una estrategia: ya decidimos no recurrir a deuda, decidimos no aumentar impuestos, decidimos no aumentar el precio de las gasolinas y decidimos fortalecer la política de austeridad republicana”. Pero más bien parece que López Obrador está impulsando una política exageradamente conservadora destinada al fracaso.”
El desenlace de la actual crisis económica derivada no solo de la pandemia sino también de los errores cometidos desde el comienzo de su ejercicio por el actual gobierno de México, podrían significarle al presidente Andrés Manuel López Obrador un desgaste político en detrimento de su popularidad y su proyecto electoral. Esto se mediría con claridad en los resultados de las elecciones federales del año próximo, cuando el presidente y su partido –MORENA- podrían perder muchos de los escaños que hoy los colocan como bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados. Por ello, una de las preguntas que ahora se hacen los especialistas en sondeos de opinión es si ¿En los comicios del año 2021 AMLO conservará los niveles de aceptación y el respaldo electoral que tuvo en el año 2018, o irán a la baja los bonos del mandatario y sus huestes morenistas?.