CON INDEPENDENCIA del comportamiento de la pandemia del Covid-19 y los resultados que muestre en la primera semana de enero 2022, el regreso a clases presenciales, está en firme para el 10, casi por decreto.
Hay recordar que en Chihuahua las clases (presenciales) se suspendieron una semana antes de la fecha que marca el calendario oficial; se reiniciarán una semana después. Eso dicen.
La intención fue bajar el número de contagios o por lo menos evitar que la cifra diaria supere los 400. La realidad muestra que no ocurrió ni una ni otra cosa.
No obstante, los indicadores de la primera semana de enero, serán fundamentales para conocer, cuál será la estrategia gubernamental, ahora sí que en el tratamiento de la pandemia, en donde el retorno de alumnos, maestros y personal de apoyo son factor de decisión.
Por lo tanto, cualquier adelanto por ahora sería caer el plena especulación y eso que Don Ómicron, no ha sido registrado en la estadística oficial.
Pese a que personal médico no oficial dice lo contrario y le adjudica el elevado número de contagios que se ha registrado en Chihuahua en los últimos meses. Lety Covid dice no.
Las sospechosas muestras ya están en el laboratorio de especializados de la Ciudad de México, ojalá cepa o mutación con origen en África, no vaya a se vaya a convertir en regalito de año nuevo para los chihuahuenses.
YA LO habíamos comentado, cosa de un mes, cuando una señora (adulto mayor) a punto del infarto después de haber sido vacunada en el Centro de Convenciones, debió ser llevada por personal de la Cruz Roja, al Hospital General en donde ciertamente fue atendida y digamos que logró salvar su vida.
Medalla para los paramédicos de la benemérita institución y para el personal médico del hospital. Ninguna duda de la capacidad y vocación.
El meollo del asunto es que el hospital estaba saturado (y ahora más), como siempre y ahora con la carga de la pandemia.
La señora y decenas de pacientes son atendidas a bordo de las ambulancias y en el mejor de los casos son ingresados a los pasillos de urgencias y camillas se tienen que quedar.
No hay lugar ni siquiera en los viejos sillones y como que colocarlos en el piso rebasaría lo inhumano.
Por lo tanto se quedan las camillas por horas y días; en consecuencia las ambulancias de la Cruz Roja y otras instituciones quedan inhabilitadas para traslado y salvamento de vidas.
De este tamaño es la gravedad que se presenta en los hospitales públicos del Estado.
Estamos muy lejos de un servicio médico hospitalario similar a Holanda como lo prometió hace poco más de tres años ya saben quién.
No hay duda que la pandemia nos cayó como anillo al dedo, pero también para desnudar nuestro sistema de salud pública, en donde prácticamente se ha abandonado a los mexicanos.
HABRÁ quien dice que el 2020 fue un año, en los temas de salud, seguridad y economía desastroso. Otros dice que el 2021.
En ambos casos habría parte de verdad; en todo caso la suma de ambos sería tan determinista como catastrófista.
Un viejo presagio nos lleva a reflexiona en que las historias son contadas vivida por sus actores, “cómo a cada quien le haya le haya ido en la feria”.
Lo real es que el año, concluye hoy de acuerdo con el calendario occidental. Cada quien contara o evaluará, la propias,
Cierto se fueron (o adelantaron) seres muy queridos; duele igual cada, para los propios. Hoy llegaremos a 10 mil vidas que tal vez, no debieron abandonarlos, pero se fueron.
Por ahora, sólo esperar que el 2022 sea mejor para todos, con independencia de la fe y agradecer al creador, continuar con vida.