Para efectos legales es un partido político, en los hechos es difícil definirlo con exactitud. Sus fundadores e integrantes encumbrados prefieren llamarlo “movimiento”, pero ampliando criterios vemos que se parece más a una secta. Como toda secta madura, tiene su feligresía que actúa con fe y obediencia ciega venerando al líder fundador, a quien dotan de cualidades divinas; infalibilidad, el don de la profecía y halo de santidad ciudadana. Su estructura es vertical, como toda secta, están los ministros de culto subalternos, únicos autorizados para interpretar la voz del profeta, quien a su vez es el único capaz de conocer y expresar la voluntad del pueblo. También tiene sus mandamientos, tres y un cuarto añadido después, su cartilla moral y lugar de culto.
Sea partido, movimiento o secta se pudrió al tomar el poder, aunque apenas observemos las expresiones decadentes. Lo que sucedió este día en la Cámara de diputados desmiente sus mandamientos sagrados mil veces repetidos y pisotea la cartilla moral, quedando sólo el valor de la obediencia como elemento de cohesión. Es el cuarto mandamiento que agregó el profeta estando ya en el poder: “los buenos feligreses son 90 por ciento leales y 10 por ciento capaces, así los prefiero”. Los tres primeros; no mentir, no robar y no traicionar al pueblo son letra muerta, doctrina para las mañaneras, alimento demagogo para mantener inflamado el espíritu de su feligresía más ignorante.
Mintieron al decir “llegamos todas”, pero a la primera oportunidad de probarlo muestran incongruencia favoreciendo a un posible acosador de mujeres; al votar la impunidad robaron la esperanza de miles, quizás millones de mujeres anhelantes de justicia; traicionaron al pueblo en cuyo nombre hablan, al pisotear la narrativa de género con la que impostan la voz cada ocho de marzo. De los principios y valores que presumen el profeta y los ministros subalternos sólo queda un valor; la obediencia. Siguen guardando total obediencia al profeta radicado en Palenque, ahí es donde anida la impunidad con la que cubrieron a Blanco.
¿Cuántas diputadas y diputados del régimen votaron por mantener el fuero a Cuauhtémoc Blanco, en razón de la obediencia jurada al profeta?. Me atrevo a decir que muchos, cargar el descrédito social de proteger a un presunto acosador (lo acusó su media hermana de querer violarla), es demasiado hasta en devotos de una secta inmoral, farsante e hipócrita que no reconoce más valor que el valor de la obediencia. En Morena obedeces, luego existes, no hay espacio al disenso. Lo protegieron incluso seguros de que profundizaban la fractura interna, Claudia Sheinbaum estaba por desaforar a Blanco, pero la obediencia no es con ella, es con el líder amadísimo.
El régimen que parió Morena es una contradicción. Visto como Partido-Movimiento está en su máximo poder; gobierna soberano sin contrapesos institucionales, devastados por órdenes del profeta, es capaz de reformar la constitución como enmendar textos a tachones, dispone de cantidades ilimitadas de dinero para su maquinaria electoral y encima la oposición está confundida y desacreditada socialmente. Como secta, está en plena decadencia social y moral; solapa la corrupción, encubre a narcopolíticos, sus ministros subalternos asumen actitudes misóginas, las mujeres parecen conformes estando sometidas y, grano del antipastel, otorga inmunidad a sus miembros más despreciables: Cuauhtémoc Blanco acusado de acoso, Salgado Macedonio de violación, narcogobernadores y una legión de lacras oportunistas que hicieron profesión de fe por mezquino interés.
Actúan sin importarles que mandan un mensaje de arrogancia y cinismo a sus electores, la feligresía extendida, del tipo “si, somos cínicos, incongruentes con los principios, solapadores de corruptos, amigos de violadores y qué”. Es la soberbia de quien se asume invencible, de quien ha perdido el respeto por las formas mínimas de civilidad política y perdió interés en sus votantes, “con los programas están seguros”. Piensan que teniendo secuestrados a los órganos electorales, INE y Trife, en proceso de concluir el desmantelamiento de la Corte y cooptados a casi todos los partidos de oposición (apunte al PRI entre ellos), pueden desdeñar al pueblo, al cabo son los fundadores de un régimen destinado a reinar por mil años.
Sigan con la soberbia de pensar que todo lo pueden, que su cinismo es virtud, su corrupción decencia, su misoginia derecho. Pero les recuerdo que han olvidado el mandamiento más invocado en los tiempos tempranos de la secta, mil veces pronunciado por su profeta en los años de opositor: “el pueblo se cansa de tanta pinche tranza”. Tras la decadencia social y moral de la secta, llegará el desmantelamiento electoral y político del Partido-Movimiento. La descomposición política ya empezó, está tocando grados de imposión.
Rompeolas
El PRI se escribe con P de Primero alito, luego alito y después alito. Si algún grado de credibilidad social conservaba este partido, lo perdió en la sesión de los diputados, hoy. Votó junto a lo peor de Morena, el Verde y el PT por la impunidad de Cuauhtémoc Blanco y lo hizo sin más interés que proteger a su presidente nacional, Alejandro Moreno, apodado “alito”. Como dicen en el barrio de las Chivas, lo tienen agarrado de las verijas. Nada de lo que diga o haga en adelante tendrá credibilidad, a partir de ahora contémoslo, sin sombra de duda, entre los partidos del régimen populista.