El profe Martín Chaparro, quien decidió incursionar como aspirante a gobernador por Morena, apenas entró a la pelea e incomodó a sus compañeros de partido. Lo hizo sólo diciendo verdades y además verdades obvias para quienes siguen la política local.
¿Cuáles son estas verdades obvias? Pues las que citó en un párrafo ante los medios, al presentarse como aspirante: que Cruz Pérez Cuéllar usa el presupuesto del municipio para poner espectaculares y regalar prebendas; que Andrea Chávez tiene un poderoso padrino el cual, desde el senado, le ha financiado la campaña “cueste lo que cueste”; y que Ariadna Montiel usa los vastos recursos humanos y económicos del Bienestar para su precampaña.
No lo dijo con sus nombres y apellidos, tampoco es que sea tarugo, pero fue tan claro, sucinto y directo que los señalados se vieron obligados a tomar nota. Imposible no darse por aludidos, palpó sus fibras más sensibles.
Pérez Cuéllar, por ejemplo, no se aguanto e hizo la pregunta sarcástica intentando desacreditarlo: ¿“Quién es Chaparro para descalificar compañeros”?. Obviamente lo incomodaron las declaraciones que hacían referencia directa a su persona. No puede tapar el sol con un dedo.
Pues Chaparro es nada menos que un viejo militante de la izquierda, fundador de Morena y quien durante ocho años presidió el Partido en Chihuahua, sin exigir un hueso a cambio.
La senadora Chávez y la secretaria Montiel, también interpeladas públicamente, guardaron de momento silencio, pero trascendió que hicieron ácidos comentarios en privado contra el profe. Seguro esperan la oportunidad para actuar.
Lo que sea de cada quien, calidad moral tiene indiscutiblemente Chaparro, su trayectoria de militante ejemplar nadie puede discutirla con sinceridad, ha sido un hombre congruente de la izquierda que dedicó mucho tiempo al partido, trabajo que el mismo tlatoani le reconoció.
Sólo para el apunte, la critica a los principales precandidatos del régimen al gobierno local es de un viejo militante y fundador del partido oficial, no la oposición conservadora.
Rompeolas
Lo que no han entendido en Canaco, específicamente lo que no entiende Omar Armendáriz, es que sacando a Maurilio Ochoa de la ecuación se le pueden cuadrar las cosas en la sucesión por la presidencia. El último reporte es que Ochoa se aferra con uñas y dientes a seguir mangoneando y, cuando comprendió que su candidatura era inviable, ahora quiere ser incluido de número dos en la planilla “oficial” que lleva de presidente a Lazzarotto. Confía que desde la secretaría puede manipular al nuevo presidente, suponiendo que se les haga su planecito, como lo hace ahora con Armendáriz. La obstinación de Maurilio por mantenerse en la Cámara sugiere que todavía hay cierta carnita en ese hueso. Pero en gobierno piensan que sus pequeñas ambiciones no pueden partir la Cámara comercial en dos, es un organismo que todavía goza de algún prestigio entre los chihuahuenses.
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Muy discreto en Chihuahua Rafa Espino, pero en Ciudad de México está dando una batalla desigual contra el ogro en que está convertido Petróleos Mexicanos. Es presidente de la unión de empresas que prestan sus servicios y proveeduría a la paraestatal y, como se sabe de meses atrás, les adeudan cantidades multimillonarias (más de cuatrocientos mil millones de pesos), cifra que aumentó 130 mil millones casi de un día para otro. Pues Rafa Espino hace cabeza en las gestiones de cobro, que por cierto no han tenido mucho éxito, pero ellos insisten en que les paguen su dinero, el servicio ya lo prestaron y en algunos casos lo siguen prestando. Tarea ingrata la del exsenador, Pemex va de tumbo en tumbo, no hay forma de que frenen su caída, menos con la enorme deuda a proveedores cuyo resultado inmediato es que las metas de producción, ya de por si bajas, se irán desacelerando todavía más, entró a un círculo viciosos. En las grandes ligas anda el buen Rafa, abusados los suspirantes si decide voltear hacia Chihuahua para el 2027, tiene contactos al más alto nivel en la administración de Claudia Sheinbaum.
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Al interior del PRI se comenta que el cambio de dirigente estatal podría llegar antes de las fechas legales, previstas para agosto del 2026, si mal no recuerdo. La versión más extendida es que el diputado José Luis Villalobos entraría a la dirigencia estatal en sustitución del también diputado, en su caso federal, Alejandro Domínguez. Los rumores de cambio son viejos, los han manejado desde que Villalobos regresó a Chihuahua (pasó años en el CEN del PRI y continúa con la cartera de afiliación) para la diputación pluri, pero ha tomado vuelo desde que Alito, dueño absoluto del otrora partidazo, empezó a cambiar presidentes estatales en otras entidades. Interesante lo que sucede en el viejo PRI, algunos dicen que todavía tiene ciertas partes aprovechables, las que se disputan sus liderazgos locales.