*Revocación, oscuras motivaciones
*Nos robó la figura más democrática
*Continuismo y asolada contra el INE
*Corral: traidor, corrupto y mentiroso
La parte más deshonesta y antidemocrática de la Revocación de mandato versión 4T, es que siendo un legítimo instrumento de la sociedad civil contra los malos gobiernos, el Presidente más votado en la historia del país la corrompió. Nos la robó para mantener vigentes sus oscuras ambiciones continuistas o avanzar en la destrucción de los órganos electorales o satisfacer su ensanchado ego, o las tres juntas.
Es tan demencial lo que sucede en México con la Revocación, que si ahora mismo intentásemos explicarla, en los términos que la plantea el gobierno, a un grupo de estudiantes danés o suecos de secundaria, simplemente sería incapaz de comprenderla. La tendría como un ejercicio patas para arriba, inconcebible en democracias avanzadas, como salido de una parodia en la Grecia antigua escrita para matar de risa a la plebe, por sus incongruencias y desvaríos. Es el mundo al revés.
En una lógica estrictamente democrática, es al punto que nos llevó López Obrador con esa contumaz obsesión. No entiende uno por que un presidente insistiría hasta el hastío en preguntar a la gente si quiere que permanezca o no en el gobierno. Esa pregunta corresponde a la sociedad, es un derecho ciudadano, una prerrogativa contra los malos gobiernos. En nuestro caso, el exigente es el mismo Presidente y lo hace con inusitada vehemencia. Pongámoslo así, para ver su desfachatez:
Tardé 20 años para conseguir el empleo soñado y a los tres meses exijo al Consejo de Administración que, a cualquier forma y de cualquier modo, someta mi cargo a consideración de los accionistas, siendo que nadie cuestiona mi desempeño.
Muy diferente sería si un grupo de 2,7 millones de mexicanos o más, se junta para exigir su derecho constitucional pidiendo una segunda votación que defina la permanencia de un gobierno cuestionado. ¡Excelente!, para eso es la figura revocatoria, está concebida con el propósito de establecer un equilibrio entre los malos gobiernos y la sociedad. Por definición es un freno, un hasta aquí, un ya basta de la sociedad, nunca prerrogativa del Poder. Reducido al absurdo, sólo así entienden muchos devotos, lo contrario sería que el Presidente haga su propio ejercicio revocatorio para preguntarse a él mismo, si desea cambiar al pueblo por que ya no le gusta que lo critiquen ni le hagan memes. De ese tamaño es la desmesura.
Otra deshonestidad es que el Presidente y el partido oficial, Morena, han subvertido el concepto revocatorio, manipulándolo hasta dotarlo de un significado contrario al contenido en las leyes; para ellos no es revocación, es refrendo, ratificación, continuación, patente de siga. Toda la estructura del Gobierno Federal y los estados donde gobierno Morena, sin cuya movilización financiada con dinero público jamás hubiesen conseguido las firmas, está identificada bajo el concepto de refrendo, no de revocación. Preguntaron ¿Quieres que el Presidente se vaya? No, trastornaron la pregunta dejándola en sentido afirmativo ¿Quieres que AMLO siga gobernando?, apúntate en esta lista. Así la narrativa oficial de los módulos para recolectar firmas en todo el país.
Sin embargo no estamos frente a un despropósito, en esa perversión obvia existe otra lógica, es la lógica de la manipulación aviesa, del engaño artero. Sus afanes de insistir en “vota para que siga” y la historia de otros populistas latinoamericanos, en su momento aspirantes a dictadores, es la que me hace pensar, como a millones de mexicanos, que la primera pretensión presidencial es hacer una valoración del humor social y político antes de dar un paso macizo hacia una reforma constitucional que despeje su camino para continuar en el poder. La segunda sería dotarse de justificación social que le permita avanzar en su asoladas contra el Instituto Electoral, hasta reducirlo a una insulsa dependencia de su gobierno, como en los tiempos del viejo PRI. Y la tercera satisfacer su ensanchado ego; “miren, el pueblo me adora”.
La Revocación es una realidad desde que el Presidente la puso como prioritaria en su gobierno, con la validación de las firmas que ayer hizo el INE sólo damos un paso más hacia la fecha definitiva. Auguro una votación muy parecida a la del juicio contra los expresidentes, otra enorme contradicción, a lo más votará el 15 por ciento de los mexicanos, pero el Sí ganará por el 85 o 90 por ciento. Sería un triunfo arrollador de nuestro exaltado tlatoani, suficiente para recrear una realidad alterna de país y alimentar sus afanes megalómanos de dictador en ciernes, líder espiritual vengativo y padre bondadoso de los menesterosos y desamparados. Por ningún motivo votaré.
Rompeolas
Bien dicen que si quieres conocer a una persona, necesitas verlo actuando con poder. Javier Corral se decía profundamente democrático y defensor de las instituciones, compañero leal y sincero a carta cabal, presumía de siempre decir verdad. ¿En que terminó, a su paso por gobierno? Los hechos nos dicen que quiso pisotear la democracia al interior de su partido, pervirtió las instituciones, traicionó a su partido, a Chihuahua, a sus amigos y a sí mismo. Y ayer nos enteramos, por voz de su protector –que amiguitos-, que también engañó a todo Chihuahua con el tema de sus nacionalidades. Es decir el gran demócrata, el respetuoso de las instituciones, el virtuoso leal, el hombre más sincero del mundo terminó pisoteando la democracia, batiendo las instituciones, siendo cuatro veces traidor y mentiroso global. Debería darle vergüenza y no salir a la calle, pero ya sabemos, también es un desvergonzado. FacebookTwitterWhatsAppCompartir