Claudia Sheinbaum celebró sus primeros cien días de gobierno tragándose una de las críticas más severas y estructuradas a su gestión. Dos días antes estuvo Ernesto Zedillo, vía virtual, en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, donde ofreció una conferencia magistral sin desperdicio. Me gustaría reproducirla completa, recupero sólo dos párrafos: “No necesitamos un país que sea una autocracia del partido hegemónico, donde el poder real e inmenso lo ejerza un caudillo instalado, oculto, en la oficina anexa a la Presidencia de la República. Queremos una Presidenta de verdad”. “Los ciudadanos fuimos a votar para escoger a nuestros nuevos representantes en un país democrático, no se fue a las urnas para decidir que la democracia mexicana tenía que ser destruida. No fuimos a las urnas para decir, transfórmese la democracia mexicana en una tiranía”. Le aplaudieron de pie, buen rato.
Lo dijo el presidente más votado en la historia del país (Si, fue Zedillo no el ex que habita en Palenque) al que los priistas no quieren por su sincera convicción democrática, entregó la Presidencia a Fox quien la ganó a buena ley. Y sí, también el presidente del Fobaproa, porque en política como en la vida no todos son diablos a santos, así nos lo quiere presentar la demagogia populista de la nueva tiranía, con su narrativa maniquea de que “o estas conmigo o estás contra mí” y si estas conmigo eres santo, si no demonio. Lo dijo también el presidente que, supuestamente está más alejado del país, mientras Peña disfruta de su pacto impune cambiando de novia cada tercer día, Salinas no tiene más ocurrencia que llamarse desempleado y los panistas, Fox y Calderón, pendejeándola en Venezuela.
En ese contexto, con las verdades tan incómodas como inocultables de Zedillo, es que CSP celebró sus cien años, haciendo una sincera profesión de fe al demagogo instalado, oculto, en Palacio Nacional: “¿Porqué le llamamos Segundo Piso de la Cuarta Transformación? Porque los cimientos, la base, la puso el mejor Presidente: Andrés Manuel López Obrador, y a nosotros nos toca consolidar, sumar y avanzar con el segundo piso, con la raíz bien firme y el corazón por delante”. El punto es, en su caso, que ese segundo piso estuvo dictado y diseñado por el expresidente, siguiendo ella el librito heredado sin cambiarle una coma, sabiendo que la finalidad es consolidar una autocracia, sobre las ruinas de lo que empezaba a ser una democracia.
Por esa razón y el permitir que sea él ex quien mande en el partido oficial, es que la credibilidad de CSP como líder del país está cuestionada. No es por su condición de mujer, es porque no ha sabido hacer valer como presidenta, generando mil rumores de que no manda ella, sino él. Los mexicanos rechazamos, por experiencias desastrosas, los maximatos, queremos, como dice Zedillo, “una Presidenta de verdad”. Ojalé llegue esa Presidenta por la que votaron millones, la vamos a necesitar y mucho a partir del 20 de enero.
Rompeolas
No me la crea mucho, ya ve como es la rumorología y más tratándose del eterno juego al sube y baja político, pero entre los aspirantes a gobernador apunte a Santiago de la Peña, eficiente y discreto secretario general de gobierno. El hombre registra muy bien y en Juárez tiene más presencia que cualquier panista, lo quieren porque supo vender muy bien el tema del transporte, que además sinceramente está de primera. Santiago no es de los que se chupan el dedo, seguramente ve con reserva comentarios como el presente, pero apuesto doble contra sencillo que su nombre irá mencionándose cada vez más.
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Que muy bien le fue a José Luis Villalobos (Janis para los cuates) en la reunión del CEN que presidió Alito. Dicen que ponderó muy bien el trabajo, explicando que su programa de afiliación es fundamental para el crecimiento del PRI. Ahí está el buen Janis, picando piedra con la esperanza de que su cuate Angulo, quien se lleva de piquis colis con Alito, lo haga presidente del CDE. Por esa razón trae los puentes rotos con Chela y con Alejandro, sin embargo así es la grilla, el PRI todavía tiene algunas partes aprovechables y varios están dispuestos a pelear por ellas.
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No se, pero algo en Gilberto Loya me recuerda mucho a Bernardo Pérez Acedo. ¿Lo recuerdan, a Pérez Acedo?. Era un viejo militante priista que siempre quería ser candidato a gobernador, alcalde, diputado, lo que fuese y nunca faltaba el charlatán que lo encuerdaba, ilusionándolo con que sí podía. ¿Quién encuerda al señor secretario de seguridad? No se, pero lo que si sé es que no son amigos quienes lo metieron en el brete de ser candidato a gobernador. Sus posibilidades son las mismas que tuvo en aquellos entonces Pérez Acedo. ¿Y por la alcaldía juarita?, Ahí sí, el chiste sería que gane, los devotos del populismo tienen bien aceitada la plaza. Pero que se de una caladita, quien quite y salga mejor de candidato que procurando seguridad.
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Muy celerinos los oficialistas del régimen. El domingo salieron presurosos para estar en el zócalo, donde Claudia Sheinbaum Pardo hizo su primer acarreo del sexenio para llenar la plaza, esta vez con el pretexto de sus primeros cien días. Hay que entretener al respetable. Allá llegó Cruz, los senadores Loera y Chávez, Cuauhtémoc Estrada y otros diputados locales, también diputados federales, la delegada del Bienestar y un nutrido grupo de mirones sin oficio ni beneficio. ¿Lo relevante? Nada, salvo los senadores, el resto relegados a las filas de los políticos sin importancia.
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Ayer sepultaron en Delicias a un buen panista y mejor ser humano, Horacio González de las Casas, campeón del surgimiento democrático durante la época dorada del PAN, en los tempranos ochentas. Fue presidente municipal de Delicias en la histórica elección del 83, cuando el PAN arrasó en la entidad quedándose con la columna vertebral del estado y varios municipios más. Después Barrio lo hizo secretario de Desarrollo Rural, tarea que desempeño con enorme sensibilidad y compromiso con los agricultores, su gremio. Buen hombre el gran “Lacho”, era creyente, Dios lo reciba en si Santa Gloria.