A la presidenta Claudia Sheinbaum le molestó la ocurrencia de Donald Trump, el orate del Imperio, de comentar que el Golfo de México debe ser llamado Golfo de América y decir que “México está gobernado esencialmente por los cárteles”. Ella respondió con otra ocurrencia, proponer que Estados Unidos sea renombrado “América Mexicana”, recordando la Constitución de Apatzingan en desuso. Contra lo que más dolió, nos gobiernan los cárteles, recuperó la respuesta estándar del populismo; invocar el nombre de Felipe Calderón, siendo que han pasado más de doce años de aquel gobierno.
Lo del Golfo es otra provocación sin importancia del misógino, los engreídos texanos siempre lo han llamado “Golfo de Texas” y nada pasa. En cuanto al tema de los cárteles, el gobierno de CSP no tiene cara con qué defenderse por eso regresa el tiempo hasta la fallida guerra, pretendiendo desviar la atención sobre una realidad inocultable; la política criminal de los abrazos llegó a niveles insospechados de maldad. Y sí, Calderón cometió una estupidez declarando la guerra sin conocer el tamaño del problema, pero el innombrable del pasado reciente hizo de las organizaciones criminales sus aliados políticos, permitiéndoles actuar en absoluta impunidad mientras extendía sus actividades delictivas a cada rincón del país, a cambio de colaborar en las elecciones.
Todos los días nos encontramos noticias y videos sobre escándalos, asociados al narcotráfico, inimaginables hasta antes del gobierno anterior. Ahora mismo circulan videos en redes donde presuntos integrantes de un conocido grupo criminal regala roscas de reyes y juguetes a niños en plazas públicas de diferentes municipios tabasqueños, dejándoles el mensaje de que “este regalo se los manda el señor 88, somos del cártel de Jalisco, sin compromiso de nada, lo que queremos es ayudarlos y apoyarlos. Estamos aquí para cuidarlos, no para joderlos”. Sucedió el seis de enero en Tabasco, tierra del tlatoani donde gobierna Morena sin oposición. ¿Qué no es el gobierno quien debe proveernos seguridad?.
Hace sólo unas semanas, el diez de diciembre pasado, la alcaldesa de Coalcomán, Michoacán, Anabel Ávila Castrejón, agradeció en un evento público a uno de los jefes del crimen conocido como el “Mencho”, por haber regalado juguetes a los niños de su municipio. Así podría seguir citando casos aberrantes hasta hace pocos años, sobran. Por su importancia, menciono sólo el episodio del gobernador Rocha Moya de Sinaloa, el Mayo y el asesinato del diputado oficialista Melesio Cué, detonante de la crisis de seguridad que hoy viven Sinaloa, regiones de Chihuahua y otras partes del país.
Los mexicanos nos hemos acostumbrado tanto a la presencia de las organizaciones criminales en nuestro país, que perdimos la capacidad de asombro: ah es que son los de fulano contra los de mengano peleando por el territorio; ah es que mataron al señor tal y entraron en guerra con el otro señor….; todo está tranquilo, los muertos son por un topón en los linderos de sus fronteras. Para nosotros es una normalidad, nos hemos inmunizado contra el horror, pero ante los ojos extranjeros en México vivimos bajo el terror criminal y nuestro gobierno es cómplice o francamente parte de los cárteles. Están sinceramente convencidos de que “esencialmente nos gobiernan”.
Y lo peor es que su percepción está cerca de la realidad. Si no gobiernan, participan activamente en muchos gobiernos. El consenso de especialistas en temas de seguridad es que al menos hay tres estados cuyos gobiernos son fallidos por la influencia de criminales en sus territorios: Sinaloa, Guerrero y Chiapas. También estiman que varios más están por caer; Michoacán, Tabasco, Guanajuato, Tamaulipas. En muchos estados la presencia del crimen es completa. Bueno, ahora compiten descaradamente contra la empresa insigne del nacionalismo populista, Pemex, distribuyendo combustible robado a lo largo y ancho del país como si fuese legal. ¿Piensa CSP que esa información escapa a la inteligencia siempre invasiva del Imperio?. Por supuesto que no, también ella la conoce y al detalle, el hecho es que prefiere asirse a la negación; en México no producimos fentanilo, los únicos narcotraficantes son Calderón y García Luna, estamos combatiendo las causas.
La infamia del expresidente cuyo nombre me resisto a pronunciar, es que cínicamente acogió a las organizaciones criminales como sus aliados electorales, aceptando en público que lo mejor era darles abrazos y no balazos. Es más, llegó al extremo de felicitarlos por “haberse portardo bien en las elecciones” y agradecerles por “no molestar a los servidores de la nación con chaleco guinda”. Ahora vemos las funestas consecuencias de su impúdica complicidad, nos puso de frente ante la posibilidad real de una intervención abusiva del gobierno norteamericano.
Rompeolas
Al interior del Poder Judicial del Estado se incrementan las angustias. Los jueces y magistrados que cumplen con los requisitos de jubilación están apresurando tramites, temerosos de quedar con los dedos en la puerta. Los que no, francamente están desesperados, algunos quisieran ver señales de Palacio para entrar a la elección, pues no saben de bien a bien que pasará con ellos. Pronto iremos soltando nombres, es muy interesante ver como se mueven unos y otros buscando la permanencia. No se acaben las uñas, lo mejor sería resignarse a la realidad; la sacudida que sufrirá el Poder Judicial local será extrema. ¿Han visto el Juego del Calamar?, sólo sobrevivirán los más astutos.
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Vaya o no por la reelección, Álvaro Bustillos sigue movido para que las enérgicas autoridades norteamericanas de sanidad reabran la exportación al ganado mexicano. Hoy informó que hay avances importantes con las instancias correspondientes y sería cuestión de días para reanudar la exportación. ¿Será? Pues que se apuren, el reloj corre de prisa y el 20 de enero es cada vez más cerca, en una de esas el misógino voltea hacia el ganado extiende la cuarentena, está disparando con escopeta.