Una persona zonza es alguien bobo, de pocas entendederas. Así les decíamos en Jiménez a los más atrasados sin pretender insultarlos, era más bien una descripción. Es como veo al PAN de Anaya, Cortés, Romero y compañía, un PAN azonzado. No es que sea un Partido de bobos o pendejos, jamás pensaría eso con la brillante historia construida a través de tantas décadas. Mantener sin desánimo una oposición constante, sufrida, valiente frente al régimen que ganó el gobierno con las armas y lo sostuvo con el poder del estado, es una tarea heroica. El PAN la mantuvo durante generaciones, hasta que llegó al poder.
Siempre fue un opositor formidable, temido y respetado por los gobiernos del PRI hegemónico y las otras oposiciones, sobran hechos trascendentes de su gloriosa historia. Sin embargo frente a Morena se conduce como un Partido asustado, sin ideas, apocado. Por eso digo que no es zonzo, sufre zoncera temporal, espero. Como Peña en la crisis de Ayotzinapa; no entiende que no entiende, la genial descripción de “The Economist” cuando la parálisis del gobierno por aquellos terribles asesinatos. Da la impresión que las décadas de opositor no le dejaron ninguna enseñanza o se conformó con haber probado el poder que otros disfrutan, o quedaron atolondrados viendo la rapidez con que destruyen al país.
Olvide las canalladas de Anaya y su vulgar ambición en la previa contra el innombrable, tenga paciencia con las estupideces, esas sí, de Cortés durante la campaña pasada, entre otras dejar las casillas solas para que Morena las llenara de votos espurios, tampoco tome en cuenta el agandalle de los mejores cargos pluris por la camarilla que lo gobierna y cerrarse a la democracia interna. Eso quedó atrás, explican en parte el tamaño de la derrota. Me sorprende que asimilada la derrota, visto el peor rostro -al menos hasta lo que va de CSP- del régimen y resuelta sin dificultades la nueva dirigencia siga mostrando las mismas taras políticas que observaron en ésta campaña y la del 2018.
Me refiero a la extraña votación del jueves en el senado, cuando siete de sus veintiún senadores votaron junto al grupo oficialista, para incluir la expedición de comprobantes fiscales falsos en el catálogo de delitos graves que merecen prisión preventiva oficiosa. Enrique Vargas, vicecoordinador de la bancada (la coordinadora, Guadalupe Murguía, también votó junto con Morena) explicó que permitieron el voto libre en atención a los gobernadores de su partido, quienes abiertamente se pronunciaron a favor de ampliar dicho catálogo. Esa es la explicación política, votaron libremente escuchando a los gobernadores.
El hecho en sí mismo es inadmisible, si reparamos en la pretensión última del régimen; llevar un paso más lejos al ya de por si feroz terrorismo fiscal. Dan herramientas legales los autócratas, vengativos y profundamente rencorosos para que detengan a cualquier contribuyente incómodo, cual si fuese asesino, violador, secuestrador, feminicida. Los verdaderos factureros son parte del negocio sucio, destinan grandes cantidades de dinero a sus campañas y untan la mano de los empoderados en puestos claves o “gestores mayores”, entre otros los hijos de YSQ. Con esa reforma van por los “enemigos” del régimen y en su mente de radicales intolerantes tienen muchos; todo contribuyente insumiso. Votando juntos se hicieron cómplices del terrorismo fiscal ¿cómo lo denunciaron después, frente a casos específicos de obvia persecución?.
Si el hecho es inadmisible, la explicación de Vargas patética: “los dejamos libres y ellos votaron así porque escucharon a los gobernadores”, justifica el señor senador. Es tan simple la explicación de Vargas, que podría compararse con la de un niño justificando que no hizo la tarea “porque su mamá no tuvo tiempo de llevarlo a comprar la cartulina, pero él tenía toda la intención de cumplir”. El insensato deja a los senadores como peleles de los gobernadores y a los gobernadores responsables de la mala decisión de su bancada. Queda mal con todos, principalmente con los contribuyentes que apoyan a su partido. ¡Y Ni por enterado se da!.
A esa perdida de sentido común me refiero, la sorprendente incapacidad de la dirigencia panista para realizar una correcta lectura del momento histórico que vive el país. No se han percatado que van contra el régimen más perverso, corrupto, cínico y autoritario desde la Independencia. Teniendo tanto de dónde hacer liacho, les da por confraternizar voluntariamente con el adversario que los humilla diario. ¿Han cuestionado, por ejemplo, el dineral que tira el gobierno austero cuidando al ex que presume ser cuidado por el pueblo, así como a toda su familia?. Ahí está un tema, entre otros, que duelen sin que ellos los toquen.
Con una oposición así dan ganas de irse a Dinamarca, allá las preocupaciones parlamentarias son muy diferentes. Los diputados daneses están discutiendo la forma de gravar los eruptos y el estiércoles de reses y puercos; acá la oposición vota junto con el autoritarismo para joder al contribuyente que promete defender. Así cuando.