Raymundo Riva Palacio atribuye la idea a Rafael Barajas, El Fisgón, y a Jesús Ramírez Cuevas, propagandista del régimen, de ser quienes convencieron a López Obrador de nombrar a su hijo, Andrés Manuel López Beltrán, en la Secretaría de Organización de Morena. Yo creo que no necesitaban convencerlo de nada, él ya estaba convencido de que “Andy” sería su heredero.
Desde que ganó las elecciones ha ido construyendo el andamiaje para perpetuarse en el poder, ahora sabemos que con pretensiones monásticas. Primero el temprano coqueteo de sus devotos con el tema de la reelección, después el fallido plebiscito revocatorio convertido en acto de refrendo, “para que AMLO siga”. Cuando supo que reelegirse era imposible, abrió la farsa de las corcholatas con Claudia Sheinbaum como su favorita.
Mentiroso compulsivo, en esa parte no engañó. Ofreció en público no equivocarse como Cárdenas con Ávila Camacho, pues en su opinión el general debió elegir para sucederlo a Múgica, una radical de izquierda. Hasta hoy no se ha equivocado, Sheinbaum no sólo se despersonalizó hasta el ridículo, llegando al punto de imitarlo en voz y tono, sino que se ha proclamado la primera defensora de su legado. Sabe que los desvaríos de septiembre comprometen su presidencia, sin embargo mantiene el aplauso abyecto como una fiel más.
También ella es víctima de los delirantes desplantes ególatras que describen a López Obrador, mientras el caudillo viva y sea seguido por la legión de súbditos que le dan carácter de héroe nacional, Sheinbaum no será más que una mujer encargada del despacho presidencial. No le importa pisotearla trayéndola como dama de compañía en sus giras del “adiós”, él sólo quiere ver su nombre junto a Hidalgo, Juárez y Madero. Está convencido que, para lograrlo, necesita la fidelidad absoluta de la sucesora.
El domingo vimos la apoteosis de su grandeza: “Un gigante de la historia”, coreaban sus devotos más encumbrados (Delgado, Durazo, Claudia) en la asamblea extraordinaria de Morena, siguiendo la narrativa trazada por los propagandistas de Palacio Nacional. Y él, humilde, anuncia en paralelo que dejaría su militancia partidista. Hipocresía total, se despide y deja clavado en el partido a su hijo. El Congreso derivó en loas al caudillo triunfador, la ratificación de que los consejeros de Morena lo reconocían como único líder, para desencanto de la presidenta electa. Ella sólo recibió aplausos de cortesía.
Para cebar su ensanchado narcicismo es insuficiente salir en hombros, quiere salir deificado, sentir la satisfacción personal de que será elevado a los altares de la Patria, “ya está en la historia”. Con esos afanes tendió un cerco en torno a la presidenta electa que paraliza su accionar: le impuso medio gabinete, entre ellos la secretaria de Gobernación, del Bienestar y el de Hacienda (política, asistencialismo electorero y cartera), a él obedece la mayoría en ambas cámaras legislativas y los gobernadores, nombró presidenta del Partido y, cerrando el cerco, dejó a su hijo Andrés Manuel como encargado de “cuidar su legado”.
Sheinbaum ha sido testigo aplaudidor en las decisiones del país, cuando debería ser protagonista. Platicando por separado con dos exgobernadores de Chihuahua, ambos coinciden en que, una vez tomado el mando, la presidente asumirá el poder a cabalidad. Tengo dudas, le deja un campo minado en gabinete, Congreso en ambas cámaras, Partido y amenazada por el plebiscito revocatorio de medio periodo. ¿Cuanto tiempo le gusta que permanezca en silencio, una vez que se traslade a su finca de Palenque?. Ni un fin de semana, es un hombre cuya egolatría no le permite ver a otros por encima de él; Claudia Sheinbaum portará la banda, López Obrador el mando con Andy como garante de que sus ordenes sean debidamente transmitidas.
El uno de octubre no asistiremos al inicio del sexenio que encabece la primera presidenta del país, seremos testigos de la consolidación de un caudillo enamorado de sí mismo, con pretensiones mesiánicas, profundamente irresponsable, cínico, farsante y rencoroso. Sí, viene una nueva era, una que nos traerá pobreza, subdesarrollo y violencia.
Rompeolas
Carlos Olson se puso digno y regresó la charola de diputado, “para evitar influyentismos”, dijo. Buen detalle del diputado, efectivamente no son pocos los que hacen mal uso del fuero, representado en esa famosa charola que nos recuerdo los históricos abusos de la política. Aplauso al diputado.
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Muy activo Rafa Loera, desbocado por la presidencia municipal. Abusados sus promotores, les vendría bien recordar las viejas enseñanzas equinas; “no hay que montarlos tiernos por que se pandean”. Muy tierno Loera para creerse eso de que puede ser alcalde, Tengan cuidado, puede terminar pandeado.
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A como están los puros monopolizando la vida pública del país, propongo crear un nuevo partido: “El Partido Nacional de Clasistas”, cuyo lema será “Por una Patria de aspiracionistas y pirrurris”. Es ahora o nunca, con el PAN decadente y sin liderazgos macizos, el PRI secuestrado por alito y MC de palero nos queda la oportunidad de agruparnos “en la otra parte”, los satanizados por el régimen que dice no mentir, no robar y no traicionar, pero su caudillo miente como respira, roba más que los corruptos “del pasado” y traiciona sus principios con la ligereza que cambia de calcetines.