La manifestación de ayer en el zócalo y decenas de otras plazas en el país sirvió para demostrar que, contra lo que muchos piensan, la gente está metida en la elección. Los reportes de la prensa libre coinciden en que López Obrador, en el fondo un vulgar porro, hizo hasta lo imposible por complicar la concentración; mantuvo la presencia de la CNTE, ordenó bloquear accesos, decretó contingencia ambiental y estuvo a punto de negar otra vez la bandera.
Ninguna jugarreta valió, la mítica plaza se volvió a pintar de rosa por cientos de miles suturándola hasta en las calles contiguas, como lo hicieron desde la primera marcha en defensa del INE. El régimen tenía la esperanza de que fuese un fracaso, para demostrar que la llamada marea no estaba con Xóchitl, sino simplemente con la democracia. Erraron, hoy Xóchitl representa la democracia frente al autoritarismo del presidente y su Juanita.
¿Cuántos eran? Que más da el número, lo relevante es que el zócalo y muchas palzas estaban a reventar. La gente salió a expresar su repudio al gobierno de la cuatroté y en apoyo de los candidatos opositores, principalmente de Xóchitl Gálvez. En ella han puesto su esperanza por frenar la demencial política destructora de un Presidente cínico que pondera la pobreza como forma de gobierno y condena las legitimas aspiraciones social a mejorar su modo de vida.
Siempre estuve convencido de que la cantaleta del arroz cocido es una estrategia del régimen pretendiendo engañar a la gente con que, haga la oposición lo que haga, no tiene la menor posibilidad de victoria. Pero ayer confirmé que nadie se ha tragado la patraña, los mexicanos libres quiere poner un alto a la devastación institucional emprendida por López Obrador y su Partido. Hay competencia y la podemos ganar, por eso su desesperación de recurrir a viejas practicas porriles.
También me quedó claro que la competencia es de dos; Claudia Sheinbaum por la continuidad del autoritarismo, Xóchitl Gálvez representando la esperanza democrática. Entre ambas no caben los farsantes mentecatos de Jorge Álvarez Máynez y su titiritero Dante Delgado. Cuando los votos sean contados comprobarán que su apuesta por el voto joven será un fracaso, si conserva el registro le irá bien.
Por eso encuentro innecesario pedirles que declinen, es darles más importancia de la que en realidad tienen. Lo que debemos hacer es un llamado al voto útil, los mexicanos saben la importancia del proceso y solos irán dando utilidad a su voto. Si les ayudamos un poco para que terminen de tomar la decisión le estamos haciendo un favor a México, nos estamos haciendo un favor nosotros mismos.
Falta el cierre de Sheinbaum, ya no recuerdo si será el próximo domingo o miércoles, último día de campaña y no tengo ánimos de preguntar. Pero el día que servirá para contrastar las dos campañas; Xóchitl llenó el zócalo sin un sólo acarreado, Sheinbaum tendrá dificultades para llenarlo llevando la gente en camiones pagados con dinero del erario. Esa es la gran diferencia.
Paciencia, el dos de junio está llegando muy pronto y cada vez son más alentadores los signos de un triunfo de la democracia. López Obrador querrá coronar la elección de estado recurriendo a todas las practicas del clientelismo y la mapachería que tan bien conoce. Pero ahora nos consta que la gente no se lo permitirá. Meterán muchos votos de cochupo, lo saben hacer y tiene el dinero, sólo que no les serán suficientes, hay más ánimo de libertad del que muchos se imaginan.
Ayer Xóchitl ganó la campaña y lo hizo con la sociedad civil, no con los partidos que siglaron su candidatura. Esa sociedad civil será quien la lleve hasta palacio nacional. Ninguna duda tengo al respecto, los mexicanos han sabido responder en cada momento histórico del país, el dos de junio es uno de ellos.