*Plan c, una visión catastrofista
*Es Claudia… su juanita
El mitin del sábado, con el pretexto del 85 aniversario de la Expropiación Petrolera, sirvió para confirmar dos intenciones del presidente López Obrador que muchos tenemos por obvias: crear un maximato consolidándose como “líder moral del movimiento” y nombrar a Claudia Sheinbaum como su primera juanita. No es la primera vez que da instrucciones públicas sobre las políticas que debe adoptar quien lo suceda, de hecho empezó por anunciar su famoso testamento político, pero esta vez ha sido más claro y específico. Supongo que seguirá insistiendo sobre el tema en la medida que se aproxime el final de su mandato. Le aterra verse sin poder.
Nada lo pierde y obsesiona más que apuntar su nombre en la historia como el creador y líder máximo de la cuarta y definitiva transformación del país, lo ha dicho miles de veces y su desarrollado y agudo instinto político le sugiere que la Jefa de Gobierno es la que mejor garantiza sus anhelos de trascendencia histórica. Y ella feliz con su papel de abyecta sumisión; habla como él, repite todo lo que dice, es la primera en defender sus decisiones, por absurdas que sean, y no usa la misma ropa solo por ser mujer, pero más mimetizada no puede estar. Asimilarse al líder es su estrategia electoral.
Pensando así, consolidarse como líder moral e imponer a Claudia de candidata, no tiene limites en su propósito de someter al INE, lo necesita rendido a sus aspiraciones transexenales. Pero ahora sabe que su Plan B puede topar en la Corte, ¿ocurrencias de una minoría de radicales quemar la figura de la ministra presidenta, Norma Piña?. No, hay antecedentes, recordemos que la legión de operadores radicales enviaron una explicita amenaza de muerte contra la presidenta, presentándola como el problema del país y una bala como la solución. Después una agitadora profesional se paró en la Corte gritando muerte a Piña, mientras empuñaba un fusil de juguete, y el sábado la grotesca quema. Obviamente existe una premeditación descarada y vil en recrear la violencia contra ella.
La brutal ofensiva contra la ministra presidenta y en general contra los ministros de la Corte son los prolegómenos de lo que pudiese ser el oculto Plan C del Presidente, en previsión de que declaren inconstitucional el racimo de leyes aprobados por los diputados oficialistas para doblar al INE y garantizar el triunfo del candidato(a) que postule Morena. Le incomoda hasta trastornarlo no tener el control total de la sucesión y sabe que la Corte es el obstáculo final antes de consolidar su tarea transexenal, por eso la narrativa de ofensa que alimenta la violencia. ¿Condenó la infame quema con la misma vehemencia con que la injuria cada mañana? Nada, lo hizo con la hipocresía de quien lanza la piedra y esconde la mano.
También sabe que Claudia es el prospecto más débil de su partido. Es más, solo se mantiene como favorita por su contumacia, pues de otra forma se hubiese caído junto con los escándalos del metro. Viéndola debilitada social y electoralmente lo urge a tomar decisiones radicales contra la Corte, pues sabe que si la oposición consigue unirse y presentar un candidato competitivo podría perder la elección. Ya les quitaron la mitad de la Ciudad de México y en las campañas a diputados federales el partido oficial y sus aliados perdieron contra la oposición. En triunfalismo es fanfarronería.
En esta parte volvemos otra vez a su prioridad; someter al INE. Pongamos que ocho ministros de la Corte cumplen con su obligación de preservar la democracia, declarando inconstitucional su paquete de reformas regresivas. ¿Aceptaría el Presidente su decisión con la resignación de un demócrata? Jamás, pondría en marcha el Plan C cuya existencia no ha confesado todavía, pero necesariamente empezaría por desconocer a la Corte y recargarse, todavía más, en el Ejército, única institución a la que parece respetar.
Híjole, aquí le paro, da miedo pensar en las consecuencias para el país de sólo imaginar un revés de López Obrador en la Corte. ¿Catastrofista? Sigan pensando que la luna es de queso y sobre ella trotan lindos conejitos. Con tal de consolidar su maximato, que en su caso sería un “inmerecido” titulo de “líder moral”, es capaz de todo.