*¿Narco-estado? miremos nuestro entorno
*El crimen no está infiltrado, cogobierna
*Alfredo Chávez muestra fresco liderazgo
*Agudeza política de Rodríguez Prats
*El domingo todos a la plaza del ángel
En septiembre del año pasado, el hijo de un conocido narcotraficante asesinado en los noventas, quien también participó en las mismas actividades delictivas, me comentó que los policías reciben tres salarios: la nómina de la dependencia a la que pertenecen, del grupo criminal para el que trabajan, y las rentas adicionales por actividades específicas. Un presidente municipal en funciones, me dijo hace días que “todos los policías” –subrayó todos- están en la nómina del crimen. Hablando con un alto jefe militar confirmé lo que había escuchado en pueblos y comunidades, que antes las pandillas regionales pagaban cuota a los presidentes municipales y ahora son las pandillas quienes imponen cuota a los presidentes y encima les asignan proveedores de obra pública y de los más variados servicios. El juicio en Brooklyn confirmó lo que siempre sospechamos en México; que los altos mandos de la Policía Federal –con el nombre en turno que le pongan- aceptan millonarios sobornos para cerrar los ojos o de plano cooperar activamente con uno o varios jefes del crimen.
Los grupos criminales no están infiltrados en los gobiernos son parte del gobierno. cualquier habitante de municipios medianos y pequeños sabe quien administra la “justicia” y tan lo sabe que se han acostumbrado a buscarlos para resolver sus disputas domésticas. Un abogado con credibilidad, amplio conocer del tema, me contó que cierto jefecillo de región pidió escrituras y otras pruebas documentales para determinar a quien otorgaba la razón en el litigio por una propiedad y, cuando “sentenció”, las partes aceptaron su sentencia. A los mexicanos nos ha costado años reconocer esa funesta realidad, pero al poderoso Imperio le bastó una decena de criminales interesados en reducir sus condenas, un jurado de 12 personas ajenas a nuestra realidad y cuatro semanas para poner al país ante los ojos del mundo como lo que realmente es el gobierno mexicano, un narco-estado.
¿Cómo permitieron nuestros gobiernos que los grupos criminales socavaran su autoridad, al grado de tomar parte en las decisiones desde la más modesta presidencia municipal hasta los mayores cargos del Gobierno Federal? Cuatro palabras responden esa pregunta frustrante y desesperanzadora: corrupción, complicidad, impunidad e intervencionismo. Sin corrupción no existe complicidad, sin complicidad no hay impunidad y las tres juntas permitieron el más abusivo e infame intervencionismo del poderoso vecino, a través de su corrupta agencia de combate a las drogas, DEA. La decadencia ha venido acentuándose en los últimos cuatro gobiernos. Analistas en temas de seguridad están convencidos que la crisis empezó durante el gobierno de Vicente Fox, cuya ingenuidad lo llevó a desentenderse del reto a su autoridad, que desde entonces planteaba el crimen organizado. También existe coincidencia en que reventó con Calderón y el impresentable García Luna, sometiéndose dócilmente al plan de la corrupta DEA que recomendó subordinar los grupos criminales a una gran y única federación, con mando en Sinaloa -conocemos el resultado; espantosa tragedia que dejó al país escurriendo sangre-. En su frívola comodidad y montado sobre la corrupción, Peña Nieto administró el problema, haciendo que hacia mientras los grupos conquistaban nuevos territorios y expandían sus actividades delictivas hacia el huachicol.
Podíamos remontarnos hasta Carlos Salinas de Gortari, quien pretendiendo limpiar su imagen internacional, manchada por el fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas, autorizó la detención del único padrino absoluto de la droga que haya existido en el país, Miguel Ángel Feliz Gallardo, con tal de agradar al gobierno de Bush, presionado por la DEA con el pretexto de su agente asesinado, Camarena. En lo personal me inclino a pensar que el empoderamiento del crimen empezó en el gobierno de Fox, mostró todo su poder asesino durante al periodo de Calderón, se afianzó con Peña Nieto y si, está consolidándose en el gobierno de López Orador, con una innovación no vista anteriormente y, supongo, jamás imaginada ni por los más agudos observadores; los jefes criminales convertidos en activos electorales y apadrinando candidaturas a presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores y, aseguran, en Tamaulipas se dio el primer caso de que impusieron gobernador.
De seguir esta tendencia pronto veremos a los más grandes varones de la droga compitiendo por la Presidencia del país. ¿Narco-estado? Si señores, vivimos en un narco-estado, pero únicamente aceptamos esta oscura realidad hasta que nos la restregó en el rostro el Imperio, valiéndose de los peores criminales que nuestro propio gobierno, solícito e impotente, les envió para que completaran sus diagramas de información. ¿Hasta cuando empezaremos a revertir esta tendencia ominosa? No tengo idea, pero si la certeza de que no será con abrazos y buenos deseos. Necesitamos un presidentes dispuesto a recuperar el gobierno, aplicando la ley y el uso legítimo de la fuerza ¿Quién y cuando? Ahí les dejo la tarea.
Rompeolas
El diputado Alfredo Chávez, hace sólo unas semanas estrenado como líder del grupo mayoritario en el Congreso local, está mostrando un fresco liderazgo. La reunión plenaria de diputados que organizó previa al inicio de sesiones, se reveló como todo un acontecimiento político, en forma y fondo. Primero envió un mensaje de unidad en el grupo, guardando distancia de sus homólogos morenistas; después trajo invitados de prestigio nacional, como Juan José Rodríguez Prats, un expriista que terminó siendo ideólogo del PAN. La mera observación de que, por el método de las encuestas, el chapo ganaría la candidatura de Sinaloa, valió la presentación del ¿tabasqueño? –perdón, ya no quise googlearlo, pero creo que es paisano de YSQ- Tiene razón, en Guerrero ganó un acusado de violador múltiple, en Campeche una corrupta de rostro desfigurado, en Coahuila el corrupto “rey del carbón” y podríamos seguir contando.
……………..
El domingo ya sabemos, los mexicanos libres tenemos obligación de concentrarnos en la Plaza del Ángel, necesitamos enviar un solido mensaje a los ministros de la Corte, último bastión antes del populismo autoritario.