*Corral-Duarte, corrosiva relación simbiótica
*Se enredaron hasta quedar atrapados entre si
*Alejandra de la Vega se tragó su orgullo
*Maru Campos, encuentro con tiburones
*Apologista de dictadores, asesinos y narcos
Como exgobernadores, César Duarte jamás se explicaría sin Javier Corral, tampoco Corral sin Duarte. Ambos tienen una relación simbiótica que los ata irremediablemente entre sí, condenándolos a vivir en interdependencia uno del otro. En la naturaleza, las relaciones simbióticas suelen ser en beneficio de los organismos que la experimentan, entre los gobernadores ha sido corrosiva, enfermiza, nociva.
Todo empezó como muchos de los grandes pleitos, con un insulto que pudo resolverse dialogando, me refiero a la conocida ofensa de Duarte contra los hermanos de Corral, llamándolos vulgares delincuentes durante un desencuentro en el senado. Soberbios ambos, hicieron de sus diferendos un asunto personal escalándolo hasta destruirse uno al otro.
Nada importaría si entre ellos hubiesen quedado los perjuicios, dos políticos más que se destruyen no hacen falta a nadie. El asunto es que en sus delirios arrastraron a Chihuahua, al hacer colapsar una sana administración–Reyes dejó la deuda muy manejable- mientras polarizaban la política doméstica. Fueron once años demenciales de un corrupto en los linderos de la ambición política y otro perezoso que abandonó sus deberes con Chihuahua, ocupado en vengar al ofensor de su familia.
El resultado es que hoy Duarte está en la prisión a la que, sin éxito, intentó llevarlo Corral y éste revienta sus negros hígados –tiene dos, por eso la enorme capacidad visceral- muere de envidia sabiendo que el crédito se lo lleva la gobernadora en cuya administración concretaron la extradición del odiado.
La exigencia de que se lo lleven a México cuando la sociedad quiere que lo juzguen en Chihuahua, es demostración inequívoca de que Corral buscaba venganza personal, no justicia. También demuestra la sevicia a que suelen conducirlo sus arranques de justiciero mitómano y narrador de voz impostada. No soporta ver el éxito donde él fracaso.
En esta relación corrosiva ¿Quién ha perdido más, Duarte preso entre cuatro paredes o Corral preso de su alma enferma? La respuesta queda para la historia, son dos prisiones diferentes, dos formas de llevarlas, dos personalidades soberbias que al perder poder, súbitamente sufrieron el descrédito social. La historia hablará por ellos.
Van de caída pero no han tocado fondo, quienes piensan que Duarte recibirá beneficios están equivocados, quienes suponen que Corral se irá impune, sólo con el castigo de su amargura, también. Duarte pasará buen rato en prisión y Corral podría acompañarlo muy pronto, excelente destino en la simbiosis que los corroe sin que puedan hacer nada para liberarse uno del otro. Son presos de sus propios excesos.
Rompeolas
Tardó meses pero Alejandra de la Vega, millonaria casada con multimillonario, debió tragarse su ensanchado orgullo y rendirse ante el poder político. Sufrió durante semanas intentando asimilar la poderosa lección que Oscar Flores le dio a su padre, Fredy de la Vega, haciéndolo esperar durante horas antes de recibirlo con una máxima que pasaría a la historia: “Yo se donde está el poder económico ¿ya aprendió usted dónde está el poder político?”. Seguro Fredy tragó salva, antes de responder “si señor gobernador”. Durante semanas -¿meses?- Alejandra rehusó solicitar audiencia en gobierno, renuente a verse en una circunstancia parecida a la de su padre, ya fallecido. Primero envió mensajeros y nada, después mandó a su hermana Lupita y tampoco, debía venir ella personalmente y así lo hizo, rindiendo el poder económico ante el poder político, había que solucionar los problemas de su emporio licorero. Donde aprietan no chorrera. Al ver la foto de rostro adusto, imaginé a Javier Corral reprochándole que se haya dejado doblar por Maru. El dinero es el dinero y el poder es el poder, que Corral lo haya dilapidado en sus delirios contra Duarte, es otra cosa.
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Muy aplicada la gobernado Campos, hoy recibió en su despacho a dos secretarios de Hacienda, Meade y Cordero, a un gobernador que sabe de economía, Patricio Martínez, al brillante economista del Banco de México, Manuel Sánchez González, a la analista de El Financiero, Lourdes Mendoza, a conocidos empresarios de Chihuahua y Juárez y desde luego a Granillo, su discreto pero eficiente secretario de Finanzas. Testigos del encuentro dijeron que jamás habían visto un consejo de notables tan diverso y acreditado reunido ante un gobernador. Sin duda Maru está concentrada en resolver de fondo los problemas financieros que dejaron dos sexenios de corrupción y delirios. Tiene que hacerlo, pues además vienen años complejos, de oportunidades y riesgos en la economía internacional. Tiempos de audaces donde Chihuahua necesita tomar lo que venga para bien y blindarse hasta donde sea posible de los embates que recibirá del extranjero y de las políticas populistas. Maru dejó la agenda política y se insertó inmediatamente en los asuntos del gobierno. Es su trabajo, tiene la obligación aplicarse si además recordamos que Corral los dejó tirados durante los cinco años que pasó persiguiendo a Duarte.
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No es que Marco Rubio, senador de EU, sea ejemplo de político comprometido con las mejores causas, lo descalifica su relación infame con el negocio multimillonario de las armas que tantas muertes inocentes ha dejado en Estados Unidos. Pero cuando dice que “Me alegra ver al presidente mexicano, que ha entregado secciones de su país a los carteles de la droga y es apologista de la tiranía en Cuba, de un dictador asesino en Nicaragua y de un narcotraficante en Venezuela, no estará en Estados Unidos esta semana”, no puedo sino darle la razón. Con falsos principios de inclusión y soberanía, López Obrador decidió asociar su nombre a las peores dictaduras latinoamericanas, con el agravante de que hacia afuera exige inclusión y en el país excluye, insulta, polariza. Sus principios son tan elásticos como los hules de un vieja resortera muy usada. FacebookTwitterWhatsAppCompartir