Educación Pública una salida decorosa. Los otros riesgos del coronavirus.
La presente pandemia de coronavirus ha cambiado al mundo. Nos ha obligado a todos a adoptar medidas de seguridad que han alterado nuestro ritmo normal de vida. Además de la pérdida de vidas humanas el mortal virus ha traído costos políticos y socioeconómicos en todos los países. Sin duda también dejará transformaciones culturales por la lección que deja en materia de interacción personal en los ámbitos familiar, social y laboral desde la perspectiva del cuidado de la salud personal.
Los gobiernos de todos los países se han visto en la necesidad de tomar decisiones emergentes e implementar políticas y programas especiales para enfrentar la contingencia. En el caso de México, por lo que respecta al sector educativo la Secretaría de Educación Pública decidió utilizar las tecnologías televisiva y digital para salvar el ciclo escolar en todos los niveles de enseñanza básica. La idea es buena porque responde de manera oportuna a la necesidad de evitar la pérdida del tiempo, esfuerzo y dinero invertidos por las y los alumnos y sus padres de familia durante el ciclo escolar en curso, y cuya continuidad presencial se vio interrumpida –como se seguirá viendo en al menos otras cinco o seis semanas más- a causa del aislamiento domiciliario sugerido por las autoridades sanitarias.
La implementación del Programa de Enseñanza a Distancia denominado “Aprende en Casa”, es un acierto del Gobierno Federal y resulta acorde a la disponibilidad de telecomunicaciones que hoy tienen los habitantes de México en casi todas las regiones del país. La decisión de la SEP constituye una decorosa salida del sector educativo ante el problema sanitario, y evitará que millones de alumnos sufran la pérdida del ciclo escolar.
Mucho se ha dicho sobre los síntomas y afecciones comunes que presentan las personas infectadas por coronavirus. Entre las principales manifestaciones corporales sintomáticas iniciales se mencionan tos, dificultad para respirar, fiebre, dolor de cabeza y dolor muscular. Como consecuencia de la infección en casos graves sobreviene el colapso pulmonar por neumonía, lo que hace necesaria la intubación del enfermo para colocarle un respirador artificial con el que a veces no es posible salvar la vida del paciente, pues en ocasiones la agresividad del mismo virus o su interacción con otras enfermedades preexistentes como hipertensión, diabetes, obesidad o cardiopatías agravan la condición del enfermo provocándole la muerte.
No obstante la innegable veracidad de los síntomas descritos y su consecuente crisis por insuficiencia respiratoria, también es cierto que el coronavirus puede desencadenar otros serios daños a la salud que hasta ahora son prácticamente desconocidos o, al menos, no han sido estudiados. Al parecer una de tales afecciones es la trombosis generalizada –obstrucción de todas las venas y arterias por la presencia de coágulos en la sangre- que puede llegar a presentarse en el enfermo, llevándolo a la muerte en cuestión de horas o minutos por disfunción multiorgánica -es decir, por falla del funcionamiento de varios órganos a la vez- ante la suspensión o deficiencia de la irrigación sanguínea. Ya se presentó recientemente en el extranjero el caso de un paciente de coronavirus, a quien tuvo que serle amputada una pierna debido a la severa trombosis que se le generó.
Quizá muchos de los fallecimientos hasta ahora registrados en nuestro país se debieron a otras causas coexistentes con la insuficiencia respiratoria, que no fueron debidamente tratadas al ser atendidos los pacientes sólo con respiradores, mientras lo que necesitaban era un tratamiento anticoagulante bajo supervisión de médicos especialistas angiólogos, u otro tipo de terapia. No lo sabemos con exactitud. Tal vez una de las deficiencias existentes en el manejo de la actual crisis sanitaria sea la omisión por no practicar autopsias a quienes han fallecido a causa del COVID-19, pues de haberse efectuado éstas su realización podría haber revelado importantes hallazgos histopatológicos –es decir, otras causas de la muerte de la persona, mismas que los médicos encuentran al efectuar la disección de los cadáveres así como el análisis a nivel microscópico de las células de sus tejidos- que permitirían determinar la comorbilidad o coexistencia de diversas enfermedades derivadas de la acción del virus. Las evidencias indican que el coronavirus es un peligroso agente patógeno que representa para la humanidad más riesgos de los que imaginamos.