Ciudad Juárez ya se enfrenta a una problemática extraordinaria, que no sabemos bien a bien hasta donde llegará
En colaboraciones anteriores he escrito ampliamente sobre lo que algunos han denominado la “crisis” migratoria por la que atravesamos, algunos otros afirman que se avecina, y los menos minimizan la situación y afirman que no hay tal crisis, y que no habrá, que se debe matizar adecuadamente el problema, evidentemente estos últimos o son funcionarios o representantes populares que comulgan con el actual gobierno o simpatizan con el partido del cual emana.
Apenas el pasado domingo, en este mismo espacio escribí: “Nuevamente nos ocupa en este espacio el tema de la llegada al poder de Donald Trump y las consecuencias en, nuestro estado, en nuestra ciudad, de sus políticas migratorias en relación con la entrada a su país de manera ilegal o irregular de personas, en lo que el mandatario estadounidense ha calificado ya como una emergencia nacional, por lo que ha ordenado el cierre total de la frontera de su país a este tipo de migración”.
Y agregué. “No se trata de negar un derecho internacional, consagrado en diversos acuerdos de la ONU, ACNUR y otros organismos similares, no, se trata solo de respetarlos a cabalidad, porque en esos mismos tratados se establece que la migración debe ser ordenada y conforme a las leyes y normas de cada país. Simple”.
“¿Se imagina que en aras del derecho humano a migrar se permitiera que cualquiera de nosotros se fuera a vivir a España? ¿O a Canadá? ¿O a Dubái? ¿O a Finlandia? ¿O a Dinamarca? Eso sería genial ¿No? Irnos a vivir a Londres sin pasaporte, ni visa, ni permiso de trabajo, ni ninguno de esos engorrosos y burocráticos trámites ¿No le parece?”.
“No, definitivamente eso es algo que no se puede hacer, porque ningún tratado internacional sobre la materia lo contempla en esos términos, siempre se establece como prioridad el respeto y apego a las leyes migratorias de cada país, y así debe ser”.
Es obligado mencionar que dicha “crisis” o, al menos, situación emergente, se derivan de las nuevas políticas migratorias del presidente Donald Trump, a través de las órdenes ejecutivas que ha firmado desde su toma de posesión el pasado 20 de enero. Órdenes ejecutivas de las cuales varias aún están en proceso de ser validadas o confirmadas por el sistema político y jurídico del país vecino.
Sin embargo, entre que “son peras o manzanas”, los efectos ya se resienten en nuestra ciudad como lo hemos venido advirtiendo. Si es una crisis o no, eso es lo de menos, porque depende de la subjetiva visión de quien lo analice, pero en cualquier parte del mundo en la que el gobierno tenga la obligación de atender humanitariamente, simultáneamente, a más de 4 mil personas en situación de movilidad emergente, sin duda alguna, es un problema que exige atención, recursos, coordinación y empatía social fuera de lo ordinario, si eso no es una crisis, entonces no sé qué sea.
Lo comento así porque en el programa que conduzco para canal 44, “Pido la Palabra”, tuve la oportunidad de entrevistar a algunos liderazgos relacionados con el tema, entre ellos al senador de la República por Chihuahua Juan Carlos Loera de la Rosa, quien repitió una y otra vez que había que “dimensionar” bien el asunto, que, para él, no era crisis como otras que hemos pasado anteriormente, y que había que irse con mesura en el tema.
El programa completo lo puede usted ver el día de hoy a través de la señal abierta de canal 44, a las 10 de la mañana, o bien, por la transmisión en vivo en la página de Facebook de Pido la Palabra (https://tinyurl.com/2jn8gcdn) en el mismo horario, para que forme su propio juicio de lo que ahí vea y escuche.
En otra parte de mi artículo de la semana pasada mencionaba que: “Hagamos un ejercicio sencillo. Imagine su casa, con sus espacios y sus posibilidades económicas, sus prioridades y sus tiempos de convivencia familiar ¿Ya la imaginó? Ahora, alguien llega y le dice que tiene que recibir a todos los migrantes que tocan a su puerta ¿Lo haría? Yo creo que no lo haría, y no por inhumano o indiferente, no, sino porque no dispone de los espacios ni los recursos suficientes para hacerlo”.
“Vayamos al extremo, imagine por favor que de pronto, sin previo aviso ni acuerdo, se aparece en su casa un pariente, con todo y pareja y sus tres hijos y le dice: ‘Aquí estoy, ya llegué, necesito alojamiento para mí y los míos por seis meses’. ¿Qué haría?”.
“Exactamente ocurre lo mismo con los países. Por eso en el derecho internacional se garantiza y se respeta el derecho de cada país a regular la migración legal, y no perdamos de vista ese término, legal, es decir, quienes cumplen con requisitos mínimos básicos para estar en un país ajeno”.
Para rematar con esta conclusión: “Y a la sociedad juarense, sé que no hace falta, pero nunca está demás, el llamado a la solidaridad, a la empatía, a comprender bien el alto grado de vulnerabilidad en el que se encuentran estos seres humanos, lejos de su tierra, de su familia, de sus raíces, cualquier cosa que podamos hacer por ellos contribuirá de buena forma a que se sientan, un poco mejor, pero un poco es mejor que nada”.
Ciudad Juárez ya se enfrenta a una problemática extraordinaria, que no sabemos bien a bien hasta donde llegará, por un lado, la llegada masiva de más migrantes extranjeros y nacionales en busca de aprovechar, quizá, un último chance de cruzar legalmente a EU, y por el otro, la de migrantes deportados de EU, que ya en esta semana se dio a lo largo de varios días, quizá no en un número preocupante, pero nada garantiza que eso no va a cambiar.
Ya los respectivos niveles de gobierno trabajan en la necesaria coordinación y colaboración interinstitucional para enfrentar ese desafío, bien por eso, pero también a nosotros como sociedad nos tocan responsabilidades muy importantes.
Primero, debemos comprender la situación que viven estas personas, si usted ve el programa de hoy de Pido la Palabra, podrá atestiguar dos testimonios desgarradores de migrantes, uno venezolano y otro cubano, de viva voz de los protagonistas se va a enterar del infierno que viven hoy, y del que tuvieron que pasar para llegar aquí.
Los dos entrevistados en el programa llegaron a Juárez con sus citas confirmadas en la aplicación CBP1, uno para el día 25 y otro para el día 21, y a los dos se les derrumbó el mundo cuando ya veían muy cerca su ingreso a los EU, y de pronto, nada, solos, sin apoyos, sin dinero, sin nada.
La gran mayoría de los migrantes extranjeros en nuestra ciudad son gente de bien, en su generalidad jóvenes que solo buscan mejores oportunidades de vida y de trabajo para ayudar a sus familias, por lo tanto, más allá de consideraciones legales o políticas, merecen un trato digno y humanitario, son seres humanos en una situación extrema de vulnerabilidad.
Los juarenses nos caracterizamos en el mundo por nuestra calidad humana, por la excelencia hospitalaria que hemos mostrado a lo largo de los años, aquí, en nuestra ciudad, convergen hoy personas de todo el país y de muchas otras partes del mundo, han encontrado las oportunidades que no tuvieron en sus lugares de origen. No tenemos por qué ser diferentes con los migrantes y deportados que están llegando y que llegarán en las próximas semanas y meses.
Seamos solidarios y empáticos con estos seres humanos que se han visto forzados a dejarlo todo, tierra, casa, familia, en busca de mejores condiciones de vida, quizá, algún día, tengamos que pedir eso mismo para nosotros y nuestras familias. Seamos hospitalarios y humanitarios.