Ha sido sumamente desgastante para nuestro país, en términos de macro economía, pero sobre todo de una gran incertidumbre, particularmente para Juárez, desde que el entonces candidato a la presidencia de EU, el republicano Donald Trump, volvió a anunciar que, de llegar a la presidencia, impondría aranceles a los productos mexicanos que se exportan de nuestro país al suyo
Ha sido sumamente desgastante para nuestro país, en términos de macro economía, pero sobre todo de una gran incertidumbre, particularmente para Juárez, desde que el entonces candidato a la presidencia de EU, el republicano Donald Trump, volvió a anunciar que, de llegar a la presidencia, impondría aranceles a los productos mexicanos que se exportan de nuestro país al suyo.
Sin embargo, esto no es nuevo. Donald Trump mencionó por primera vez la posibilidad de imponer aranceles a México durante su campaña presidencial de 2016, como parte de su estrategia para presionar al país a detener la inmigración ilegal y renegociar acuerdos comerciales. De hecho, la pretensión de Trump en ese tiempo era terminar con el TLCAN.
No obstante, la primera vez que anunció formalmente aranceles contra México como presidente fue el 30 de mayo de 2019, cuando amenazó con aplicar un arancel del 5 por ciento a todas las importaciones mexicanas a partir del 10 de junio de 2019, aumentando gradualmente hasta el 25 por ciento si México no tomaba medidas para frenar la migración ilegal hacia Estados Unidos.
En aquellos momentos, tan solo la incertidumbre sobre lo que vendría impactó fuertemente el comercio internacional que se genera en nuestra ciudad, con pérdidas millonarias, tanto del sector industrial como de los transportistas.
Esta amenaza generó negociaciones entre ambos gobiernos y, el 7 de junio de 2019, Trump anunció que los aranceles quedaban suspendidos tras llegar a un acuerdo con México para reforzar el control migratorio en su frontera sur.
Es decir, se trata del estilo muy personal de negociar que tiene el presidente Trump, ya lo hizo en el pasado, y ahora lo vuelve a hacer para hacer que se cumplan sus exigencias, no sólo con México, también con Canadá y algunos otros países, incluso de la Unión Europea.
El pasado viernes se publicó en estas páginas una nota de la Agencia Reforma: “Durante sus seis semanas en el cargo, Trump impuso aranceles radicales a Canadá y México, solo para dar marcha atrás con exenciones y aplazamientos. La confusión ha rodeado a los nuevos impuestos a las importaciones de China. Una ambiciosa propuesta de cobrar aranceles a paquetes de bajo costo previamente exentos tuvo que ser revertida apresuradamente cuando quedó claro que el gobierno carecía de la capacidad para cobrarlos.” (https://tinyurl.com/2b6rgz3b)
“Hay muchas señales contradictorias de la administración respecto a qué aranceles se aplicarán a qué bienes y en qué fechas”, dijo John Veroneau, ex asesor general del Representante Comercial de Estados Unidos que ahora es socio de Covington & Burling LLP. “La incertidumbre es un desafío para las empresas estadounidenses que intentan tomar decisiones”. Se publicó también en esa nota.
Al respecto, The New York Times publicó un editorial que replicamos en las páginas de El Diario, en el que afirma: “Al presidente Trump le gustan los aranceles no porque quiera reactivar la industria estadounidense, ni porque quiera llenar las arcas del gobierno, ni porque realmente crea que Canadá está introduciendo fentanilo en Estados Unidos. Le gustan los aranceles porque le encanta hacer que la gente mendigue. Lamentablemente, nada impide que Trump imponga aranceles. Es evidente que el Congreso no está interesado en ejercer sus poderes constitucionales, pero aun en ausencia de otras barreras, Trump sigue frenándose.” (https://tinyurl.com/2xqxnt2c)
Lo cierto es que, al usar temas comerciales como moneda de cambio para obtener triunfos políticos, le mete mucha presión a la economía de toda la región, porque México, Estados Unidos y Canadá conformamos una región económica de las más importantes del mundo, algo así como el 10 por ciento de toda la economía mundial, no por nada los chinos se quieren apoderar de ese mercado, y no es precisamente con este tipo de medidas que se va a impedir que eso ocurra.
Los aranceles del 25 por ciento que impuso el presidente norteamericano a nuestro país, entraron en vigor la madrugada del 4 de marzo, y estuvieron vigentes hasta la madrugada del 7 de marzo que entró en vigor el decreto por el que se aplazaron hasta el 2 de abril, y esos dos días y medio fueron suficientes para darnos cuenta del tamaño del impacto que tendría si se mantienen por más tiempo, ya no digamos permanentemente.
Poco más de 540 cargas se quedaron sin cruzar hacia los Estados Unidos, lo que significa muchos pedidos no entregados, insumos para la producción o armado de automóviles, para la industria electrónica y, por supuesto, el daño económico a los transportistas.
Sin embargo, esas son solo una parte de las afectaciones, que no por eso son menores, la aplicación de aranceles repercutiría en el precio final al consumidor en Estados Unidos, lo que generaría inflación, adicional a la que ya tienen hoy y por la vía de los llamados aranceles recíprocos, también se generaría en nuestro país una escalada de precios y como consecuencia una espiral inflacionaria.
En resumen, pues, ante una medida así, y además de carácter permanente, ninguno de los escenarios posibles luce alentador o mínimamente positivo para México, tampoco para Estados Unidos, pero se nos olvida lo que Trump está consiguiendo de nuestro país a cambio de “patear el bote” para adelante cada mes.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum lo niega una y otra vez, a la vista de todos es evidente que el gobierno de EU ha obtenido todas y cada una de sus peticiones o exigencias a México.
En la nota publicada el pasado viernes en estas mismas páginas, “EU no ha pedido entrega de narcopolíticos, dice CSP” (https://tinyurl.com/2cx7t8oc), a pregunta expresa de la reportera respondió:
– ¿Estados Unidos ha solicitado la presentación de algún político mexicano que tenga relación o esté investigado o haya sido señalado por vínculos con cárteles del narcotráfico?
“No, que tenga conocimiento”, respondió Sheinbaum.
– Si hubiera esta solicitud de presentar algún político mexicano, ¿el Gobierno de México lo haría o cuál sería el procedimiento?, se le insistió posteriormente.
– “Pues son decisiones que se toman, pero no por el Gobierno, sino por un Fiscal o por un caso en particular. No nos adelantemos.
– Y finalmente, presidenta, en esta llamada con su homólogo, ¿le pidió algo más?, se le preguntó.
– “No, ¿cómo qué algo más?”, respondió.
– “Nosotros somos, eso es muy importante para todos. Yo me comprometí a no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Entonces, no mentimos”, afirmó Sheinbaum. No es que haya una negociación en lo oscurito con Estados Unidos, no”.
– “Lo que hubo fue una plática de decir, a ver, hay resultados en seguridad y se hicieron todo esto por parte de México. Y no solo para que no llegue fentanilo a Estados Unidos, sino porque nosotros tenemos una responsabilidad con el pueblo de México de alcanzar la paz y la seguridad” concluyó la presidenta.
A pesar de estas respuestas, es a todas luces evidente y notorio que todas las exigencias del gobierno norteamericano se han cumplido cabalmente, el sellamiento de la frontera sur para impedir la entrada a México de migrantes cuyo destino final es EU, la disminución importante del flujo migratorio por todo el territorio nacional, el envío de 10 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera norte de nuestro país, para impedir la entrada de migrantes y droga a los Estados Unidos, y más recientemente la entrega fast track de 29 capos del narco a ese país, entre los que se incluyó a Rafael Caro Quintero entre otros.
Por lo pronto, y más allá de las negociaciones políticas entre ambos gobiernos, hoy está en vilo el comercio exterior de nuestro país, incluido el sector manufacturero de transformación, y eso, eso nos pega directito a los juarenses porque dependemos en gran medida de ese sector.
Lo que esperaríamos es que pronto se alcance un acuerdo de largo aliento, definitivo, permanente, y no nada más estar “pateando el bote” para adelante cada mes, eso solo genera incertidumbre, la incertidumbre genera desconfianza y la desconfianza aleja a los inversionistas, lo que sería un escenario a todas luces desfavorable para el empleo, la economía y la estabilidad de Juárez y los juarenses.