Jirones de nuestra historia cierra con broche de oro el mes de la mujer.
Luz González Cosío, fundadora y benefactora de la Cruz Roja Mexicana.
De Zacatecas para el mundo, otra gran mujer mexicana
Luz Elena González Cosío Acosta nació en Zacatecas, Zacatecas o Zacatecas capital como dicen los zacatecanos, el 11 de septiembre de 1869, perteneciente a la más alta y refinada alcurnia zacatecana; Luz, además de haber nacido entre cuna de oro y sábanas de seda, fue la hija única nada menos que del poderoso General Manuel González de Cosío y Tamayo y de Doña Luz Acosta.
Al ser hija única, Luz recibió toda la atención de sus padres y en especial de su madre Doña Luz, quien la crió en un ambiente de mucha cultura, literatura y estudio; creció y se desenvolvió entre la crema y nata de la alta sociedad zacatecana de la época, lo que le ayudó a saberse conducir muy bien en el ámbito social; cuando tenía apenas dos años, su padre asumió como Gobernador de Zacatecas y después como Diputado al Congreso Local y más tarde como Diputado Federal, por lo que Luz Elena estaba más que acostumbrada a vivir en los círculos políticos y de la alta sociedad.
A pesar de su entorno, en donde no conocía lo que eran las carencias, la niña Luz Elena González Cosío manifestaba ser poseedora de un gran sentido del altruismo y de un corazón noble y solidario; su madre Doña Luz, a pesar de que su padre era un gran militar y siempre había militares visitando a la familia, le pidió a su esposo que a las visitas militares les pidiera dejar sus armas en el vestíbulo, para que Luz Elena no se acostumbrara a ver gente armada en su casa.
Al General González Cosío le gustaba mucho salir a pasear con su esposa y su pequeña hija por las calles de la bella ciudad de Zacatecas y llevarlas a las plazas y parques públicos; en esos paseos familiares, Luz Elena cargaba siempre un morralito con panecillos y dulces, porque sabía que siempre había niños y personas mayores muy necesitados, pidiendo ayuda en las calles y plazas y ella siempre llevaba para repartir, algo que a sus padres no solo no les molestaba, sino que le fomentaban ese noble gesto. Desde niña, Luz Elena se inclinó por la docencia y la enseñanza.
Ella les decía a sus padres que cuando fuera grande le gustaría ser maestra de escuela y sus padres siempre le apoyaron en esa decisión y en 1885, a sus dieciséis años, Luz Elena ya daba clases a los niños zacatecanos. Ese mismo año, el Presidente Porfirio Díaz manda llamar a su amigo el General Manuel González Cosío para nombrarlo como Secretario de Obras Públicas y la familia se tiene que mudar a la Ciudad de México, en donde su padre ocuparía los más altos cargos hasta la caída de Porfirio Díaz. En la Ciudad de México, Luz Elena encuentra un mundo de posibilidades para ayudar al necesitado y para poder desarrollar su pasión por el altruismo.
Entra en su vida Henri Dunant
Por aquellos años, Luz Elena González Cosío estaba dedicada a su labor como maestra de escuela, su tiempo libre lo ocupaba en hacer obras de beneficencia y labores altruistas, mientras que sus amigas socializaban y se divertían en los pomposos y lujosos clubs, cafés y sitios frecuentados por el jet set de la Ciudad de México; a Luz le gustaba mucho leer libros, ya que ella fue criada en un ambiente de literatura, arte y mucha cultura; pues un día en una librería, viendo qué libros comprar, llamó su atención la portada de un libro llamado “Un Recuerdo de Solferino”, pero también le intrigó el autor de nombre Henri Dunant, de quien no conocía ninguna obra anterior, decide comprar el libro, sin saber que iba a cambiar por completo su vida.
De la manera más breve posible, comentaré sobre Henri Dunant, el autor. Dunant era un banquero y millonario suizo, que en 1859 por motivo de supervisar sus múltiples negocios, viajó a Sicilia, Argelia, Túnez y a la región de Piamonte al norte de Italia; al llegar a la ciudad de Solferino, Dunant se sorprende de ver cadáveres y soldados heridos y agonizantes por todos lados, él calculó a unos 40 mil, lo que no sabía Dunant, era que el día anterior hubo una confusa batalla entre tres ejércitos: el ejército austríaco, el ejército piamontés y el ejército de Napoleón III, dejando todos esos muertos y heridos ahí abandonados.
El escenario era horrible, gritos, lamentos y cuerpos por todos lados, a Dunant le sorprendió la falta de solidaridad de los pobladores porque nadie ayudaba a los heridos ni se molestaban en sepultar a los muertos; entendió que había que socorrerlos y enterrar a los muertos, entró a la ciudad de Solferino y organizó a la población para la ayuda; formó grupos para ayudar a los heridos, con un médico en cada grupo como encargado; luego formó otros grupos que se encargarían de enterrar a los muertos; de su bolsillo compró todo lo necesario para abastecer a los voluntarios; por último, organizó y pagó a los carretoneros para que hicieran viajes con los heridos a los hospitales de Solferino, Castiglione y Guidizzolo.
Henri Dunant organizó todo eso con voluntad y con voluntarios; esta experiencia marcó a Dunant y se decidió a crear la Cruz Roja, se dio cuenta de que la gente no ayudaba por varios motivos: no había el hábito de la solidaridad, no eran más que extranjeros, no eran de su religión, no era su guerra y la ley italiana no los obligaba a ayudar; todos estos motivos le dieron a Dunant las pautas para crear los Siete Principios Fundamentales de la Cruz Roja: Humanidad (ayuda por respeto a la vida humana), Imparcialidad (sin distinción de raza, religión, condición social, etc.), Neutralidad (abstenerse de tomar partido), Independencia (tiene sus reglamentos, pero se sujeta a las leyes de cada país donde opera), Voluntariado (opera de manera voluntaria y desinteresada), Unidad (en cada país puede existir una Cruz Roja), Universalidad (todas las sociedades del mundo deben ayudarse mutuamente); también, basado en la experiencia de Solferino, creó el lema “Tutti Frattelli” (Todos Somos Hermanos).
Eligió invertir los colores de la bandera de Suiza para la bandera de la Cruz Roja, porque Suiza era y sigue siendo el único país del mundo completamente neutral; el problema religioso, lo solucionó así: en el mundo cristiano es la Cruz
Roja Internacional, en el mundo árabe es la Media Luna Roja Internacional y para los judíos es el Cristal Rojo Internacional. Lo anterior, fue solo para explicar un poco el entorno de la Cruz Roja y su fundador, así como la influencia que este libro ejerció en Luz Elena.
La Maestra Luz González Cosío se casa y se dedica por completo al altruismo
En cierta ocasión, Luz Elena acompañó a su padre al Hospital Militar a ver al oftalmólogo para un rutinario exámen de la vista, ahí conoció a quien sería el amor de su vida, el Mayor Medico Militar Oftalmólogo Fernando López y Sánchez Román, otro ilustre zacatecano; el Doctor López era el más prominente oftalmólogo de México, se había especializado en el Hospital Militar del Ejército Francés en París, en ese momento el más avanzado en oftalmología en el mundo, el Doctor López y Sánchez Román era originario de Tlaltenango, Zacatecas (actual Tlaltenango de Sánchez Román).
Tras dos años de noviazgo, durante el cual Luz Elena se dio cuenta de que eran almas gemelas, pues ambos compartían el mismo sentido de altruismo y espíritu de servicio, es entonces que deciden casarse y el 11 de abril de 1888 en la Parroquia de San Miguel Arcángel de la Ciudad de México, Luz Elena González Cosío se casa con el Mayor Médico Militar Oftalmólogo Fernando López y Sánchez Román, ella con 19 años de edad.
A partir de este momento la Maestra Luz Elena González Cosío Acosta, se transforma en la Señora Luz Elena González Cosío de López, nombre que en adelante llevará y dedicará toda su vida, su tiempo y su energía al servicio de los más necesitados, enfermos y desvalidos de México.
Entregada a servir a los demás
Después de su matrimonio, Luz Elena González Cosío de López se retira de la enseñanza y se dedica por completo al altruismo, al servicio comunitario y a la asistencia social, siempre estuvo activa en esos menesteres, pero ahora lo iba a hacer de tiempo completo, entregando su vida y sin cobrar un solo centavo; comienza a construir su leyenda como una excepcional mujer mexicana.
Unos meses después de su boda, su esposo el Doctor Fernando López y Sánchez Román es designado Presidente de la Junta de Vigilancia Sanitaria en las Cárceles y Luz Elena de inmediato forma un grupo de voluntarios para la asistencia carcelaria, dedicados a llevar todo tipo de asistencia humanitaria y médica a las cárceles, incluyendo a los presos y a los celadores.
En 1891 el Doctor Fernando López es ascendido a Coronel y es designado por el Presidente Díaz como encargado del Consejo Superior de Salubridad de México y Luz Elena se encarga de formar grupos de damas voluntarias en los Estados, para llevar las Brigadas Médicas y Sanitarias a los rincones y zonas más apartados y vulnerables del país.
En 1893, su esposo es designado también como Director del Hospital Militar y del Sistema Médico Militar de México y Luz Elena ni tarda ni perezosa forma los grupos de damas voluntarias con las esposas de los Médicos Militares para ofrecer y llevar ayuda a las zonas marginadas de México.
En 1894, el Doctor Fernando López funda la Sociedad Oftalmológica de México y su incansable esposa Luz Elena, con ese encanto femenino y con ese liderazgo, influye en los oftalmólogos para realizar operaciones de cataratas sin costo para personas de escasos recursos.
En 1903, su marido, por instrucciones del Presidente Porfirio Díaz, crea el Hospital General de México y Luz Elena convence a Porfirio de brindar atención médica gratuita a las personas más pobres y ella misma se encarga de supervisar que así sea. Luz Elena González Cosío de López era la presidenta de los grupos de voluntarios Carcelarios, de Salubridad Nacional, de las esposas voluntarias de Médicos Militares, de la Sociedad Oftalmológica y de la Asistencia Social del Hospital General de México; ocupaba su tiempo en cinco voluntariados y recorriendo el país, pero todavía faltaba mucho más, esta noble mujer todavía tenía mucho más por dar, enseñar y aportar a la asistencia social de su país.
No se cansa de ayudar
En 1898, Luz Elena desea iniciar con el proyecto de la Cruz Roja en México y solicita una audiencia con el Presidente Porfirio Díaz para presentarle el proyecto y conseguir su anuencia y su apoyo, ya que uno de los requerimientos de la Cruz Roja Internacional es el aval del gobierno y la firma del Presidente del país donde se va a establecer el organismo; ante la ausencia del Presidente, es atendida por los Generales Bernardo Reyes y Manuel Mondragón, Secretario y Sub Secretario de Guerra y Marina, quienes de manera olímpica y desdeñosa le dijeron que al Presidente no le interesaban los “juguetitos de niñas ricas”. Esto provocó el desencanto y la decepción de Luz Elena y archivó el proyecto.
Para olvidar ese trago amargo, Luz Elena González Cosío de López, quien ya dirigía cinco patronatos de voluntarios, decide ante la muy alta tasa de mortandad infantil y de madres en el parto que había en esa época, decide echarse a cuestas cinco enormes proyectos y funda el “Asilo Colón”, para niños huérfanos; la “Asociación Mexicana Gota de Leche”, cuyo propósito era asegurarse de que la niñez mexicana tuviera siempre acceso a este alimento básico para su desarrollo; la “Asociación de Madres Mexicanas”, con el fin de proteger a las madres solteras, madres pobres, madres abandonadas, procurando asistirlas en lo alimenticio y lo material para ellas y sus hijos, y con asistencia jurídica salvaguardar sus derechos laborales; el “Asilo Protector de la Primera Infancia”, para niños de cualquier estrato social que nacieran con algún defecto físico o con alguna condición desfavorable; la “Asociación Femenil Iberoamericana”, con la finalidad de unir a la mujer iberoamericana en la protección de sus condiciones de vida y sus derechos laborales. Para todos estos proyectos, Luz Elena contaba con una gran cantidad de donadores y benefactores.
Ahora Luz Elena dirigía cinco Patronatos de Voluntariado y cinco Instituciones de Asistencia Social Privada, lo que la hacía una mujer muy querida en todos lados por su don de gentes y su amable trato; en diciembre de 1904, Porfirio Díaz ofrece una recepción de fin de año en el Castillo de Chapultepec, el padre de Luz Elena era todavía Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, en esa fiesta, Porfirio felicita personalmente a Luz Elena por la gran labor social y humanitaria que lleva a cabo; ella con su característica gentileza le agradece sus palabras, pero también le dice que le da más gusto a ella saber que ya no considera su trabajo como “juguete de niña rica”; Porfirio se le queda viendo y le dice que no entiende porque le dice eso y ella le explica lo que siete años atrás le dijeron los Generales Reyes y Mondragón; entonces Porfirio se disculpa, le dice no estar enterado de eso y le asegura que no es su forma de pensar.
Al día siguiente, 1 de enero de 1905, los Generales Bernardo Reyes y Manuel Mondragón son destituidos como Secretario y Sub Secretario de Guerra y Marina, en su lugar es designado el nuevo Secretario, General Manuel González Cosío y Tamayo, el padre de Luz Elena González Cosío.
Ahora sí, el proyecto de la Cruz Roja Mexicana
Con cinco voluntariados y cinco instituciones de asistencia social y humanitaria en su carga de trabajo, además de trabajar en la recolección de fondos para su sostenimiento, la incansable Luz Elena González Cosío de López no se ha olvidado de la Cruz Roja, es su máximo anhelo, sería la joya de la corona de su labor humanitaria y de servicio; un día de enero de 1909, estando en su casa, se encuentra un documento para ella desconocido por completo, era un reconocimiento del Gobierno de Francia y de la Cruz Roja Francesa a su marido Fernando López y Sánchez Román por su participación heroica como voluntario durante el incendio del Palacio de la Ópera de París; su marido le dice que fue durante su especialidad en París y ese hecho nunca se lo había contado a su esposa; en ese momento, Luz Elena decide que es tiempo de la Cruz Roja Mexicana.
En junio de 1909, Luz Elena le presenta al Presidente Porfirio Díaz un detallado y muy bien argumentado y soportado proyecto para establecer la Cruz Roja Mexicana, Porfirio queda sorprendido de la capacidad y el conocimiento de Luz Elena y le dice que tiene todo su apoyo, tanto personal y como Presidente y le dice también que el Gobierno Mexicano le ayudará con el local, con el fondo de depósito, con el aval y con su firma. Luz Elena salió feliz del despacho presidencial.
Al día siguiente, ya estaba trabajando en los grupos de voluntarios y en conformar el Comité Directivo y con los arreglos y trámites ante Cruz Roja Internacional, cuando en eso llega su bautizo, su prueba de fuego para ella y su naciente organización en México.
La catástrofe de Monterrey; nace oficialmente la Cruz Roja Mexicana
A finales de agosto de 1909, la Ciudad de Monterrey sufrió de una catastrófica y devastadora inundación que cobró miles de vidas humanas; Luz Elena González Cosío no perdió tiempo, en menos de una semana formó un numeroso grupo de voluntarios, otro grupo de enfermeras y médicos y materiales quirúrgicos, medicamentos, alimentos y ayuda humanitaria; el Presidente Díaz dispuso un tren especial para llevar toda la ayuda, los voluntarios y los médicos y enfermeras que reunió Luz Elena y partieron hacia Monterrey en auxilio de la población; al frente del convoy iba una enorme bandera de la Cruz Roja.
Porfirio Díaz quedó impresionado del entusiasmo y la capacidad de organización de esta noble mujer, que en solo cuatro días llenó un tren completo de voluntarios, de médicos, de enfermeras y de ayuda humanitaria y materiales. A su regreso de Monterrey, Porfirio Díaz la mandó llamar para decirle que ya tenía todo listo para la Cruz Roja Mexicana, y que solo faltaba el visto bueno y la autorización de la sede en Ginebra, Suiza.
Finalmente llegó la autorización de Ginebra, Suiza junto con representantes de C.R.I. y el 21 de febrero de 1910, el Presidente Porfirio Díaz firma el Decreto #401, mediante el cual se reconoce oficialmente la creación de la Cruz Roja Mexicana; los representantes de Cruz Roja Internacional designan a Luz González Cosío de López como primera Presidenta del Comité de Damas y toman protesta a todo el Comité de la recién nacida Cruz Roja Mexicana ubicada en la calle de Rosales #20 en la Ciudad de México, instalaciones facilitadas por el Gobierno Mexicano.
Con esto, Luz González Cosío vió coronados todos sus esfuerzos, pero no dejó de luchar por la ayuda a la población.
El Legado de Luz González Cosío a México y los mexicanos
+ Fundó cinco voluntariados, que hasta la fecha continúan, su iniciativa cundió y hoy existen cientos de voluntariados en el país.
+ Fundó cinco asilos y organizaciones de asistencia, mismas que continúan en operación.
+ Fundó la Asociación Femenil Iberoamericana, dedicada a proteger los derechos laborales de las mujeres.
+ Fundó las Casas Hogar de Niñas y las de Niños, que en la actualidad existen en todo el país y son operadas por órdenes religiosas.
+ A ella se debe la creación de los Tribunales para Menores (antes de morir, a eso dedicó sus últimos esfuerzos).
+ Su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Congreso del Estado de Zacatecas.
+ El moderno Hospital General de Zacatecas lleva su nombre.
+ Creó y fundó la Cruz Roja Mexicana, una de las instituciones más nobles que existen y que en México opera gracias a sus incansables esfuerzos.
+ A finales de 1910 estableció la primera delegación de la Cruz Roja Mexicana fuera de la Ciudad de México; la puso en Ciudad Juárez para atender a los cientos de heridos con la Toma de Cd, Juárez al estallar la Revolución Mexicana.
Luz González Cosío de López, esta inagotable y noble mujer, de quien Porfirio Díaz dijo: “… además del reconocimiento, todos los mexicanos le debemos agradecimiento”; Luz González Cosío de López falleció en la Ciudad de México el 8 de marzo de 1940 a los 70 años.
Fuentes Bibliográficas:
+ liderempresarial.com
+ Facebook.com
+ periodicocentral.mx
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+ congresozac.gob.mx
+ aipz.mx
+ twitter.com
+ chihuahua.cruzrojamexicana.org.mx
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+ imagenzac.com.mx
+ incmnsz.mx
+ históricas.unam.mx
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