Esto es lo que hay cuando hay guerras
Como en todas partes del mundo sucede, cuando hay levantamientos armados, alzamientos, asonadas, guerras, guerrillas, revoluciones, guerras civiles, revueltas sociales, sublevaciones, etcétera, se presentan casos de abusos, crímenes, bandidaje, rapiña y una serie de pillajes, que se originan porque el estado caótico de la situación en ese momento, se torna propicio para cometer tropelías y fechorías que van más allá del propósito fundamental de la revuelta; son actos que se presentan y que son difíciles de contener y evitar, solamente con un mando inflexible y una férrea y sólida disciplina, que no siempre existen.
En el caso de Pancho Villa, él era un trabajador de hacienda, un muchachito de quince años, cuya circunstancia muy particular, al matar al hijo de su patrón cuando al escuchar los gritos de su hermana, lo sorprendió violándola, tuvo que huir y después de vagar, fue acogido por una gavilla de robavacas y abigeos, a los que abandonó cuando uno de ellos asesinó a una persona sin motivo alguno; después conoció a Abraham González y a Francisco I. Madero, ahí se convenció de sus ideales revolucionarios (aunque Villa después tuvo una etapa de bandolero, al verse traicionado).
Pero también, en la Revolución Mexicana, suceden estas cosas, como en el caso que hoy nos ocupa; cuando los sublevados y los alzados no tienen muy claros sus ideales políticos y sus objetivos de lucha, incluso, muchos se fueron a “la bola”, para ver qué obtenían, que botín lograban con el saqueo y la rapiña, más que perseguir un ideal revolucionario; cuando el líder del grupo “revolucionario” es un tipo con perfil de rebelde, bandolero y asesino, la situación es más grave, puesto que sus seguidores van a encajar en ese perfil, entonces lo que pretendió ser un grupo motivado por un afán revolucionario, termina por convertirse en una gavilla y sus integrantes, unos bandoleros… tal es el caso de Benjamín Argumedo.
Orígenes
Benjamín Argumedo Hernández nació el 31 de marzo de 1874, algunos historiadores ubican su lugar de nacimiento en San Buenaventura, Coahuila, otros lo ubican en la Sierra del Gatuño (actual Congregación Hidalgo, Coahuila), a unos treinta kms. de Torreón. Sus padres Don Albino Argumedo y Doña Tiburcia Hernández, familia modesta, que sobrevivía del trabajo de Don Albino como talabartero y trabajos de cuero y piel, mientras que Benjamín aprendió el oficio de la talabartería y aunque se dice que hacía muy buenos trabajos, su verdadero oficio era otro.
Fuera de la vestimenta laboral, al joven Argumedo le gustaba vestirse bien, verse bien y por eso aprendió el oficio de la sastrería y se dice que en verdad era un muy buen sastre, incluso gustaba de vestirse a la moda del momento y algunos decían que le gustaba mucho el estilo de vestirse de los artistas; además de talabartero y sastre, Benjamín era domador de potros y caballos; con estos tres oficios pudo haber hecho una buena vida con tranquilidad, pero su forma de ser no le ayudaba mucho, era un tipo muy serio, hosco, resentido, muy terco y obstinado, además de agresivo, era lo que en esa época se le llamaba un tipo “atravesado” y difícil.
Primeros desórdenes
En 1907, se presenta una severa crisis financiera internacional provocada por la United Copper, que, al pretender acaparar la producción mundial de cobre, llevó a la quiebra a los principales bancos y a punto estuvo de arrasar con la Bolsa de Valores de Nueva York; por supuesto que la fallida operación afectó también a México, el país se vió envuelto en la falta de dinero circulante que provocó cierta inquietud social, la población culpó de esto al gobierno y a los ricachones.
Esto motivó la ira, el enojo y el descontento de Benjamín Argumedo, quien organizó a un grupo de inconformes y atacó de manera muy violenta a la Hacienda de Santa Teresa, en las proximidades de Torreón, lugar donde desde hacía muchos años trabajan él y su padre como talabarteros; el ataque fue muy sangriento y a partir de ahí, Argumedo se hizo la fama de gavillero y guerrillero; después del ataque a la hacienda, la banda de Argumedo atacó y asaltó a Gilita y Matamoros, Coahuila, convertido ya en un bandolero.
Benjamín Argumedo se une a la Revolución; rechazado por Villa, acérrimo enemigo
En 1910 se une al movimiento revolucionario de Francisco I. Madero, quien lo asigna bajo la responsabilidad de su hermano Emilio Madero y es puesto bajo las órdenes de Sixto Ugalde y Enrique Adame; en 1911 se le encarga tomar Parras de la Fuente y después Viesca, ambas con éxito, consiguiendo una buena cantidad de seguidores para la causa revolucionaria; por estos triunfos, es ascendido a Teniente Coronel.
Aunque sin llegar a ser un genio, Argumedo había demostrado tener cierto talento militar y eso tenía conforme a Emilio Madero, porque había ahí a un comandante que además conseguía adeptos; pero Benjamín aspiraba a más y le comenta a Madero acerca de su deseo de unirse a las tropas de Pancho Villa; a la primera oportunidad, Emilio Madero le dice a Villa: “mi General, tengo ahí a un Teniente Coronel que te puede servir”; “¿quién es?”, responde Villa; “se llama Benjamín Argumedo”, le dice Madero; la respuesta de Villa fue tajante: “lo conozco de oídas, mordió la mano que le daba de comer, sepa que los traidores no tienen cabida en la División del Norte”.
Al enterarse del rechazo de Pancho Villa, Argumedo enfurece y le dice a Emilio Madero que “Villa acaba de conseguirse a su peor enemigo”, por su parte Madero comienza a ver en Argumedo a alguien muy vengativo que les puede ocasionar problemas en el interior del movimiento revolucionario.
La ignorancia, la incultura y la escasa mentalidad generan una torcida visión racista
En 1911, la comunidad china establecida en Torreón estaba integrada por 600 chinos, no era la comunidad china más grande asentada en México, pero sí la más próspera y activa (las comunidades chinas de Tijuana, Mexicali y Sinaloa eran mucho más numerosas). Los chinos de Torreón tenían su propio banco que operaba incluso con sucursales en Estados Unidos, y esto les daba oportunidad de invertir en empresas e industrias que le daban pujanza a la región.
Incluso, en Torreón estaba una oficina que sin ser oficialmente un consulado, funcionaba como un enlace entre la comunidad china con sus familiares y con el Gobierno de China; además de muy prósperos y trabajadores, la comunidad china de Torreón era muy apegada a las leyes mexicanas, no se metían en problemas de ningún tipo; otro rasgo característico era su gran amabilidad con la gente, en general estaban muy unidos y todo esto comenzó a provocar los celos y la envidia de la gente, que en su vasta incultura y estrechez de pensamiento sentían que les estaban quitando espacios, cuando lo que realmente estaban haciendo, era levantar la economía de la región de La Laguna.
Lo peor del asunto es que los grandes empresarios y poderosos de La Laguna, también comenzaron a sentir celos de la prosperidad de los chinos, entonces se produce y se propaga una torcida visión racista de la burguesía local hacia los chinos; esa visión racista de los ricos, mezclada con la falta de cultura del pueblo, fue derivando en un impulso violento de la gente hacia la comunidad china de Torreón… uno de estos era Benjamín Argumedo.
Esta torcida visión racista ocasionará una horrible masacre.
El buen sastre se convierte en un horrendo desastre; Argumedo masacra a más de trescientos chinos
En mayo de 1911, Emilio Madero sabe que tienen que ocupar la ciudad de Torreón y su comarca lagunera, e instruye al General Agustín Castro para tomar la ciudad y quitársela al gobierno; el día 9 de mayo de 1911, queda sitiada la ciudad, el General Castro con un estado de fuerza de unos ocho mil hombres la tiene rodeada, bajo su mando están los Coroneles Orestes Pereyra, Sixto Ugalde, Epitacio Rea y Benjamín Argumedo; la ciudad de Torreón está resguardada por 700 soldados porfiristas al mando del General Emilio Lojero.
El día 13 de mayo de 1911, el General Agustín Castro ordena el ataque a Torreón, cerrando un cerco sobre los ranchos y huertas de las afueras de la ciudad; las tropas porfiristas del General Emilio Lojero no pueden contra una fuerza que los supera por más de diez veces en número y dejan la ciudad, no sin antes prenderle fuego a la Presidencia Municipal, para evitar que los archivos caigan en manos rebeldes; de ahí, los rebeldes de las tropas al mando de Benjamín Argumedo rescataron varias cajas de licor adulterado que habían sido decomisadas días antes, eso ellos no lo sabían y procedieron a ponerse una buena borrachera.
El día 15 de mayo, el saldo de la borrachera fue de que muchos rebeldes ahí quedaron, muertos por el licor adulterado, otros más perdieron la vista; un enfurecido Benjamín Argumedo les metió a sus tropas la idea de que había sido una trampa de los chinos y ordenó matarlos a todos, comenzando la espantosa masacre. El primer lugar a donde se dirigieron fue al restaurante del señor Yang Hong, ahí sin ningún miramiento lo asesinaron a él, a su personal y a los comensales; la turba de revolucionarios se trasladó a la tienda de comestibles de Hoo Nang, asesinando a todos los empleados; de ahí, al negocio de pieles del señor Mar Yong, en donde el propietario, un sobrino y los empleados son sacados a la calle y asesinados; después van y destruyen las tiendas del señor King Chow, quien de forma milagrosa logró escapar junto con sus empleados.
El siguiente es el negocio del señor Yee Hop, en donde la brutalidad de la turba se desbordó, ahí, con hachas, cuchillos y machetes descuartizan y decapitan vivos a 13 personas; llegando al centro, asaltan las oficinas de la Compañía Shanghai y al Banco Chino, en donde lo asaltan y lo saquean y otra vez, descuartizan y destazan a otras 20 personas; narran las crónicas del periodista Marco Pérez Jiménez de los espantosos gritos de dolor de los chinos al ser decapitados y mutilados vivos, desde el tercer piso del Banco Chino volaban hacia la calle, cabezas, brazos, piernas y torsos mutilados.
En el Club Reformista Chino, otras 16 personas son masacradas, mientras que decenas de chinos que huyeron, son atrapados en las afueras de Torreón y quemados vivos; al caer la tarde, la gente de Argumedo en completo éxtasis continúa su carnaval de sangre al seguir destazando los cadáveres de los chinos, con piernas brazos y cabezas atadas a sus cabalgaduras. Por la noche llega a Torreón Emilio Madero y es informado por el General Castro que la ciudad está en su poder, pero también se encuentra con el macabro carnaval de Benjamín Argumedo y su gente.
De forma inmediata, Madero le pone fin a la macabra situación, manda llamar a Argumedo y le exige cuentas por el desmedido e inhumano abuso; Argumedo se defiende diciendo que los chinos los emboscaron y los atacaron primero; entonces Madero solicita informes a la Cruz Roja de Torreón, quienes le notifican que no hubo ningún revolucionario muerto ni herido durante la vil y cobarde matanza.
En China, el Gobierno del Presidente Sun Yat Sen envía un enérgico y amenazante reclamo al Presidente Porfirio Díaz, pero éste ya traía los problemas sociales hasta el cuello, por lo que este asunto no fue su prioridad. También los gobiernos de Suiza, Francia, Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia, países netamente pacifistas hicieron un fuerte reclamo al Gobierno Mexicano.
Según el Gobierno de China, murieron 303 ciudadanos chinos en la matanza, según fuentes de la época, habrían sido unos 330 chinos asesinados, como sea, fue eliminada un poco más de la totalidad de la comunidad china en Torreón. Después de lo sucedido, los chinos restantes se fueron de Torreón, principalmente a Culiacán, Mazatlán, Mexicali y Tijuana. Tiempo después se volvió a establecer la comunidad china en La Laguna.
Los revolucionarios Leónides González, Cristino Hernández y José Cadena, auxiliaron y protegieron a varios chinos, ocultándolos en la Lavandería Oriental, salvándoles la vida; en respuesta a su noble y humano gesto, Benjamín Argumedo los expulsa de sus tropas.
Porfirio Díaz renuncia y se destierra; triunfa Madero y Argumedo se inconforma por todo
Con la firma de los tratados de Ciudad Juárez, Porfirio Díaz acepta renunciar, para dar paso a un nuevo gobierno; para ese momento, Benjamín Argumedo estaba en el 20° Cuerpo Rural de Coahuila, bajo las órdenes de Sixto Ugalde, quien lo había ayudado después de que los Madero lo echaron tras la vergonzosa masacre de los chinos; pero también ahí Argumedo estaba inconforme, quería el mando que tenía su amigo que lo ayudó, o que le dieran su propio Cuerpo Rural, creía tener los méritos suficientes, cuando lo que en realidad venía cargando era una enorme mancha negra por la matanza de los chinos.
Tras la renuncia de Porfirio Díaz, Benjamín Argumedo se inconforma con el Gobierno Provisional de Francisco León de la Barra (quien únicamente iba a organizar y convocar a elecciones para conformar un nuevo gobierno), se levanta contra Madero y se une a Pascual Orozco, otro igual de inconforme y traicionero que él; Orozco, al igual que él, parecía no tenía muy en claro qué andaban haciendo en la Revolución, lo único que buscaban era tener poder.
Los Orozquistas, al no tener objetivos muy claros, caían en el bandidaje; a principios de 1912, Benjamín Argumedo subleva a la gente y ataca San Pedro de las Colonias con 600 hombres; luego se dirige a Matamoros Laguna; de ahí ataca Mapimí; el 15 de marzo ataca Pedriceña, Durango y es repelido por el Ejército, un mes después regresa a Pedriceña con tres mil hombres y ocupa el poblado; pero en mayo, Pascual Orozco es derrotado por el General Victoriano Huerta y Benjamín Argumedo es arrasado por el General Aureliano Blanquet y ahí acabó el Orozquismo.
Después de esta aplastante derrota, Argumedo y su gente se dedican a operar como banda de asaltantes en los límites de Durango y Zacatecas; a mediados de 1912 se le ocurre incursionar en Chihuahua para atacar Parral, donde en ese momento se encontraba Pancho Villa y la División del Norte, Villa es avisado por uno de sus exploradores de que Argumedo se aproximaba por Jiménez; lo que hizo Villa fue enviarle un simple recado con uno de los suyos, un simple pedacito de papel que solo decía “Aquí te espero con toda mi gente. General Francisco Villa y su firma”.
Argumedo sale despavorido y decide irse a cometer atracos a los límites de Zacatecas y San Luis Potosí, en donde no dio una, hasta que fue derrotado en la Hacienda de Santo Domingo.
Victoriano Huerta usurpa el poder y Argumedo ahora es “Huertista”
En febrero de 1913, es asesinado el Presidente Madero y Victoriano Huerta toma el Poder, de inmediato Benjamín Argumedo se apronta con Huerta, le jura amor eterno, reconoce su “gobierno” y se declara “Huertista” y con esto se
consigue uno de sus más caros anhelos, Huerta lo nombra General Brigadier del Ejército Federal y su tarea es enfrentar al Ejército Constitucionalista de Venustiano Carranza de la Garza, a cuyo mando estaba ni más ni menos que Pancho Villa, quien no olvidaba que Argumedo le había mandado el mensaje con Madero de que él se había convertido en el peor enemigo de Villa, al haberlo rechazado de la División del Norte.
Argumedo solicitó ser enviado a San Luis Potosí, o a cualquier otra parte del país; el Secretario de Guerra y Marina, General Aureliano Blanquet (el mismo que le propinó tremenda derrota tras haber masacrado a los chinos), percibió de inmediato que Argumedo le estaba rehuyendo a Villa y le reiteró la orden de que su área de operación sería Chihuahua, Durango, Coahuila y Zacatecas y con esto, Argumedo se sacó la rifa del tigre.
A principios de 1914, Villa, que era un genio militar, necesitaba posesionarse de Torreón pero deseaba enfrentarse a Argumedo y ponerlo en su lugar, así que le tiende una trampa; envía un pequeño grupo de hombres a hacer un simulacro de revuelta en Torreón, con la intención de acercar a Argumedo a la ciudad y este muerde el anzuelo. Argumedo se encontraba en Cuencamé, Durango y Villa lo sabía porque tenía un excelente equipo de exploradores y contaba con lo último en sistemas de telegrafía; entonces Argumedo es informado de que un grupito de desconocidos intentaba apoderarse de Torreón y se presenta con toda su tropa de soldados federales; al llegar, los rebeldes habían huído, pero quien sí le cayó al día siguiente, fue Pancho Villa con toda la División del Norte, haciendo polvo a Argumedo y tomando la ciudad de Torreón.
Unos meses más tarde, en julio de 1914 Villa le proporciona otra humillante derrota a Argumedo y esta si fue grandes proporciones; en la famosa Batalla de Zacatecas o la Toma de Zacatecas, con esta victoria Villa derrocó a Victoriano Huerta.
Sin Huerta, al bandidaje otra vez; la masacre de Tehuacán
Derrocado Huerta, Benjamín Argumedo se levanta en contra de Venustiano Carranza, quien lo persigue y termina volviendo al bandidaje en los Estados de Puebla y Morelos; se junta con el General Juan Andrew Almazán y con el General Higinio Aguilar, otro salvaje carnicero igual que él y le proponen a Emiliano Zapata unirse a él, pero el trato era que estos tres pillos y su banda asolarían, asaltarían y saquearían los pueblos y ciudades y se los entregarían a Zapata listos para ocuparlos; Zapata los echa a los tres de su presencia, después de mostrarles su desprecio como militares.
Repudiados por Zapata, la banda de Argumedo, Andrew y Aguilar se dedican a cometer fechorías por todos lados, llegan a Tehuacán, Puebla, sembrando pánico y terror; ocuparon el pueblo dos días en los cuales robaron a los ricos, al gobierno local y saquearon negocios, por la noche embriagados todos los forajidos, según las crónicas, violaron a un sinfín de mujeres y jovencitas; al día siguiente al medio día se retiran, dejando a un pueblo asaltado, vejado, saqueado, a sus mujeres violadas y unos sesenta cadáveres tirados en la calle y otros treinta quemados en la estación del tren. Así se comportaba y así era Benjamín Argumedo
A principios de 1915, Argumedo retorna a Torreón y forma otra banda de malhechores, y en enero de 1916, los Generales Domingo Arrieta y Fortunato Maycotte lo derrotan y disuelven su banda de forajidos; Argumedo es herido y huye, pero unos días más tarde el General Francisco Murguía lo aprehende en el Rancho Paraíso, entre Durango y Parral, es llevado a Durango donde fue fusilado el 1 de marzo de 1916.
No hay argumentos para que Argumedo sea reconocido por la historia como un héroe
En México son contadas las calles, colonias o escuelas que lleven su nombre; tampoco su nombre se menciona en ningún libro de historia en las escuelas; tampoco su nombre se menciona en ningún acto de celebración o conmemoración de algún hecho histórico, eso es porque Benjamín Argumedo no está considerado por la Historia de México, ya no digamos como un héroe revolucionario, sino que ni siquiera es digno de mencionarse en las gestas revolucionarias.
Sin embargo, hay una subcultura que sí lo considera un hombre de la Revolución, tiene un corrido, “El Corrido de Benjamín Argumedo” cantado y popularizado por Don Antonio Aguilar y dos películas, “Persecución y muerte de Benjamín Argumedo” y “Benjamín Argumedo El Rebelde”, también actuadas y producidas* por el mismo Antonio Aguilar; se ha pretendido realzar la figura de Argumedo, presentándolo como un luchador de las causas justas de los más desprotegidos, cuando en realidad era un verdadero malhechor y eso si está demostrado; cuando actuó en nombre de causas justas, lo hizo todo mal.
En el año 2010, como parte de los festejos del Bicentenario de la Independencia de México, el Gobierno Mexicano encargó al escultor Juan Canfield construir un monumento de poliuretano de 20 metros de altura y siete toneladas de peso, para ser exhibido en el Zócalo de CDMX, dicho monumento se bautizó con el nombre de “El Coloso”; la sorpresa y el escándalo fue a la hora de develar la imponente estatua, era nada menos que Benjamín Argumedo.
El enojo del Presidente Felipe Calderón fue evidente; el entonces Secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio aclaró que “El Coloso no tiene nombre ni apellido ni una identidad específica y tampoco su rostro retrata a ningún personaje en particular”; a pesar de los desmentidos del gobierno, el escultor Juan Canfield declaró a los medios de comunicación que sí, que el Coloso sí estaba basado en Benjamín Argumedo, por lo que la estatua fue retirada al día siguiente.
- General Brigadier Benjamín Argumedo Hernández, “El León de La Laguna”, pudo haber sido un gran héroe revolucionario, tenía buenos talentos militares, también tenía un buen don de mando y era muy bravo, sabía ganar adeptos y convencer a la gente, pero su personalidad rebelde, agresiva y de inconforme permanente nunca le ayudó; todo eso lo hundió hasta perderse en el bandidaje.
Fuentes Bibliográficas:
+ scielo.org.mx
+ imer.mx
+ laits.utexas.edu
+ moderna.historicas.unam.mx
+ swissinfo.ch
+ es.wikipedia.org