En muy pocas ocasiones un incidente, un suceso o un personaje sintetiza un fenómeno, un movimiento o un partido.
Ese es el caso de Javier Corral. Compendia la degradación política del partido del presidente.
Fúrico crítico de López Obrador, bastaron unas cuantas señales para que Corral se convirtiera en un zalamero del presidente y de la presidenta Sheinbaum; para ello sólo se requirió la promesa de una senaduría y hasta ¿Porqué no? un cargo en el gabinete.
Como decenas, centenas de antiguos militantes de los partidos del viejo régimen para que se olvidara de todo su pasado militante, ideológica y políticamente contrario a lo que ahora pregona y le dieran un impulso histórico al fenómeno político mexicano del momento, el chapulineo.
Ineficaz gobernante, cometió los errores necesarios para que la Auditoría Superior del Estado (ASE) le señalara la comisión de varias irregularidades merecedoras de sanciones penales.
Al frente de la ASE se encontraba -y se encuentra- un antiguo funcionario de la Cámara de Senadores, -Héctor Acosta Félix- elegido por el Congreso del Estado a instancias de Corral que, en su momento, dirigió autoritariamente, del mismo modo que el presidente hace con los senadores y diputados de la 4T.
Es la ASE de Acosta Félix la que iniciara el proceso en el cual Javier Corral ha sido señalado como responsable del desfalco de 98 millones de pesos y, a diferencia de las otras causas que se le siguen, no se inició en la actual administración estatal.
Sigamos con el compendio.
A punto de ser aprehendido, llama por teléfono y acude prontamente el Fiscal de la CdMx, Ulises Lara, a rescatarlo; así, Lara se colocó en el primer fiscal de la historia que “rescata” a un imputado y en lugar de actuar de acuerdo con la ley, vamos, dejando de lado la solicitud de colaboración de la Fiscalía de Chihuahua, sino en su calidad de agente del ministerio público de la capital, que tiene frente a sí a una persona con una orden de aprehensión, no actuó deteniéndola y enseguida indagar si tal orden era legal y revisar si ya estaba en curso la colaboración con Chihuahua.
Años atrás, algunos de los más destacados del morenismo y alguno -ahora- de la oposición, protagonizaron acción parecida.
En 2010, ya con una orden de aprehensión en su contra, Julio César Godoy Toscano (hermano del ex gobernador michoacano, el perredista y hoy morenista Leonel Godoy) fue ingresado a la Cámara de Diputados en la cajuela del vehículo del entonces diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo y se resguardó en la oficina de Alejandro Encinas, coordinador de los diputados del PRD.
No tenían a la mano un fiscal ‘carnal’.
Peor, el fiscal Lara, siguiendo las consejas presidenciales, le dio seguimiento a aquella de -no me vengan con que la ley es la ley- y decidió en ese momento, de palabra, desistirse de la colaboración, violando con ello un titipuchal de ordenamientos legales.
Lo efectuado por Ulises Lara se corresponde al modo en que llegó a la titularidad de la fiscalía: No era abogado -cosa que exige la ley- y en cosa de un día obtuvo el título de una universidad desconocida y en ese mismo lapso la SEP le extendió el reconocimiento a sus estudios «profesionales».
Además, el caso de Corral fue abordado en la reunión de seguridad del ¡gabinete presidencial!.
«El lunes 10, el mandatario federal abordó el tema en la reunión del Gabinete de Seguridad en Palacio, según han confirmado a este diario fuentes con conocimiento del encuentro…». (Nota de Zedryk Raziel, El País, 15/8/24).
«… La posibilidad de un secuestro movilizó los engranes del Gobierno federal. El secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, dispuso un grupo de escoltas militares para que protegieran a Corral día y noche y en todos los lugares». (Ibídem).
Así, el ex gobernador, acusado de corruptelas, al igual que otros “amigos” del presidente, señalados por causas semejantes, por el solo hecho de haberse pronunciado como integrantes de la 4T, obtienen, de inmediato, salvoconducto de honestos.
En el colmo de los casos, como Corral, protección militar!
Y si faltaran elementos -¡Po’s cómo no, faltaba más!- la exculpación presidencial, en la ceremonia central del morenismo, la conferencia mañanera.
En la que, además, el presidente, sin más elementos -por lo que se ve- que sus propias elucubraciones encontró que la razón para perseguir penalmente a Corral obedece al revanchismo de la gobernadora, merced a los viejos agravios entre ambos personajes del panismo y a que, no lo dijo, pero lo dejó entrever, el ex gobernador César Duarte «ya anda libre», dando por hecho que ahora, con la ciudad por cárcel, sí está en condiciones de exigirle a Maru el encarcelamiento de Corral.
Si fuera cierto esto ¿A poco no podía dar esa orden desde el interior del penal, cuando ahí se encontraba?
¿A qué esperar y arriesgarse a lo que está a punto de ocurrir, es decir, a que Corral tome protesta como senador de Morena y en los tiempos en los que, dijo el presidente, ya se acabaron los fueros, Corral sí lo tenga y no pueda ser aprehendido sin antes ser sometido a un proceso de desafuero, cosa que no harán los diputados morenistas?
Y en el sexenio en el que todas las denuncias y acusaciones de corruptelas cometidas por algún morenista obedecen al espíritu “politiquero” de los “conservadores”, la presidenta no podía quedarse atrás y aseverar que el intento de aprehensión de Corral obedecía a una persecución política.
¿Porqué no serán capaces de declarar que esperarán a las resoluciones de las autoridades correspondientes?
¿Porqué se atreverán a declarar inocentes a los señalados, algunos con abundantes evidencias, sin tener a la mano el conocimiento preciso, pleno, de los casos?
¡Ah, no, es que son de los nuestros y, por tanto, por definición, son inocentes! Como por ejemplo, el gobernador sinaloense, Rubén Rocha Moya.
¿Porqué, por ejemplo, alguien de los cercanos a la presidenta no viene a conversar con el auditor Acosta Félix y los auditores ejecutores de las auditorías de este caso?
¿Porqué dejarle la vía libre a quienes, desde Chihuahua, le ‘malinforman’ al presidente, a él, que “está informado de todo”, pues, como lo dijo -el presidente sabe todo lo que pasa en el país?
¿Será?
Y ya puestos en el camino, ¿La jueza Quinto de Distrito en Amparo de la Ciudad de México, Patricia Marcela Diez Cerda, podrá salvarse de la ‘quema’ de la reforma judicial?
Es que ella le otorgó el amparo a Javier Corral ¿Ya la considerarán de los jueces ‘buenos’, esos que atienden diligentemente las peticiones del morenismo.
Por supuesto, no creo que ella haya actuado ‘diligentemente’, lo más probable es que estaba casi obligada a otorgarlo en contra de la orden de aprehensión. Deberá resolverlo el próximo 27 de agosto.
¿Y si no se lo otorga de manera definitiva, la lincharán?
Con toda seguridad, sí.
Finalmente, más allá de las vendettas de los gobernantes locales -que existen, a pesar de sus declaraciones- lo cierto es que los dos ex gobernadores más recientes -Duarte y Corral- presumiblemente cometieron corruptelas por las cuales están bajo sendos procesos.
Podrán argüir que son ‘politiquerías’, revanchas o que obedecen a las ambiciones políticas de los que llegan, pero existen suficientes evidencias que han llevado a diversas autoridades a presumir la comisión de algunos delitos.
Por lo menos en el caso de Duarte pudiera ya no haber dudas, autoridades judiciales de EU y México han presumido que así fue y está a la espera de que inicie ¡Por fin! El juicio que lo determinará.
En el de Corral, existen suficientes evidencias de las irregularidades, algunas de ellas denunciadas por la ASE hasta cuando era el mandatario.
Todo apunta a que habremos de esperar el término del gobierno de Claudia, si es que se aprueba su propuesta de abolir la reelección.
Si no se aprueba, veremos a Corral buscar desesperadamente la candidatura senatorial en 2030 para extender su ‘manto de impunidad’ ¡Hasta el 2036!
¡Válgame! ¿Tendrá algún rasgo de similitud con lo efectuado recientemente por Alito Moreno en el PRI, que será presidente de ese partido, si todos los dioses así lo acuerdan, hasta 2032?
Tendremos suficiente tiempo para lamentar el retraso de las autoridades judiciales locales en fincarle los cargos por la supuesta comisión de distintos delitos del neomorenista, al que ahora, con mayor o menor ímpetu, los morenistas locales salen a defenderlo, después de haberlo criticado ásperamente en su gobierno.
No, no son iguales, pero ¡Ah, cómo se parecen!
Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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