Disputas con EU
“Es un momento difícil en la relación bilateral”.
La presencia de John Kerry, enviado especial de Estados Unidos para el Cambio Climático, en la ceremonia de conmemoración del nacimiento de Benito Juárez en San Pablo Guelatao, Oaxaca, representó un espaldarazo para el presidente López Obrador: “Veo sabiduría en su liderazgo”, dijo. “Les doy las gracias por su compromiso con la democracia, la paz y su compromiso con el futuro”.
López Obrador debe haber lamentado que Kerry no sea ya el secretario de Estado de la Unión Americana, porque su relación con el actual Departamento de Estado y con Washington se complica cada vez más.
El informe sobre prácticas de derechos humanos en distintos países del mundo que se dio a conocer el 20 de marzo, y que el Departamento de Estado debe emitir por ley, es el nuevo motivo de disputa. El informe señala para México “la impunidad y las tasas extremadamente bajas de enjuiciamiento (…) para todos los delitos, incluidos los abusos contra los derechos humanos y la corrupción”. También cuestiona el acoso a “los trabajadores de la prensa”, la práctica de la prisión preventiva, la violencia del crimen organizado contra los periodistas y la falta de éxito en la lucha contra el crimen organizado, la corrupción y la falta de transparencia en las acciones del gobierno.
El presidente López Obrador se molestó por el informe. El 21 de marzo, desde Oaxaca, afirmó: “No es cierto. Están mintiendo, es pura politiquería, con todo respeto. Es que es su naturaleza, quieren abandonar la Doctrina Monroe y antes el Destino Manifiesto, no quieren cambiar. Entonces, se creen el gobierno del mundo, se asumen como el gobierno del mundo”. También acusó a Washington de haber estado detrás del estallamiento del gasoducto Nord Stream y de tratar de encarcelar al expresidente Donald Trump para impedir que aparezca en las boletas electorales de 2024.
Un reto serio
Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, negó la veracidad de las afirmaciones de AMLO sobre el gasoducto y sobre el posible procesamiento de Trump. Añadió, sin embargo, que el gobierno de EU seguiría trabajando con el de México. A su vez, Vedant Patel, vocero del Departamento de Estado, rechazó que su país se considere el gobierno del mundo, pero dijo que “el involucramiento de integrantes de la policía, militares y otras instituciones gubernamentales en actos serios de corrupción y asesinatos ilícitos arbitrarios sigue siendo un reto serio y por eso se incluye en nuestro informe”.
Un día después López Obrador arremetió nuevamente contra el “departamentito de Estado” y describió su informe como un “bodrio”. El secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, por otra parte, dijo en una comparecencia ante el Senado que hay partes del territorio mexicano que están bajo control del crimen organizado.
Es un momento difícil en la relación entre México y EU. No hay duda de que el gobierno estadunidense ha pecado siempre de arrogancia, de pensar que puede señalar las faltas de otros países sin reconocer las propias, pero tiene la obligación legal de presentar estos informes al Congreso. Por otra parte, ninguna de las afirmaciones del documento es falsa; todas han sido documentadas; y no deja de ser curioso que cuando estos informes anuales los presentaba el gobierno de su “amigo Trump”, AMLO nunca los cuestionó. Le molestan solo ahora, cuando vienen de un gobierno demócrata con el que no ha tenido simpatía ni cercanía.