Déjà vu: Término francés que significa «ya visto». Describe la sensación que experimenta una persona al pensar que ya ha vivido con anterioridad un hecho que, en realidad, es novedoso. Wikipedia
Los tiempos ‘fatales’ en política se cumplen sin contemplaciones.
En la próxima semana rendirán su tercer informe de actividades al frente de sus respectivas comunas y días después rendirán protesta para su segundo período.
Por supuesto que la referencia es a los alcaldes de Juárez y Chihuahua, Cruz Pérez Cuéllar y Marco Bonilla, respectivamente, sin duda los principales activos de las dos principales fuerzas políticas en Chihuahua y ambos enrumbados a la candidatura a la gubernatura en 2027.
No se deja de lado a otros militantes de ambas organizaciones, con papeles destacados en ellas y que cuentan con mayor o menor fuerza en sus partidos y la sociedad.
En esa lista, anoten a quienes acuden por vez primera a tomar posesión de sus cargos, a quienes los renuevan, pero indudablemente que los alcaldes Pérez y Bonilla serían los candidatos ‘naturales’ de sus respectivos partidos y coaliciones. Lo harán en un escenario absolutamente novedoso, al igual que en el federal.
La administración lopezobradorista termina en medio de un vendaval político, a pesar de haberse convertido en la fuerza hegemónica en el país, originado fundamentalmente por las reformas impulsadas por López Obrador y su más que protagónico papel en este tramo, que opaca a la presidenta electa, a la que le heredará un difícil entorno económico, además del político pues Sheinbaum tomará posesión en medio de una, también inédita, movilización, la de los integrantes del Poder Judicial Federal.
A ese escenario regresaremos en estos que serán los últimos de su gestión.
La elección local del presente año mostró que la fuerza mayoritaria en el estado no es el partido gobernante -el PAN-, sino Morena, que no alcanzó a reflejarse en la composición del Congreso del Estado debido a que la mayoría de sus votantes están concentrados en Juárez.
MORENA tiene, además, una fuerza nada desdeñable en la capital del estado.
Pero esta misma correlación de fuerzas, luego de la resolución de la Sala Regional de Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), arrojó una nueva composición en el Congreso: El PAN contará con 12 diputados y su aliado, el PRI tendrá 4; a su vez MORENA contará con 12 diputados, el PT 2 y el PVEM, 1.
Por su parte, Movimiento Ciudadano contará con 2 diputados, luego de que la Sala Guadalajara resolvió entregarle a MC una segunda diputación y quitársela al PRI.
De ese modo, ninguno de los dos bloques partidarios alcanzó la mayoría del Poder Legislativo, el del PAN tendrá 16 y el de Morena 15. Se necesitan 17.
Ahí crece la importancia de MC. Puede darle la mayoría a uno ú otro y no solo en las votaciones de las iniciativas que se discutan, sino en la composición de los órganos de gobierno del Congreso del Estado.
Nos encaminamos a una muy disputada elección al gobierno de Chihuahua en la que MORENA aparece con una considerable ventaja -con los números de ahora- y en la que será la primera ocasión en la que quienes están en la condición de competir no sean el PRI y el PAN.
Es una ruptura histórica de las preferencias electorales de por lo menos tres décadas.
Más aún, en Chihuahua se aprecia, también, el constante decrecimiento de las preferencias electorales del PRI.
Si ello se profundiza se habrá concretado, no solo la alianza que sostienen el PRI y el PAN en el gobierno del estado, sino la profunda simbiosis ideológica de ambos partidos, acelerada conforme se daban las distintas alternancias sostenidas por ellos a lo largo de todo ese tramo.
Obligados por las preferencias y perfil de la mayoría de los electores en el estado, los dos partidos se ‘corrieron’ a las posturas de centro-derecha, para tratar de ganar la mayoría electoral.
Así les fue a lo largo 32 años:
1992, Francisco Barrio-Jesús Macías; 49.8 por el 43.5% del PRI
1998, Patricio Martínez-Ramón Galindo, 49.3 por el 41.3 del PAN
2004, Reyes Baeza-Corral, 56.48 por 41.38% del PAN
2010, César Duarte-Carlos Borruel; 55.5 por el 39.1% del PAN
2016, Javier Corral-Enrique Serrano; 39.68 por 30.7% del PRI.
En ese año compitió como candidato independiente José Luis «Chacho» Barraza. Alcanzó un sorprendente 25.9% de la votación.
A la luz de los hechos se puede asegurar que su participación benefició al candidato panista, pues éste obtuvo un porcentaje semejante al alcanzado por los candidatos panistas en las tres elecciones previas y, en cambio, el candidato priista apenas rebasó el 30%.
En esa elección el PRI perdió la friolera del 25 y 26% de los votos alcanzados en las dos elecciones previas. Sus votos se fueron a la oposición, mayoritariamente a la candidatura independiente.
Y es probable que sin la participación de Chacho Barraza, Corral no hubiese sido gobernador.
Luego, en 2021, Maru Campos-Juan Carlos Loera; 42.4 de la primera por el 32.7% de MORENA. El PAN mantuvo su promedio de votación en esa elección, la que sólo Francisco Barrio superó en 1992, quien casi llegó al 50% de los votos.
A su vez, en 2021, Alfredo Lozoya Santillán, de Movimiento Ciudadano obtuvo el 11.49%; Graciela Ortiz, del PRI, 7%, probablemente el porcentaje más bajo en la historia del PRI chihuahuense, y que probablemente resultó tan bajo por haberse pronunciado en favor de Maru Campos a unos días de la elección.
En esa elección, Brenda Ríos Prieto, ahora diputada local de Morena, (por haber ocupado el primer lugar de la lista plurinominal) fue la candidata a gobernadora por el Partido Verde.
Obtuvo una muy baja votación, el 1.51%.
Así, en 2024 estos fueron sus números (claro que pueden cambiar, si se toma en cuenta que son de la elección de Congreso), pero servirán de referencia:
El PAN obtuvo el 25%, el PRI el 10. Ese bloque tuvo el 35% de la votación. En cambio, MORENA ganó el 39.4%, por el 3.61 del PVEM y el 3.11 del PT, para un total de 46.12%. MC ganó el 7.6% de la votación.
En votos, el PRI-AN obtuvo 570 mil 484 votos, por 745 mil 664 del bloque de la 4T. 175 mil votos de diferencia.
Son muchos, si los mantiene la aplanadora morenista habrá llegado el momento, si los procesos sociales y políticos se desarrollaran con «normalidad», la que había existido hasta la elección de este año, pues si MORENA actúa de acuerdo con el guión que le ha diseñado López Obrador, estaremos ante condiciones políticas totalmente inciertas, en las que las fuerzas de oposición deberán tomar lecciones de las existentes en el país en las décadas de los 60’s y 70’s.
No es una exageración, en este proceso de deconstrucción diseñado por la 4T y que, hasta ahora, Claudia Sheinbaum parece dispuesta a concretarla hasta las últimas consecuencias, habrá desaparecido el diseño actual del Poder Judicial Federal; habrá desaparecido la obligación de los órganos gubernamentales a transparentar su actuación, compras, licitaciones y beneficiarios de los contratos; se habrá cambiado a los organismos electorales; habrán desaparecido los diputados plurinominales, con lo que sólo será un recuerdo la representación proporcional en los congresos estatales y el Congreso de la Unión.
Además, ya no existirán los organismos que fiscalizan la actuación de los órganos gubernamentales de energía y telecomunicaciones y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solo será un buen recuerdo, cuando funcionaba en favor de los ciudadanos y le quitarán la autonomía a la ‘incómoda’ Auditoría Superior de la Federación.
Si todo les sale como lo han diseñado, las funciones arriba descritas quedarán bajo el control de la presidenta, a través de los integrantes de su gabinete.
¿Ante quien nos quejaremos, ante la CNDH dirigida por una impertérrita militante de MORENA?
¿A quien le exigiremos que nos entregue la copia de los contratos de las adquisiciones y servicios solicitados y gastados por el gobierno federal, si quien los vigilará será la secretaria de la Función Pública, nombrada por la presidenta Sheinbaum?
¿Quien nos otorgará un amparo contra actos de las autoridades, que aparentemente todos, o la absoluta mayoría, serán de MORENA?
¿Nos lo otorgarán los jueces designados y luego elegidos por las bases morenistas, aleccionadas por los «Servidores de la Nación», que serán, como hasta ahora ha ocurrido, morenistas?
¿Llegaremos a los tiempos en los que todos los funcionarios de las casillas, y de ahí pa’rriba, eran del PRI? ¿Ahora serán de MORENA?
Y en Chihuahua nos regresarán a las épocas anteriores a 1983, de cuando el PRI era el partido ‘casi único’, pero ahora ‘recargado’ bajo las siglas y colores de MORENA.
Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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