Reflexión Semanal
En la actualidad, el desierto de Atacama, en Chile, es el más árido del mundo, sin embargo, tiene una época en que florece y brinda uno de los espectáculos visuales más hermosos que nos podemos imaginar. Desafiando a la lógica climática, el desierto de tiempo en tiempo se transforma en medio de épocas difíciles.
Por otro lado, los bosques y las praderas después de haber sido desbastados por el fuego vuelven a florecer ofreciendo a la vista un verdadero espectáculo de esperanza de vida.
La Biblia está llena de relatos de héroes y de heroínas anónimos que hoy son parte de la historia sin importar las circunstancias que vivieron. Hoy se conoce su historia porque florecieron, se levantaron y siguieron adelante en medio de sus circunstancias aparentemente negativas.
Y no podemos negar que en la vida hay situaciones que a veces nos hacen llorar, momentos difíciles que nos rodean, pero Dios nos promete que estará con nosotros siempre (Ex. 33:14; Mt. 28:20) El profeta Isaías, en el capítulo treinta y cinco habla de la restauración de Israel. En su visión se encuentra una promesa, que a pesar de vivir en el desierto, vendría un tiempo de júbilo y esperanza para Israel. Así como la primavera es un tiempo hermoso porque el frío desaparece y comienza a salir las flores, así dice el profeta que florecerán en el desierto. Donde aparentemente no florece nada, Dios lo utiliza como terreno fértil para que dar vida.
Quizás usted mismo, estimado lector, pueda estar pasando por un tiempo de “desierto” donde solo la soledad le acompaña. Pero ¡animo! Dice la palabra de Dios En Isaías 53:1 “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa” Esto es una promesa para el que cree, de que en medio del desierto crecerá y florecerá. En las circunstancias adversas de la vida, sus ojos verán cuando la semilla comienza a brotar y las plantitas a crecer; verá sus hojas salir y sus raíces profundizar, de nuevo se gozará y tendrá esperanza a pesar de tus circunstancias.
Precisamente, esas circunstancias aparentemente negativa serán el abono que Dios utilizará para que su terreno sea fértil y florezca de nuevo, “pues los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan para bien” (Rom. 8:28) Dios toma las circunstancias para formar algo grande y hermoso en aquellos que confían en Él. Muchas veces Él espera una época de necesidad para bendecir, para multiplicar, es decir para hacernos florecer, y para que los demás digan: “Grandes cosas ha hecho Jehová con estos” (Sal. 126:3) ¡Dios nos hace florecer! Nunca perdamos de vista las promesas que Dios ha hecho. Nuestra actitud de fe en medio de las circunstancias determinará el éxito o el fracaso. El desierto no es permanente, es solo una temporada, es solo un estación más en el viaje dela vida. Es un proceso que nos prepara para entrar a un nuevo nivel de vida.
Lo maravilloso es que, muchas veces Dios permite algunos momentos desérticos, no para lastimarnos, sino para platicar con nosotros. En el desierto aprendemos a platicar con Dios y a escucharlo. Oseas 2:14 dice: “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón” Isaías 41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
Es por eso que en este día quiero decirle que, en estos tiempos de gran crisis y necesidad mundial, Dios nos anima por medio de su palabra a no temer mal alguno a pesar de lo que esté aconteciendo a nuestro alrededor.
En Jeremías 29:11 nos dice “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” Es decir para darnos un futuro con esperanza. ¡Animo! No temamos, porque este tiempo, es el tiempo de florecer.
La orquídea litofita, que crece en América Central, se caracteriza por crecer y desarrollarse sobre pedregales, e incluso en dunas de arena. Así mismo sucede con quienes apoyados en Cristo, quien es la Roca eterna, podemos florecer y tener esperanza, aún en el otoño de nuestras vidas.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.