La semana pasada fue una semana de horrores que se pueden resumir en cuatro aspectos: la ratería de las AFORES, la corrupción boyante de Arturo Saldívar (el “asesor de lujo” de la narcocandidata Claudia Sheinbaum, junto con Javier Corral), la reforma a la Ley de Amparo y la pretensión de amnistiar delincuentes a granel.
Por “farolear” el diccionario entiende: “Fachendear o papelonear. Sinónimos: fanfarronear, presumir, pavonarse, vanagloriarse, jactarse, farandulear […]”.[1] “Faroleamos” sería, pues, ese mismo verbo conjugado en la primera persona del plural; es decir: faranduleamos, papeloneamos, fanfarroneamos, presumimos, fachendeamos, nos pavoneamos, nos vanagloriamos o nos jactamos.
A su vez, el mismo diccionario entiende por “soflamero (ra)”, al que “usa soflamas”; y por “soflama” el mismo instrumento, en su tercera y cuarta acepción, entiende: “expresión artificiosa con que alguien intenta engañar o chasquear” y “discurso, alocución, perorata (término utilizado en sentido despectivo)”. Esta introducción de contenido gramatical se justifica por un inocente juego de letras en el que me ocupé para escribir estas líneas y que sirve de título a estos párrafos.
Así es, el anagrama de “Faroleamos” es “AMLOAFORES”. Con esa inocentada pretendí destacar que, en esto, como en todo, AMLO pretende hacer caravana con sombrero ajeno y confundir a la audiencia. Con un discurso soflamero y mendaz, el presidente intenta convencernos de que robarse el dinero de ese fondo está justificado. En pocas palabras, la presidencia de la República miente e intenta engañar a los mexicanos. No es cierto que apropiarse del dinero de las AFORES en los términos propuestos vaya a garantizar que los beneficiarios de una pensión reciban el equivalente al 100% de la última percepción que recibía como remuneración laboral. En los hechos se trata de una sola cosa: de una expropiación de los fondos para el retiro, o sea, de apropiarse el Estado del dinero privado de los trabajadores. Punto. Defender otro punto de vista es una memez.
En otros temas, ahora resulta que ordenar una investigación en materia de corrupción constituye una falta al debido proceso. ¡Es sólo una investigación! Si no hay delitos ni falta alguna, ¿cuál es el problema? Ahora resulta que para el accionar, legítimo y justificado que emprendió la Ministra Norma Piña a raíz de una denuncia anónima (mecanismo legal en tratándose de responsabilidades administrativas (segundo párrafo del artículo 91 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas: “Las denuncias podrán ser anónimas. En su caso, las autoridades investigadoras mantendrán con carácter de confidencial la identidad de las personas que denuncien las presuntas infracciones”[2]), la respuesta es política y la bancada morenista toda, se lanzó en contra de la titular del Poder Judicial para emprender un linchamiento político-mediático. Absurdo en un auténtico estado de derecho donde se privilegie la división de poderes y, sin embargo, los hechos ahí están a la vista.[3] Quien no lo entienda, sobre todo si se trata de un abogado, es un imbécil. Otra vez, punto final.
Como punto final merece la discusión sobre la reforma a la Ley de Amparo (y tildar de “imbéciles” los abogados que la impulsan, la votan o la defienden). Cancelar la posibilidad de declarar inconstitucional un acto jurídico de carácter general y suspender sus efectos, aunque sea en forma provisional (consecuencia lógica de una percepción prima facie de su inconstitucionalidad), constituye una aberración jurídica que destruye la noción misma del juicio de amparo y ahí está, MORENA toda (piltrafas de legisladores) votando a favor de esa desviación innombrable, estúpida e inconsecuente.
La que no tiene nombre, o que constituye la peor amenaza al derecho que se haya materializado en nuestro país en las últimas décadas, es la reforma a la Ley de Amnistía; esta medida implica que el presidente pueda amnistiar “a cualquier persona que haya sido sentenciada por cualquier delito, incluso narcotráfico, trata de personas, feminicidios, violación, secuestro o huachicol”.[4] Dada su política de los últimos años, su cercanía con el crimen organizado y su indiscutible política de “abrazos y no balazos” constituye una prueba fehaciente de que ésa es la consecuencia lógica para un gobierno que ha hecho del crimen organizado su mejor aliado.
Desaguisados sólo equiparables a esa barbaridad que declaró la hípermentirosa, feona y narcocandidata Claudia Sheinbaum, relativa a que: “no es cierto, es falso que si no se trabaja no se puede tener un buen nivel de vida” (hay güevones felices que se lo creen).[5]
Así los protagónicos de la Cuatroté. En esas andan, de mamones y sobrados. Por lo pronto, si los candidatos de MORENA a la presidencia de la República y al Congreso de la Unión ganan, habrá que amolarse (otro anagrama parcial que utiliza ese asco político-jurídico-político-social que es “AMLOAFORES”).Vaya a votar, no sea usted un tarado-crédulo-ignorante-atenido más.
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[1] Diccionario de la Real Academia Española.
[2] Énfasis añadido.
[3]Artículo titulado: “Denuncia contra Norma Piña, Acción de Zaldívar y Morena detallada por Miguel Eraña”, publicado el 17 de abril de 2024, por el periódico MILENIO.
[4]Artículo de la redacción titulado: “Ley de Amnistía: ¿Qué delitos podrá perdonar AMLO? Esto aprobó el Senado”, publicado el 18 de abril de 2024, por el periódico El Financiero.
[5]Artículo de Dalila Sarabia titulado: “‘Es mentira que si no se trabaja no se pueda vivir bien’: Sheinbaum defiende sistema de bienestar”, publicado el 12 de abril de 2024. [En línea]. Visible en el sitio de internet: https://www.animalpolitico.com/elecciones-2024/presidencia/sheinbaum-defiende-sistema-bienestar Consultado el 21 de abril de 2024 a las 20 hrs.