La transferencia de la GN trastocará sensiblemente diversos aspectos centrales de la vida pública
La discusión no es si los militares coadyuvan, o no, en la seguridad pública; es si son los responsables
Debe ser responsabilidad de las autoridades civiles
Apretones presidenciales a los gobernadores
La gobernadora chihuahuense, Maru Campos, se mantiene. No deben transferirse funciones a los militares
AMLO quiere guardar vino nuevo en odres viejos
El colmo, llama a la “paz mundial” mientras le da a su gobierno el giro más militarista de los gobiernos postrevolucionarios
Les pedimos disculpas a todos los lectores, debido a la insistencia en el tema abordado recurrentemente a lo largo de las últimas semanas, -la transferencia de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA)- y no reflexionar sobre temas importantísimos de la agenda local, como el del primer año de gobierno de Maru Campos.
A criterio del escribiente esa transferencia será el tema por el cual será recordada, preferentemente, la denominada 4T.
Es de la mayor importancia. Trascenderá más allá de la actual administración y, probablemente, por lo menos, las dos siguientes, independientemente del rumbo que se le dé a este agrupamiento y al papel otorgado a las fuerzas armadas.
Lo será, dicho sin ambages, porque llevará a niveles inimaginables la militarización del país y le otorgará a las fuerzas armadas un protagonismo cuyas consecuencias serán difícil de prever.
No son los únicos temas relacionados con ella, por supuesto que en primer lugar se ubica el de la inseguridad y la creciente violencia que hacen estragos en la sociedad mexicana, ante las cuales las estrategias instrumentadas por los gobiernos de la república, desde fines de la década de los 70 del siglo pasado, han fracasado rotundamente, y que el gobierno de López Obrador ha llevado al extremo de que sean las fuerzas armadas las responsables de la seguridad pública en el país, en una vuelta más a la militarización de la misma.
Ahora, de acuerdo con lo aprobado hasta hoy, el principal responsable, operativamente hablando, es el mismísimo Secretario de la Defensa Nacional.
Por supuesto que esta transferencia influirá decisivamente -lo está haciendo- en la elección presidencial del 2024; pero no solamente, toca también, y demarcará, los límites de las facultades de los gobernadores, y de algún modo, también, el de los alcaldes de los municipios más poblados del país, muchos de los cuales están inmersos en un creciente fortalecimiento de la delincuencia.
Y tiene que ver, obviamente, en la distribución de los recursos presupuestarios, lo que tiene como telón de fondo el de la urgente modificación a la distribución de ellos.
Paradójicamente, quienes hoy están en el gobierno actúan más como los gobernantes conservadores del siglo XIX mexicano, que sus antagonistas, los liberales.
Por ello las aportaciones federales a las partidas municipales y estatales destinadas a la seguridad pública han sufrido, sobre todo en el gobierno de López Obrador, una dramática disminución.
Las consecuencias son catastróficas, y lo serán más en el futuro -ya lo son- pues si no contamos con policías de esos niveles de gobierno capaces, equipadas y suficientes, no habrá fuerzas militares que puedan detener la actual oleada criminal… y la que sobrevendrá.
Más contradictorio resulta que el presidente López Obrador, después de haber prometido hacer, el 16 de septiembre, un discurso defensor de la soberanía nacional, emitió uno promotor de la paz mundial, justamente cuando se iniciaba, bajo su mando, el giro gubernamental más militarista de la época moderna.
A todo ha recurrido el presidente. Ahora a presionar a los gobernadores, ante lo cual, la mayoría se han allanado, en tanto que la chihuahuense, Maru Campos, quien sin desestimar el apoyo federal, planteó, así fuera tenuemente, su oposición a la transferencia de la GN: “… mientras haya miedo y esta situaciَn de inseguridad que nos rebasa a todos, por supuesto que se necesita”, dijo.
Y es que, prلcticamente en todas las entidades lideresas en la incidencia delictiva la presencia de las fuerzas militares es muy importante, y no solo eso, sino decisiva, a condiciَn de que se mantenga la preeminencia de la conducciَn civil.
No hay peor ejemplo del cَmo actْan los jefes militares que el escenificado por el jefe de la zona militar, el Gral. Jorge Juلrez Loera -quien llegَ a ocupar el 3o. lugar de la jerarquيa militar- en los primeros dيas del Operativo Conjunto Chihuahua: En esos dيas, se efectuَ una reuniَn con la presencia de empresarios, funcionarios del gobierno estatal -dirigido por Reyes Baeza-, funcionarios federales y jefes militares.
En su discurso, el Gral. Juلrez se dirigiَ con estas palabras al gobernador Reyes Baeza: “Aquي traigo un mazo, seٌor gobernador, esa es la orden de cateo que usaremos”.
Todos guardaron silencio.
El ejército mexicano debiَ retirarse de Juلrez en medio del mلs profundo descrédito y del gigantesco fracaso ante la matazَn del 2008-2011.
Luego llegarيan los contingentes de la policيa federal. Con ellos las extorsiones y secuestros crecieron a niveles inimaginables.
Juلrez se convirtiَ, con su presencia, y sin ellos, en la ciudad mلs violenta del planeta. Luego, la capital chihuahuense serيa la segunda mلs insegura en el mundo.
La reforma de la transferencia de la GN es bastante explيcita.
A partir de la fecha, el Secretario de la Defensa Nacional asume el manejo del “activo del Ejército y la Fuerza Aérea”, y ejercerل “el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional, conforme a la Estrategia Nacional de Seguridad Pْblica que defina la Secretarيa de Seguridad y Protecciَn Ciudadana;…”.
Asimismo, establece que la GN “para materializar sus fines, debe… Intervenir en materia de seguridad pْblica en el لmbito local, en coadyuvancia de las autoridades competentes…”.
Ademلs, tendrل como “niveles de mando” al secretario de la SEDENA y enseguida al titular de la Comandancia de la GN. Y si habيa dudas acerca del papel del jefe del ejército, a él le corresponde “Formular la Estrategia Nacional de Seguridad Pْblica, en lo aplicable a la Guardia Nacional, en colaboraciَn con la Secretarيa de la Defensa Nacional…”.
Al titular de la SEDENA le corresponde Ejercer el control operativo y administrativo de la GN…”. Aْn mلs, le propondrل al presidente al Comandante de la misma.
La oposiciَn aprobَ la creaciَn de la Guardia Nacional con la condiciَn de que se mantuviera como un cuerpo de vigilancia de carلcter civil.
De la debilidad de las fuerzas civiles habla el hecho de que en 24 entidades hay mلs soldados, marinos y guardias que policيas. (Nota de Rafael Lَpez, Milenio, 14/09/22).
Una investigaciَn de MILENIO revela “que las secretarيas de la Defensa Nacional y Marina, asي como la Guardia Nacional, han desdoblado en conjunto a 192 mil 831 militares a lo largo del paيs, mientras que en las 32 corporaciones estatales se desempeٌan 193 mil 890 agentes.”. (Ibيdem).
En esas entidades se encuentran las 6 con los mلs altos يndices delictivos, Guanajuato, Sinaloa, Jalisco, Baja California, Guerrero y Chihuahua.
Asombran Jalisco y Sinaloa, estados en los que, en el primer caso, las fuerzas federales son el triple de las estatales.
Peor estل Sinaloa, gobernado por Morena, en el que casi sextuplican a los policيas del estado!
En cambio, en Guanajuato, con gobierno panista, “catalogado como el estado mلs violento del paيs”, las fuerzas federales son una vez y media mayores a las locales.
Y Chihuahua, que ha ocupado, junto con Sinaloa y Baja California, los primeros lugares en homicidios a lo largo de los ْltimos 17 aٌos, las fuerzas federales son tres veces mayores a las estatales, 6 mil 364 elementos federales frente a los 2 mil 121 agentes locales.
Peor estل Baja California, entidad gobernada por Morena y en la que hay 7 militares por cada policيa estatal!!
Si se cree que la violencia generada por el crimen organizado solo podrل ser detenida si se mantiene al Ejército en las calles por mلs aٌos, se incurre en un gravيsimo error debido a que la violencia en lugares cooptados por el crimen organizado no ha disminuido gracias a la mera presencia del Ejército.
Debe instrumentarse una estrategia adecuada de seguridad pْblica, que ponga el énfasis en que, para enfrentar a la delincuencia hace falta, sي, atacar las causas sociales, pero también, y mلs en el momento actual, a las bandas criminales y eso sَlo se podrل lograr si se despliega una ofensiva en la que lo mلs importante sea el uso de las herramientas de la inteligencia policial, la detecciَn y monitoreo de los grupos criminales y el ataque a sus lيneas de suministros de todo tipo.
Como ocurre en el caso de Chihuahua, no basta con asignar crecientes recursos a la seguridad pْblica que, por otra parte, nunca serلn suficientes, para tener éxito en el combate a la delincuencia.
De acuerdo con una investigaciَn publicada de El Diario, el gasto en seguridad pْblica se elevَ en “282%… pero no hay resultados. Pasَ de mil 444 millones de pesos (en 2008) a 5 mil 518 millones (2020) en mلs de una década. Sin embargo dicho presupuesto no se ha reflejado en una disminuciَn de los يndices de violencia, que se mantienen al alza”. (Nota de David Piٌَn/Miguel Silva, El Diario, 22/12/19).
Son un fracaso, todos.
No ha habido, en todo el sexenio, frases que desnudaran tanto a la 4T en materia de seguridad pْblica, como las lanzadas por el diputado panista, Jorge Triana, quien les dijo a los morenistas que, “a lo mejor, no se hicieron las cosas tan mal en el pasado” pues “pusieron (el gobierno de AMLO) al secretario particular de Vicente Fox, como secretario de Seguridad y hoy es el gobernador de Sonora; al Secretario de Seguridad Pْblica de Vicente Fox lo nombraron Fiscal General de la Repْblica; al jefe de la zona naval de Guerrero, cuando la desapariciَn de los 43 de Ayotzinapa, es ahora Secretario de Marina; el delegado de la Policيa Federal en el estado de Guerrero en esas mismas fechas, hoy es el Secretario de Seguridad Pْblica de la Cd Mx, bajo un gobierno de MORENA”, ambos en el gobierno de Peٌa Nieto.
Mلs. Al “titular del Consejo de Seguridad Pْblica en ese mismo gobierno, lo hicieron Fiscal General de Campeche”.
“Al presidente del PAN, durante las elecciones presidenciales del 2006, y jefe de la logيstica de la presidencia de la Repْblica con Vicente Fox, lo hicieron Comisionado de Servicios de Protecciَn Federal, su nombre es Manuel Espino”.
“Y la cereza en el pastel: A un jefe de secciَn militar durante los sexenios de Felipe Calderَn y Peٌa Nieto lo hicieron jefe de la Guardia Nacional, el general Rodrيguez Bucio”.
El Ejército lleva dos sexenios en las calles y México sigue devastado por la violencia:
120 mil muertos en el sexenio de Calderَn; 156 mil durante la administraciَn de Peٌa, hoy casi son 134 mil… En tanto que los chihuahuenses caيdos en 15 aٌos rebasan los 35 mil.
[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF
Fuente de citas hemerogrلficas recientes: Informaciَn Procesada (INPRO)
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