César Lozano/ El Diario
Chihuahua— “Las presas del estado están siendo forzadas a trabajar por encima de su capacidad hasta en un 100 por ciento, y sus válvulas y accesorios podrían sufrir colapsos y descomposturas que serían catastróficas”, dijo ayer el académico de la UACH, con 50 años de experiencia, Roberto Antonio Ortega Armendáriz.
Destacó que, de llegarse a esa situación, los más perjudicados serían los productores agrícolas chihuahuenses.
“El problema principal radica en que los mecanismos de las presas La Boquilla, Las Vírgenes y Colina no fueron diseñados para extraer la cantidad que necesitan los distritos de riego, y todavía, aparte, enviar agua río abajo para el pago del Tratado Internacional de Agua”, explicó el experto.
Ortega Armendáriz expuso de manera técnica en varios videos de su cuenta de Facebook, los problemas de infraestructura que ya existen, y que por falta de conocimiento del personal de Conagua no se detectan.
“Esto -comentó- representa graves condiciones de negligencia, sobre todo por las bolsas de aire que se forman debido a la presión del agua, bolsas que dañan el concreto, las tuberías y en general el mecanismo de las presas”.
Resaltó que estos vasos de agua presentan problemas previos como el azolve, sobre todo en Las Vírgenes, presa que vierte cada tres años debido a que el nivel del río ya se encuentra a nivel de las tomas; mientras que La Boquilla tardará más de una década en llenarse pues en condiciones de cultivo normal de agua, vierte cada nueve años.
El ingeniero comentó que esta información esquematizada y explicada a profundidad ha tratado de exponerla ante funcionarios de Conagua, de Gobierno del Estado y de Gobierno federal, con el fin de cobren consciencia del problema que se está generando, pero no ha tenido respuesta favorable de ninguna instancia. Mientras, el deterioro del concreto en La Boquilla y Colina comienzan a ser evidentes.
Agregó que, en general, en el actual manejo del agua de las presas no se toman en cuenta este tipo de factores técnicos ni del daño que provocarán en la fauna acuática, y por lo tanto, a la economía de sectores enteros como el de los pescadores.
Enfatizó que cuando llegue el agua a los vasos con bajos niveles, aparte de que arrastrará grandes cantidades de arena que dañarán sistemas mecánicos, arrasará también con los peces.
Chihuahua manda mucha más agua que otros estados
Otro de los principales puntos que se deben tomar en cuenta, dijo, es la desigualdad con que se trata a Chihuahua por parte de la Federación y del Consejo de la Cuenca del Conchos, con sede en Nuevo León, institución que maneja de manera ventajosa y errónea la cantidad de miles de metros cúbicos de agua que los afluentes de Chihuahua, sobre todo del río Conchos, aportan al Bravo cada año.
Ortega Armendáriz reconoce que siempre se ha tratado de favorecer a Nuevo León en el tema del reparto del agua, ya que los indicadores del Consejo de la Cuenca del Bravo refieren que cada año los ríos de Chihuahua vierten 258 millones de metros cúbicos en el Bravo, pero en realidad se ha comprobado que son 757 millones de agua que llega a Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
Siendo Chihuahua el que, por mucho, paga la mayor cantidad de agua para el Tratado con Estados Unidos y no recibe una gota por parte de las demás entidades.
La incapacidad de la gente que representa a Chihuahua en el consejo, y en los foros de equidad en el reparto del agua, provoca que no se tenga consciencia de la desigualdad que impera, mientras de manera oficial se sigue mintiendo a través de modelos matemáticos neoleoneses, y el Gobierno federal se apura a mandar agua a Estados Unidos de donde sea para no caer en un “conflicto binacional”.
De esta manera se sacrifica a los agricultores de Chihuahua, quienes décadas atrás aceptaron suspender el ciclo de riego y producción de otoño-invierno, y ahora, no tienen siquiera certeza si tendrán agua para el riego de primavera-verano de 2021, concluyó el experto. (César Lozano / El Diario)